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e siento en mi silla, esperando a que Barb venga a llevarme al
aislamiento, tal como merezco. La mañana se ha convertido en
tarde, la tarde en atardecer, el atardecer en noche y todavía no he
escuchado nada de ella, la amenaza que dio ayer enterrada bajo lo que ha
sucedido.
Mis ojos viajan al reloj en mi mesita de noche mientras pasa otro
minuto. Cada cambio en los números rojos pone ayer más en el pasado.
Pone a Poe en el pasado.
Poe murió en mi cumpleaños.
Sacudo la cabeza tristemente, recordando su risa en la cena. Estaba
bien y entonces solo así...
Me pateo, la sorpresa y el horror que llenaron el rostro de Stella cuando
me miró, la ira cuando me apartó, persiguiéndome por millonésima vez hoy.
¿Por qué hice eso? ¿Qué estaba pensando?
No lo estaba haciendo. Ese es el problema. Stella pensaba en todas las
reglas y ¿yo no pude simplemente seguirlas? ¿Qué pasa conmigo? Es solo
una cuestión de tiempo antes de que haga algo realmente estúpido. Algo que
nos mate a los dos.
Me voy a largar de aquí.
Me levanto de la silla, agarrando mi gran bolso de debajo de mi cama.
Abro los cajones y meto mi ropa en él, limpiando todo lo más rápido que
puedo. Llamo a un Uber, meto mis materiales de arte y mis cuadernos de
bocetos en mi mochila, los lápices y los papeles metidos meticulosamente
dentro después de las cosas importantes. Coloco suavemente la caricatura
enmarcada de mi madre sobre el montículo en mi bolsa de viaje,
envolviéndola con cuidado en una camisa, antes de cerrar mi bolsa y dejar
caer una marca para que el conductor me encuentre en la entrada este.
Me pongo el abrigo y salgo de mi habitación, revisando el pasillo hacia
las puertas dobles y por el ascensor hasta el vestíbulo este. Poniéndome mi
gorro, abro la puerta con mi costado, dirigiéndome justo dentro de las
puertas del vestíbulo para esperar.