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Quiero ir a un viaje por todo el mundo donde simplemente vaya a todos los
lugares en los que he estado en un hospital, pero nunca pude explorar.
Jason dijo que, si alguna vez pudiera hacerlo, iría conmigo.
Ella aprieta mi mano, asintiendo, entendiendo, la nieve se aferra a
nuestras manos y nuestros brazos y nuestras chaquetas.
—¿Te gusta el clima cálido o frío? —le pregunto.
Se muerde el labio, pensando.
—Me gusta la nieve. Pero, aparte de eso, creo que prefiero el clima
cálido. —Me mira con curiosidad—. ¿Tú?
—Me gusta el frío. Sin embargo, no soy un gran fanático de andar por
ahí —respondo, arreglando mi gorro y sonriéndole con una sonrisa burlona.
Me agacho, recogiendo un poco de nieve y empaquetándola—. Pero soy un
gran fanático de las bolas de nieve.
Ella levanta las manos, sacudiendo la cabeza y riendo mientras se aleja
de mí.
—Will. No lo hagas.
Luego, recoge una bola de nieve y, con la velocidad del rayo, me atrapa
justo en el pecho. La miro asombrado, cayendo dramáticamente de rodillas.
—¡Me han golpeado!
Ella me marca con otra en respuesta, golpeándome en el brazo con un
objetivo de francotirador. La persigo, los dos riendo y arrojando nieve el uno
al otro mientras nos dirigimos hacia las luces.
Demasiado pronto, ambos comenzamos a jadear por respirar.
Agarro su mano en tregua mientras resoplamos y subimos una colina,
dándome la vuelta para mirar todo cuando finalmente llegamos a la cima.
Stella exhala, la niebla sale de su boca mientras miramos la nieve y el
hospital, muy por detrás de nosotros.
—Claro, se ve mejor detrás de nosotros.
Le doy un vistazo, observando cómo la nieve cae suavemente sobre su
cabello y su cara.
—¿Estaba esto en tu lista de tareas pendientes? ¿Romper con Will?
Ella se ríe, suena alegre, real, a pesar de todo.
—No. Pero mi lista de tareas ha cambiado.
Extiende los brazos y cae sobre la colina, la nieve cede a su alrededor,
resoplando suavemente mientras aterriza en ella. La observo mientras hace
un ángel de nieve, riéndose mientras sus brazos y piernas se mueven de un
lado a otro, de un lado a otro. No hay una lista de tareas pendientes, ningún
hospital asfixiante, ningún régimen obsesivo, nadie más por quien
preocuparse.