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entramos en otra sala diferente de la primera.
Veo a Björn con la chica que ha venido y sonrío al ver cómo él y Dexter la hacen
reír mientras los dos le tocan los pechos. Eric me lleva hasta la barra. Miro alrededor y no
veo a Frida ni a Andrés. Pedimos algo de beber. Tengo la boca seca. Con mimo, mi amor
me mira. Pasea sus nudillos por mi rostro y leo su boca cuando dice «te quiero». Después
acerca un taburete y me siento.
Segundos más tarde, varias personas se acercan a nosotros. Eric me los presenta.
Una de ellas, al escucharme hablar, se da cuenta de que soy española y dice «¡olé!».
¡Qué cansinos, por favor!
En un momento dado, una de las mujeres sonríe ante algo que comenta Eric, y mi
amor me ordena:
—Abre las piernas, Jud.
Lo hago. Aquella desconocida toca mis piernas. Sube su mano por mis muslos hasta
llegar a mi vagina, donde posa su palma, y musita.
—Me gustan depiladas.
Eric asiente, y tras dar un trago a su bebida, añade:
—Está totalmente depilada.
La mujer se pasa la lengua por la boca, sonríe y, llevando su otra mano a uno de mis
pechos, los toca por encima del vestido y murmura mientras los aprieta:
—Tú y yo lo vamos a pasar muy bien.
El morbo me puede. Asiento.
—Me gustan mucho..., mucho las mujeres. Y tú me gustas —insiste ella.
Abro más las piernas y la mujer mete un dedo en mí sin importarme que lo haga en
esa sala llena de gente. Levanto el mentón. Me echo hacia adelante en el taburete para que
ella tenga más accesibilidad, y Eric murmura en mi oído:
—Ésta va a ser la mujer que va a jugar contigo, ¿te gusta?
Paseo mi mirada por ella y asiento. La otra saca su mano de entre mis piernas, se
chupa el dedo que ha estado en mi interior y sonríe.
Yo hago lo mismo y escucho decir a mi chico:
—Os esperamos en la habitación negra.
Sin más, la mujer se aleja, y mi chico, mirándome, pregunta:
—¿Dispuesta a jugar?
Asiento.
Estoy tan excitada que los labios me tiemblan al sonreír. De su mano, camino por el
local.
Traspasamos una puerta, caminamos por un pasillo y veo a Frida y a Andrés sobre
la cama de una habitación abierta. Frida no me ve, está totalmente entregada disfrutando
entre las piernas de una mujer, mientras ella le hace una felación a Andrés y otro hombre
penetra a Frida.
Excitante.
Eric y yo los miramos. Seguimos nuestro camino. Él abre una puerta. Entramos en
la habitación. No veo nada, y mi amor dice:
—No te muevas.
Instantes después, la habitación se ilumina tenuemente en lila al proyectarse en una
de sus paredes una película porno. Curiosa, observo la estancia. Hay una cama redonda, un
sillón, una especie de encimera y, al fondo, una mampara con una ducha. Eric me abraza.
Me besa la oreja y me la chupa mientras observamos las imágenes calientes que se