Meditaciones MRco Aurelio
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LIBRO XII 199
iradas de inmediato. Porque será poco duradera semejante
atención, y a partir de ese momento habrá terminado la vida.
Mas, ¿qué tiene de malo que esas cosas sean así? Si, pues,
es acorde con la naturaleza, alégrate con ello y sea fácil para
ti. Y si es contrario a la naturaleza, indaga qué te corresponde
de acuerdo con tu naturaleza y afánate en buscarlo, aunque
carezca de fama. Pues toda persona que busca su bien
particular tiene disculpa.
17. De dónde ha venido cada cosa y de qué elementos
está formada, y en qué se transforma, y cómo será, una vez
transformada, y cómo ningún mal sufrirá.
18. Y en primer lugar, qué relación me vincula a ellos,
que hemos nacido los unos para los otros, y yo personalmente
he nacido, por otra razón, para ponerme al frente de ellos,
como el camero está al frente del rebaño y el toro al frente de
la vacada. Y remóntate más arriba partiendo de esta consideración:
«Si no son los átomos, es la naturaleza la que gobiema
el conjunto universal.» Si es así, los seres inferiores por causa
de los superiores, y éstos, los unos para los otros.
Y en segundo lugar, cómo se comportan en la mesa, en
la cama y en lo demás. Y sobre todo, qué necesidades tienen
procedentes de sus principios, y eso mismo, ¡con qué arrogancia
lo cumplen!
En tercer lugar, que, si con rectitud hacen esto, no hay
que molestarse, pero si no es así, evidentemente lo hacen
contra su voluntad y por ignorancia. Porque toda alma se
priva contra su voluntad tanto de la verdad como también de
comportarse en cada cosa según su valor. Por consiguiente,
les pesa oírse llamados injustos, insensatos, ambiciosos y,
en una palabra, capaces de faltar al prójimo.