Meditaciones MRco Aurelio
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LIBRO VII 133
por los dioses, como viniste! No te necesito. Has venido según
tu antigua costumbre. No me enfado contigo; únicamente,
vete.
18. ¿Se teme el cambio? ¿Y qué puede producirse sin
cambio? ¿Existe algo más querido y familiar a la naturaleza
del conjunto universal? ¿Podrías tú mismo lavarte con agua
caliente, si la leña no se transformara? ¿Podrías nutrirte, si
no se transformaran los alimentos? Y otra cosa cualquiera
entre las útiles, ¿podría cumplirse sin transformación? ¿No
te das cuenta, pues, de que tu propia transfonnación es algo
similar e igualmente necesaria a la naturaleza del conjunto
universal?
19. Por la sustancia del conjunto universal, como a través
de un torrente, discurren todos los cueφos, connaturales
y colaboradores del conjunto universal, al igual que nuestros
miembros entre sí. ¡A cuántos Crisipos, a cuántos Sócrates,
a cuántos Epictetos absorbió ya el tiempo! Idéntico pensamiento
acuda a ti respecto a todo tipo de hombre y a toda
cosa.
20. Una sola cosa me inquieta, el temor a que haga algo
que mi constitución de hombre no quiere, o de la manera
que no quiere, o lo que ahora no quiere.
21. Próximo está tu olvido de todo, próximo también el
olvido de todo respecto a ti.
22. Propio del hombre es amar incluso a los que tropiezan.
Y eso se consigue, en cuanto se te ocurra pensar que
son tus familiares, y que pecan por ignorancia y contra su
voluntad, y que, dentro de poco, ambos estaréis muertos y
que, ante todo, no te dañó, puesto que no hizo a tu guía interior
peor de lo que era antes.