11.12.2020 Views

A_Dos_Metros_de_Ti

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La Dra. Hamid me da una última sonrisa de labios finos antes de irse.

Mi mamá se da vuelta para mirarme, sus ojos azules son penetrantes, su

voz mordida.

—Me costó mucho esfuerzo meterte en este programa, Will.

Si por "esfuerzo" se refiere a escribir un cheque que podría enviar un

pequeño pueblo a la universidad, entonces definitivamente puso un poco de

esfuerzo para que yo pudiera ser una placa de Petri humana.

—¿Qué deseas? ¿Un agradecimiento por llevarme a otro hospital y

perder más tiempo? —Me levanto y me acerco a ella—. En dos semanas

tendré dieciocho años. Un adulto legal. Ya no tendrás las riendas.

Por un segundo se ve desconcertada, luego sus ojos se estrechan en

mí. Agarra su último abrigo de Prada de la silla que está junto a la puerta,

se lo pone y mira hacia atrás para mirarme.

—Te veré en tu cumpleaños.

Me inclino hacia la puerta, observándola irse, sus tacones sonando por

el pasillo. Se detiene en la estación de enfermeras, donde Barb está hojeando

algunos papeles.

—Barb, ¿verdad? Déjame darte mi celular. —La oigo decir mientras

abre su bolso, agarrando su billetera desde adentro—. Si la cevaflomalina

no funciona, Will puede... volverse difícil.

Cuando Barb no dice nada, saca una tarjeta de visita de su billetera.

—Ya ha estado decepcionado tantas veces, y espera estar decepcionado

otra vez. Si no está cumpliendo, ¿me llamarás?

Ella coloca la tarjeta de visita en el mostrador antes de colocar un billete

de cien encima, ya que es un restaurante elegante y soy una mesa que

necesita ser adulada. Guau. Eso es simplemente genial.

Barb mira fijamente el dinero, levantando las cejas a mi madre.

—Eso fue inapropiado, ¿verdad? Lo siento. Hemos estado en muchos…

Su voz se desvanece, y veo como Barb toma la tarjeta de visita y el

dinero del mostrador, encontrando la mirada de mi madre con el mismo

aspecto de determinación que me da cuando me obliga a tomar alguna

medicina.

—No se preocupe. Está en buenas manos. —Presiona los cien en la

mano de mi madre, se guarda la tarjeta de visita y mira más allá de mi

madre para encontrarse con mis ojos.

Me meto de nuevo en mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí y

tirando del cuello de mi camiseta. Me acerco a la ventana, y luego vuelvo a

sentarme en mi cama, y luego vuelvo a la ventana, empujando las persianas

cuando las paredes comienzan a cerrarse sobre mí.

Necesito salir. Necesito aire que no esté lleno de antiséptico.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!