2 pideme lo que quieras ahora y siempre de megan maxwell

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—¿Por qué?Le doy un beso en la punta de la nariz que le hace sonreír.—Por enseñarme a jugar y a disfrutar del sexo.Su carcajada me hace reír a mí, y más cuando afirma:—Estás comenzando a ser peligrosa. Muy peligrosa.Media hora más tarde, duchados, los tres vamos a la cocina de Björn. Allí, sentadossobre unos taburetes, comemos y nos divertimos mientras charlamos. Les confieso que susexigencias y su rudeza en ciertos momentos me excitan, y los tres reímos. Dos horasdespués, vuelvo a estar desnuda sobre la encimera de la cocina, mientras ellos me vuelven aposeer, y yo, gustosa, me ofrezco.
26La vida con Iceman va viento en poca a pesar de nuestras discusiones. Nuestrosencuentros a solas son locos, dulces y apasionados, y cuando visitamos a Björn, calientes ymorbosos. Eric me entrega a su amigo, y yo acepto, gustosa. No hay celos. No hayreproches. Sólo hay sexo, juego y morbo. Los tres hacemos un excepcional trío, y losabemos; disfrutamos de nuestra sexualidad plenamente en cada encuentro. Nada es sucio.Nada es oscuro. Todo es locamente sensual.Flyn es otro cantar. El pequeño no me lo pone fácil. Cada día que pasa lo noto másreticente a ser amable conmigo y a nuestra felicidad. Eric y yo sólo discutimos por él. Él esla fuente de nuestras peleas, y el niño parece disfrutar.Ahora acompaño a Norbert alguna mañana al colegio. Lo que Flyn no sabe es quecuando Norbert arranca el coche y se va, yo observo sin ser vista. No entiendo qué ocurre.No soy capaz de comprender por qué Flyn es el centro de las burlas de sus supuestosamigos. Lo vapulean, le empujan, y él no reacciona. Siempre acaba en el suelo. He deponer remedio. Necesito que sonría, que tenga confianza en sí mismo, pero no sé cómo lovoy a hacer.Una tarde, mientras estoy en mi habitación tarareando la canción Tanto de PabloAlborán, observo a través de los cristales que vuelve a nevar. Nieva sobre lo nevado, y esome alegra. ¡Qué bonita que es la nieve! Encantada con ello, voy a la habitación de juegosdonde Flyn hace deberes y abro la puerta.—¿Te apetece jugar en la nieve?El niño me mira y, con su habitual gesto serio, responde:—No.Tiene el labio partido. Eso me enfurece. Le cojo la barbilla y le pregunto:—¿Quién te ha hecho esto?El crío me mira y con mal genio responde:—A ti no te importa.Antes de contestar, decido callar. Cierro la puerta y voy en busca de Simona, queestá en la cocina preparando un caldo. Me acerco a ella.—Simona.La mujer, secándose las manos en el delantal, me mira.—Dígame, señorita.—¡Aisss, Simona, por Dios, que me llames por mi nombre, Judith!Simona sonríe.—Lo intento, señorita, pero es difícil acostumbrarme a ello.Comprendo que, efectivamente, debe de ser muy difícil para ella.
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Para LAS GUERRERAS MAXWELL,por ser
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Olvidar a Eric me es imposible, y m
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La puerta se abre, y mi hermana, oj
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2Estamos a 17 de diciembre. Se acer
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pensabais mudaros en breve a vivir
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—La tienes, Raquel... —digo, y
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Mi padre asiente, resopla y me suel
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¿Qué narices voy a hacer?Enajenad
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Me abro de piernas y dejo volar mi
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—¿Y por qué han venido dos novi
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hacer lo mismo. Por lo tanto, lo he
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Ésta se encuentra parcialmente vac
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coge mi equipaje y sale de nuevo al
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—¿Y por qué no me habías dicho
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incomodidad es tan de mi Iceman que
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que ¡me encanta! Durante unos minu
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—Pero ¿no íbamos a saludar a la
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Su comentario me resulta gracioso,
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algo que me deja atónita.—¿Chur
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Y antes de que ninguno pueda decir
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por ver su cara cuando me vea.Incap
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—Estás preciosa, pequeña.Su ges
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Quiero hablar, protestar, pero mi g
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—Los alemanes, después de la cen
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17Una tormenta toma el cielo de Mú
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Cuando lo hago, sonrío. Sé lo que
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Amanda va a protestar cuando, levan
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De: Eric ZimmermanFecha: 6 de marzo
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cuando susurra en mi boca:—Aquí
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Eric regresa con nosotros y se sien
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¿Ha dicho Betta?El corazón me com
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Sorprendidos lo miramos, y digo:—
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—¡¿Cómo tengo que deciros que
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Eso me descoloca.—¿Y por qué me
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no me consumas con tu puñetera fri
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Sin más, salgo del despacho mientr
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quiero regresar a casa. No quiero v
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Con mimo le paso la mano por su abu
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—Pero, hija, ¡eso es horrible! U
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40Una mañana, tras mil indecisione
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amigo, sal ahora mismo por esa puer
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gana.—¿Juegas con él, Judith?Ot
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42Al día siguiente, Eric no aparec
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Eso me gusta. El que me pida algo a
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pido uno. Necesito fumar. Tras las
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Eric sonríe, pero su sonrisa me as
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Sé que estás muy enfadada conmigo
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Para: Judith FloresAsunto: No sé q
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Por la noche, cuando abro el ordena
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las manos, cuchichea—. Judith, te
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EpílogoMúnich... dos meses despu
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tenerlos. Se te pone eso... enorme.
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toca. Y dispuesta a sellar para sie
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Encontrarás más información sobr
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ISBN: 978-84-08-11272-3 (epub)Conve
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