Meditaciones MRco Aurelio
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LIBRO XII 171
sobre el tiempo infinito y pensando en la rápida transformación
de cada cosa en particular, cuán breve es el tiempo que
separa el nacimiento de la disolución, cuán inmenso el período
anterior al nacimiento y cuán ilimitado igualmente el
período que seguirá a la disolución.
33. Todo cuanto ves, muy pronto será destruido y los
que han visto la destrucción dentro de muy poco serán también
destruidos; y el que murió en la vejez extrema acabará
igual que el que murió prematuramente.
34. Cuáles son sus guías rectores y en qué se afanan y
por qué razones aman y estiman. Acostúmbrate a mirar sus
pequeñas almas desnudas. Cuando piensan perjudicarte con
vituperios o favorecerte celebrándote, ¡cuánta pretensión!
35. La pérdida no es otra cosa que una transformación.
Y en eso se regocija la naturaleza del conjunto universal;
según ella, todo sucede desde la eternidad, sucedía de la
misma forma y otro tanto sucederá hasta el infinito. ¿Por
qué, pues, dices que todas las cosas se produjeron mal, que
así seguirán siempre y que, entre tan gran número de dioses,
ningún poder se ha encontrado nunca para corregir esos defectos,
sino que el mundo está condenado a estar inmerso en
males incesantes?
36. La podredumbre de la materia que subyace en cada
cosa es agua, polvo, huesecillos, suciedad. O de nuevo: los
mármoles son callosidades de la tierra; sedimentos, el oro,
la plata; el vestido, diminutos pelos; la púφura, sangre, y
otro tanto todo lo demás. También el hálito vital es algo semejante,
y se transforma de esto en aquello.
37. Basta de vida miserable, de murmuraciones, de astucias.
¿Por qué te turbas?, ¿qué novedad hay en eso?, ¿qué