04.12.2020 Views

2 pideme lo que quieras ahora y siempre de megan maxwell

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—No lo sé. Me imagino que es porque su nombre es Sonia.

—¿Y no te gustaría llamarla abuela? Yo estoy segura de que a ella le emocionaría

mucho que la llamaras así. Llámala un día por teléfono y vete con ella a merendar, a comer,

a cenar. Pídele que te cuente cosas de tu mamá, y estoy convencida de que te darás cuenta

de lo importante que eres tú para ella y para tu tía Marta.

El crío asiente. Silencio. Pero de pronto dice:

—Yo moví la coca-cola para que te saltara en la cara el otro día.

Recordarlo me hace reír. ¡Será cabronazo! Pero dispuesta a no tenerle nada en

cuenta, asevero:

—Me lo imaginaba.

—¿Te lo imaginabas?

—Sí.

—¿Y por qué no dijiste nada al tío Eric?

—Porque yo no soy una chivata, Flyn. —Y, al ver cómo me mira, le toco su oscuro

cabello, y añado—: Pero eso ya no importa. Lo importante es que a partir de ahora

intentaremos llevarnos bien y ser amigos, ¿te parece buena idea?

Asiente. Pone su pulgar ante mí y volvemos a hacer nuestro saludo. Yo sonrío.

Sus ojos recorren la habitación con curiosidad y veo que se detienen continuamente

en algo que está a la derecha. Con disimulo miro y veo que se trata del skateboard y mis

patines. Y sin demora, pregunto:

—Te gustaría aprender a usar el skate o a patinar, ¿verdad? —Flyn no responde, y

cuchicheo—: Será algo entre tú y yo. Tu tío, de momento, no tiene por qué enterarse.

Aunque tarde o temprano, a riesgo de que nos mate, se lo diremos, ¿vale? ¿Quieres que te

enseñe?

Su gesto cambia y acepta. ¡Lo sabía!

Sabía que Flyn quería aprender cosas nuevas. Rápidamente me levanto del suelo. Él

lo hace también. Voy hasta donde está el skate y lo pongo en el suelo. Me subo sobre él y le

demuestro que sé utilizarlo.

—¿Yo puedo hacer eso también?

Paro, me bajo y digo:

—Pues claro, cielo. —Y guiñándole el ojo, murmuro—: Te enseñaré a hacer cosas

que cuando las vea cierta niña rubia de tu cole no podrá dejar de mirarte.

Flyn se pone colorado.

—¿Cómo se llama? —pregunto con complicidad.

—Laura.

Encantada por el momento tan estupendo que estoy viviendo con el niño, le tomo de

los hombros y afirmo:

—Te aseguro que en unos meses Laura y esa pandilla de macarras de tu cole van a

flipar cuando vean cómo manejas el skate.

El pequeño asiente. Le miro y digo:

—Vamos..., prueba. Primero, sube un pie en el skate y nota cómo se mueve.

Flyn me hace caso. Yo le cojo las manos y, en cuanto el pequeño pone el pie sobre

el skate se escurre. Asustado, me mira y yo intento tranquilizarlo:

—Punto uno: nunca lo utilices sin estar yo delante. Punto dos: para no hacerse daño

hay que usar rodilleras, coderas y casco. Punto tres, y muy importante: ¿confías en mí?

Hace un gesto afirmativo y me emociono.

De pronto, se oye el ruido de un coche. Miro por la ventana y veo que es Eric que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!