2 pideme lo que quieras ahora y siempre de megan maxwell

dianuchisyo88
from dianuchisyo88 More from this publisher
04.12.2020 Views

Como soy incapaz de ocultar mis sentimientos al hombre que me dio la vida y meadora, respondo:—Papá, es todo tan complicado que..., que... me agobio.—¿Complicado?—Sí, papá..., mucho.—¿Has vuelto a discutir con Eric? —indaga mi padre sin entenderme bien.—No, papá, no. Nada de eso.—Entonces, ¿cuál es el problema, cariño?Antes de decir algo, me convenzo de que necesito hablar con él de lo que me pasa.—Papá, yo quiero estar con vosotros en Nochevieja. Deseo verte a ti, a Luz y a laloca de Raquel, pero..., pero...La cariñosa risa de mi progenitor me hace sonreír aun sin ganas.—Pero estás enamorada de Eric y también quieres estar con él, ¿verdad, cariño?—Sí, papá, y me siento fatal por ello —susurro mientras observo que dos azafatasse ponen en la puerta de embarque por la que tengo que entrar en el avión.—¿Sabes, morenita? Cuando yo conocí a tu madre, ella vivía en Barcelona y, comobien sabes, yo en Jerez, y te aseguro que lo que te pasa a ti, yo lo he sentido anteriormente,y el consejo que te puedo dar es que te dejes llevar por el corazón.—Pero, papá, yo...—Escúchame y calla, mi vida. Tanto Luz como tu hermana o yo sabemos que nosquieres. Te vamos a tener y a querer el resto de nuestras vidas, pero tu camino ha decomenzar como antes comenzó el mío y después el de tu hermana cuando se casó. Séegoísta, miarma. Piensa en lo que tú quieres y en lo que deseas. Y si en este momento tucorazón te pide que te quedes en Alemania con Eric, ¡hazlo! ¡Disfrútalo! Porque si lo hacesyo estaré más feliz que si te tengo aquí a mi lado triste y ojerosa.—Papa..., qué romanticón eres —sollozo, conmovida por sus palabras.—¡Ea, ea!, morenita.—¡Aisss, papá! —lloro con emoción—. Eres el mejor..., el mejor.Su bondad vuelve a llenarme el alma cuando lo oigo decir:—Eres mi niña y te conozco mejor que nadie en el mundo, y yo sólo quiero que seasfeliz. Y si tu felicidad está con ese alemán que te saca de tus casillas, ¡bendito sea Dios! Séfeliz y disfruta de la vida. Yo sé que me quieres, y tú sabes que yo te quiero. ¿Dónde está elproblema? Da igual que estés en Alemania o a mi lado para saber que nos tendremos el unoal otro el resto de nuestras vidas. Porque tú eres mi morenita, y eso, ni la distancia, ni Eric,ni nada, lo va a cambiar. —Emocionada por sus palabras, lloro, y él sigue—: Vamos...,vamos..., no me llores, que entonces me pongo nervioso y me sube la tensión. Y tú noquieres eso, ¿verdad?Su pregunta me hace soltar una risotada cargada de lágrimas. Mi padre es grande.¡Muy grande!—Vamos a ver, mi niña, ¿por qué no te quedas en Alemania y pasas la Nocheviejaalegre y feliz? Éste es el comienzo de la vida que habías planeado hace poco y creo queempezarla en Navidades será siempre un bonito recuerdo para vosotros, ¿no crees?—Papá..., ¿de verdad que no te importa?—Por supuesto que no, mi vida. Por lo tanto, sonríe y ve en busca de Eric. Dale unsaludo de mi parte y, por favor, sé feliz para que yo lo pueda ser también, ¿de acuerdo?—De acuerdo, papá. —Y antes de colgar, añado—: Mañana por la noche osllamaré. Te quiero, papá. Te quiero mucho.

