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razón, hacer mis tratamientos la está ayudando a relajarse. Gradualmente,
se está volviendo cada vez menos tensa.
Y, no mentiré, incluso después de dos días, es mucho más fácil
levantarse por la mañana. Estoy seguro de respiro mejor.
En la tarde del segundo día, comienzo a ponerme mi AffloVest, saltando
de sorpresa cuando Barb aparece por la puerta, lista para la habitual pelea
de las cuatro en punto que tenemos al respecto. Ella siempre gana la pelea
para seguir adelante después de amenazar con confinarme en una sala
aislada, pero eso no me impide intentar no usarlo.
Cierro mi computadora portátil, terminando abruptamente mi llamada
de Skype con Stella mientras Barb y yo nos miramos fijamente en un clásico
enfrentamiento del Viejo Oeste. Ella me mira desde el AffloVest, el acero en
su cara se desvanece en una expresión de asombro.
—No creo lo que ven mis ojos. Te estás poniendo tu AffloVest.
Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa, mirando el
compresor para verificar que todo esté bien conectado. Me parece bien, pero
definitivamente ha pasado un tiempo desde la última vez que lo hice yo
mismo.
—Son las cuatro en punto, ¿no?
Ella pone los ojos en blanco y me clava una mirada.
—Déjalo encendido todo el tiempo —dice antes de deslizarse por la
puerta.
La puerta está apenas cerrada antes de que abra mi computadora
portátil, llamando a Stella por Skype mientras me tumbo boca abajo en mi
cama, con una bandeja rosa en la mano para eliminar el moco.
—Oye, lamento eso. Barb... —empiezo a decir cuando contesta, mi voz
se apaga cuando noto la expresión abatida en su rostro, sus labios llenos
fruncidos mientras mira su teléfono—. ¿Estás bien?
—Sí —dice, mirándome y respirando profundamente—. Toda mi clase
está en Cabo por el viaje de graduación de nuestra escuela. —Gira su
teléfono para mostrarme una foto de Instagram de un grupo de personas
con trajes de baño, gafas de sol y sombreros, posando felizmente en una
playa.
Se encoge de hombros, bajando su teléfono. Puedo escuchar su chaleco
vibrando a través de la computadora, el zumbido constante al mismo tiempo
que el mío.
—Solo estoy un poco disgustada de no estar allí.