11.12.2020 Views

A_Dos_Metros_de_Ti

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

El número 22 probablemente fue un poco ambicioso para un viernes

por la tarde, pero al menos por ahora puedo tachar el número 17, "Decorar

paredes". Miro alrededor de la habitación anteriormente austera en la que

he pasado la mayor parte de la mañana haciendo mía. Una vez más, las

paredes ahora están llenas con el arte que Abby me ha dado a través de los

años, fragmentos de color y vida saltando de las paredes blanco clínica, cada

una producto de un viaje diferente al hospital.

Yo con un goteo intravenoso en mi brazo, la bolsa llena de mariposas

de diferentes formas, colores y tamaños. Yo usando una cánula nasal, el

cable torciéndose para formar un signo de infinito. Yo con mi nebulizador,

el vapor saliendo de él formando un halo turbio. Luego está la más delicada,

un tornado de estrellas descoloridas que dibujó por mi primera vez aquí.

No es tan pulido como su material posterior, pero de alguna manera

eso me gusta más.

Y justo debajo de todo esa vibra… mi montón de equipo médico,

acomodado justo al lado de una horrible silla de imitación de cuero verde

que viene de serie en todas las habitaciones aquí en Saint Grace. Observo

con cautela el atril vacío de la IV, sabiendo que mi primera de muchas

rondas de antibióticos durante el próximo mes está a una hora y nueve

minutos. Suerte la mía.

—¡Aquí está! —Llama una voz desde afuera de mi habitación. Levanto

la mirada mientas la puerta se abre lentamente y aparecen dos caras

familiares en la pequeña grieta de la puerta. Camila y Mya me han visitado

aquí un millón de veces en la última década, y todavía no pueden llegar

desde el vestíbulo a mi habitación sin preguntarle a cada persona en el

edificio cómo llegar.

—Habitación equivocada —les digo, sonriendo mientras una mirada de

alivio puro pasa sobre ellas.

Mya se ríe, empujando la puerta para abrirla por completo.

—Honestamente podría haberlo sido. Este lugar sigue siendo un

laberinto de mierda.

—¿Están emocionadas? —digo, saltando para abrazarlas a ambas.

Camila se aleja para mirarme, haciendo pucheros, su cabello de color

marrón oscuro prácticamente caído junto con ella.

—Segundo viaje consecutivo sin ti.

Es verdad. Esta no es la primera vez que mi fibrosis quística me saca

de la carrera para un viaje de la clase o unas vacaciones soleadas o un

evento escolar. Alrededor del 70 por ciento de las veces, las cosas son

bastante normales para mí. Voy a la escuela, salgo con Camila y Mya,

trabajo en mi aplicación. Lo hago todo con pulmones de bajo

funcionamiento. Pero el 30 por ciento restante de mi tiempo, la FQ controla

mi vida. Es decir, cuando necesito volver al hospital para un ajuste, me

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!