04.12.2020 Views

2 pideme lo que quieras ahora y siempre de megan maxwell

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Muevo la cabeza a modo de aprobación y doy un paso atrás para alejarme de él, o

no respondo de mis actos.

Miro a mi alrededor en busca de una salida, y al ver la escalera doble por la que el

matrimonio ha subido, susurro mientras él me coge de la mano:

—Impresionante.

—¿Te gusta? —pregunta, inquieto.

—¡Dios, Eric...! ¿Cómo no me va a gustar? Pero..., pero si esto es alucinante.

Enorme. Precioso.

—Ven, te enseñaré la casa —dice sin soltarme de la mano—. Estamos solos, a

excepción de Simona y Norbert, pero ya se van. Flyn está en la casa de mi madre. Mañana

lo recogeremos.

Me gusta el tacto de su mano, y sentir su felicidad rompe poco a poco la coraza de

frialdad que hay en mi corazón. Entramos en un maravilloso salón donde una gran y

señorial chimenea encendida invita a calentarse frente a un sillón color chocolate. Me fijo

en todo. Muebles oscuros y sobriedad. Es una casa de hombres. Ni una foto. Ni un detalle

femenino. Nada.

Cogida de su mano, me enseña todas las estancias de la primera planta: dos

preciosos baños, una increíble cocina de diseño, un lavadero. Camino a su lado sorprendida

por todo lo que veo. Recorremos un pasillo, abre una puerta y salimos a un enorme e

impoluto garaje.

¡Dios! ¡El sueño de mi padre!

Hay aparcados un Mitsubishi todoterreno azul oscuro, un Maybach Exelero gris

claro, un Audi A6 negro y una moto BMW 1.100 gris oscura. Lo miro todo atónita, y

cuando creo que ya no puedo asombrarme más, al regresar por el pasillo, abre otra puerta y

ante mí aparece una espectacular y rectangular piscina que me deja totalmente boquiabierta.

Piscina interior. ¡Qué lujazo!

Eric sonríe. Parece divertido al ver mis gestos de sorpresa. Intento retenerlos, pero

no lo consigo. ¡Soy así de exagerada!

Una vez que salimos de la estancia azulada donde está la piscina, seguimos por el

pasillo y entramos en un despacho. Su despacho. Todo es de roble oscuro y hay una enorme

librería con una escalerita móvil de esas que siempre veo en las películas. ¡Qué chulada!

Sobre la mesa descansa un portátil de veinte pulgadas y en una mesa auxiliar una

impresora y varios aparatos informáticos más. A la derecha de la mesa, hay una chimenea

encendida y, a la izquierda, una vitrina de cristal que contiene varias pistolas.

—Son tuyas, ¿verdad? —pregunto después de acercarme a la vitrina.

—Sí.

Observo las pistolas con repelús.

—Nunca me han gustado las armas. —Y antes de que diga nada, continúo—:

¿Sabes utilizarlas?

Como siempre, me mira..., me mira y, al final, dice:

—Un poco. Practico tiro olímpico.

Sin dejarme preguntar más me vuelve a tomar de la mano y salimos del despacho.

Entramos en una segunda estancia, donde hay multitud de juguetes y un escritorio. Me

indica que es la habitación de juegos y estudios de Flyn. Todo está pulcramente ordenado.

No hay nada fuera de lugar, y eso me sorprende. Si mi sobrina o yo misma dispusiéramos

de una habitación de juegos sería el caos personificado.

No expreso nada de lo que pienso, y salimos de la habitación para entrar en otra.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!