Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
«Hasta ahora éste ha sido el propósito de lo que estoy pensando...
pero ahora voy a cambiarlo...»
A medida que empiezas a pensar sobre un asunto se puede hacer
obvio que la definición inicial era demasiado reducida. De ahí procede
el cambio. Pero debes decirte a ti mismo o a los demás que lo
estás haciendo.
LA DEFINICIÓN «CORRECTA»
Muchos libros sobre resolución de problemas enfatizan la importancia
de hallar y utilizar la definición «correcta» de los mismos. Si la encuentras,
resolverlos será fácil. Esto suena muy bien pero es bastante deshonesto.
El único momento en que puedes encontrar la definición «correcta» es
cuando ya has resuelto el dilema. Entonces miras atrás y dices: «Si hubiera
definido el problema de este modo lo habría resuelto».
No existe una forma mágica de hallar la definición «correcta», pero
podemos buscarla. Podemos buscar distintas definiciones hasta que lleguemos
a una que parezca prometedora. Incluso podemos usar diversas
definiciones del problema.
Consideremos la siguiente situación. Un vecino pone la música demasiado
alta durante la noche. Esto te molesta y no te deja dormir. ¿Cómo
podríamos definir el problema? ¿Cómo podríamos definir el propósito de
nuestro pensamiento?
«¿Qué puedo hacer para que mi vecino baje la música ?»
«¿Cómo puedo hacer que mi vecino ponga la música que me gusta?»
«¿Qué puedo hacer para que me guste la música que pone mi vecino?»
«¿Cómo puedo evitar oír la música aunque ía esté poniendo alta?»
«¿Qué puedo hacer para no enfadarme por el hecho de que mi vecino
ponga la música demasiado alta?»
«¿Cómo puedo darle una lección a mi vecino?»
Cada una de estas frases es una definición alternativa de cuál podría
ser el propósito de mi pensamiento. 1 odas vuelven al mismo problema, pero
las distintas definiciones pueden conducir a soluciones muy diferentes.