Meditaciones MRco Aurelio
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
190 MliDITACIONliS
todo lo que le sobrevenga. Y la que dice: «Sálvense mis hijos»
y «alaben todos lo que haga» es un ojo que busca lo
verde, o dientes que reclaman lo tierno.
36. Nadie es tan afortunado que, en el momento de su
muerte, no le acompañen ciertas personas que acojan con
gusto el funesto desenlace. Era diligente y sabio. En último
término habrá alguno que diga para sí: «Al fin vamos a respirar,
libres de este preceptor.» «Ciertamente, con ninguno
de nosotros era severo, pero me daba cuenta de que, tácitamente,
nos condenaba». Esto, en efecto, se dirá respecto al
hombre diligente. Por lo que a nosotros se refiere, ¡cuántas
y cuán diferentes razones existen por las cuales muchos desean
verse libres de nosotros! Esta reflexión te harás al morir,
y te irás de este mundo con ánimo bastante más plácido
si te haces esas consideraciones: «Me alejo de una vida tal,
que en el curso de ella mis propios colaboradores, por los
que tanto luché, supliqué, sufrí desvelos, ellos mismos quieren
retirarme, confiados en la posibilidad de obtener cierta
comodidad con mi partida.» ¿Por qué, pues, resistirse a una
estancia más prolongada aquí? Mas no por eso te vayas con
ánimo peor dispuesto con ellos; antes bien, conserva tu carácter
propio, amistoso, benévolo, favorable, y no, al revés,
como si fueras arrancado, sino que, del mismo modo que en
una buena muerte el alma se desprende fácilmente del cuerpo,
así también debe producirse tu alejamiento de éstos.
Porque con éstos la naturaleza te ensambló y te mezcló íntimamente.
«Pero ahora te separa.» Me separo como de mis
íntimos sin ofrecer resistencia, sin violencia. Porque también
esto es uno de los hechos conformes a la naturaleza.
37. En toda acción hecha por cualquiera, acostúmbrate,
en la medida de tus posibilidades, a preguntarte: «¿Con qué