—Yo también te quiero, morenita.Conmovida, emocionada y con mil sensaciones en mi interior, cierro el móvil y melimpio las lágrimas. Durante varios minutos permanezco sentada mientras mi cabeza piensaen qué debo hacer. ¿Papá o Eric? ¿Eric o papá? Al final, cuando la gente de mi vuelocomienza a embarcar, agarro la mochila y tengo muy claro dónde tengo que ir. En busca demi amor.

Como soy incapaz de ocultar mis sentimientos al hombre que me dio la vida y me

adora, respondo:

—Papá, es todo tan complicado que..., que... me agobio.

—¿Complicado?

—Sí, papá..., mucho.

—¿Has vuelto a discutir con Eric? —indaga mi padre sin entenderme bien.

—No, papá, no. Nada de eso.

—Entonces, ¿cuál es el problema, cariño?

Antes de decir algo, me convenzo de que necesito hablar con él de lo que me pasa.

—Papá, yo quiero estar con vosotros en Nochevieja. Deseo verte a ti, a Luz y a la

loca de Raquel, pero..., pero...

La cariñosa risa de mi progenitor me hace sonreír aun sin ganas.

—Pero estás enamorada de Eric y también quieres estar con él, ¿verdad, cariño?

—Sí, papá, y me siento fatal por ello —susurro mientras observo que dos azafatas

se ponen en la puerta de embarque por la que tengo que entrar en el avión.

—¿Sabes, morenita? Cuando yo conocí a tu madre, ella vivía en Barcelona y, como

bien sabes, yo en Jerez, y te aseguro que lo que te pasa a ti, yo lo he sentido anteriormente,

y el consejo que te puedo dar es que te dejes llevar por el corazón.

—Pero, papá, yo...

—Escúchame y calla, mi vida. Tanto Luz como tu hermana o yo sabemos que nos

quieres. Te vamos a tener y a querer el resto de nuestras vidas, pero tu camino ha de

comenzar como antes comenzó el mío y después el de tu hermana cuando se casó. Sé

egoísta, miarma. Piensa en lo que tú quieres y en lo que deseas. Y si en este momento tu

corazón te pide que te quedes en Alemania con Eric, ¡hazlo! ¡Disfrútalo! Porque si lo haces

yo estaré más feliz que si te tengo aquí a mi lado triste y ojerosa.

—Papa..., qué romanticón eres —sollozo, conmovida por sus palabras.

—¡Ea, ea!, morenita.

—¡Aisss, papá! —lloro con emoción—. Eres el mejor..., el mejor.

Su bondad vuelve a llenarme el alma cuando lo oigo decir:

—Eres mi niña y te conozco mejor que nadie en el mundo, y yo sólo quiero que seas

feliz. Y si tu felicidad está con ese alemán que te saca de tus casillas, ¡bendito sea Dios! Sé

feliz y disfruta de la vida. Yo sé que me quieres, y tú sabes que yo te quiero. ¿Dónde está el

problema? Da igual que estés en Alemania o a mi lado para saber que nos tendremos el uno

al otro el resto de nuestras vidas. Porque tú eres mi morenita, y eso, ni la distancia, ni Eric,

ni nada, lo va a cambiar. —Emocionada por sus palabras, lloro, y él sigue—: Vamos...,

vamos..., no me llores, que entonces me pongo nervioso y me sube la tensión. Y tú no

quieres eso, ¿verdad?

Su pregunta me hace soltar una risotada cargada de lágrimas. Mi padre es grande.

¡Muy grande!

—Vamos a ver, mi niña, ¿por qué no te quedas en Alemania y pasas la Nochevieja

alegre y feliz? Éste es el comienzo de la vida que habías planeado hace poco y creo que

empezarla en Navidades será siempre un bonito recuerdo para vosotros, ¿no crees?

—Papá..., ¿de verdad que no te importa?

—Por supuesto que no, mi vida. Por lo tanto, sonríe y ve en busca de Eric. Dale un

saludo de mi parte y, por favor, sé feliz para que yo lo pueda ser también, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, papá. —Y antes de colgar, añado—: Mañana por la noche os

llamaré. Te quiero, papá. Te quiero mucho.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!