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noche.
El resopla
or qué no empaqué nada bonito? —Lloro a Poe, que está
apoyado en la puerta ayudándome. Saco el pijama y los
pantalones deportivos y las holgadas camisetas de mis cajones
mientras busco desesperadamente algo para ponerme esta
—Correcto. ¿Porque usualmente empacas para un romance caliente en
el hospital?
Saco un bóxer sedoso y diminuto, mirándolos. No podría ¿o sí? Quiero
decir, es este o un par de holgados pantalones de franela que recibí de Abby.
—Tengo buenas piernas, ¿verdad?
—¡Ni siquiera lo pienses, ho! —dice, mirándome antes de que los dos
nos echemos a reír.
Pienso en mis amigas en su última noche en Cabo, y por primera vez
desde que llegué aquí, no desearía estar allí. Ojalá estuvieran aquí,
ayudándome a prepararme. En todo caso, me alegro de no estar a kilómetros
de distancia en este momento.
Miro el reloj de mi mesita de noche. Cinco en punto. Tengo cuatro horas
para resolver algo...
Cruzo las puertas del atrio y noto un jarrón lleno de rosas blancas.
Agarro una, doblando el tallo hasta que encaja, y la coloco detrás de mi
oreja. Mirando mi reflejo en el vidrio de la puerta, sonrío, nerviosamente,
dándome una rápida ojeada. Mi cabello está suelto, el frente atado hacia
atrás con la cinta de las flores emergentes de Will, y estoy usando el bóxer
de seda y una camiseta sin mangas, a pesar de la risa de Poe.