Meditaciones MRco Aurelio
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LIBRO III 71
dijeron la muerte de muchos, y también a ellos les alcanzó
el destino. Alejandro, Pompeyo y Cayo César, después de
haber arrasado hasta los cimientos tantas veces ciudades
enteras y destrozado en orden de combate numerosas miríadas
de jinetes e infantes, también ellos acabaron por perder
la vida. Heráclito'^\ después de haber hecho tantas investigaciones
sobre la conflagración del mundo, aquejado de hidropesía
y recubierto de estiércol, murió. A Demócrito'^'^,
los gusanos; gusanos también, pero distintos, acabaron con
Sócrates. ¿Qué significa esto? Te embarcaste, surcaste mares,
atracaste: ¡desembarca! Si es para entrar en otra vida,
tampoco allí está nada vacío de dioses; pero si es para encontrarte
en la insensibilidad, cesarás de soportar fatigas y
placeres y de estar al servicio de una envoltura tanto más
ruin cuanto más superior es la parte subordinada: ésta es
inteligencia y divinidad; aquélla, tierra y sangre mezclada
con polvo.
observación del cuerpo humano en estado de salud y enfermedad, en la
experiencia y en el acopio de datos, además de una rigurosa etiología.
Heráclito de Éfeso, filósofo presocrático; los estoicos reelaboraron
ciertos aspectos de su teoría. En cuanto a su muerte, la vieja anécdota de
que murió hidrópico encierra una ironía: el agua habría destruido al filósofo
que consideraba el fuego como el elemento primordial y que decía
que «el alma más seca es la mejor».
Demócrito de Abdera, presocrático. Junto con Leucipo es el
principal representante del atomismo. Buscó la solución al problema de
la Naturaleza mediante la afirmación de la existencia de átomos, dotados
de todos los atributos del Ser de Parménides, pero aceptando la posibilidad
del vacío. Según Diógenes Laercio murió de vejez. Pero también
aquí M. A. ironiza: el que afirmaba que los cueφos se descomponen en
mínimas partículas acabó descompuesto por unos seres mínimos: los gusanos.