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abril de 2004 - CCHLA - Universidade Federal da Paraíba

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Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Softwarehttp://www.foxitsoftware.com For evaluation only.con una emoción profun<strong>da</strong> <strong>de</strong> pérdi<strong>da</strong>, <strong>de</strong> pena, que seexpresa en el duelo.Madres y Abuelas experimentan la pérdi<strong>da</strong> <strong>de</strong>l hijo,lo que en el siglo XX en Occi<strong>de</strong>nte constituye la mayor <strong>de</strong>las tragedias priva<strong>da</strong>s posibles. Lo que hasta el siglo XIXera un hecho bastante común en las familias, en laactuali<strong>da</strong>d - con el avance <strong>de</strong> las ciencias biológicas y lastécnicas medicas - es una situación casi impensable parala mayoría <strong>de</strong> los padres quienes esperan, como leynatural, que sus hijos los sobrevivan.También para los hijos habría una “ley natural”,esperan que sus padres lleguen a viejos. También losHijos ven frustra<strong>da</strong> esta expectativa con la pérdi<strong>da</strong> <strong>de</strong> suspadres mientras son jóvenes y ellos, los Hijos, son niños.Esta “ley natural” fue quebra<strong>da</strong> por la violencia <strong>de</strong>la dictadura, sumiendo a Madres, Abuelas e Hijos en unduelo imprevisto y prolongado. Algunos <strong>de</strong> ellos recibieronatención psicológica en procura <strong>de</strong> facilitar un proceso quetenía un obstáculo siniestro: los asesinos también habíanmatado la muerte.La muerte <strong>de</strong> la muerteLos <strong>de</strong>udos no tienen el cuerpo ni conocen lascircunstancias <strong>de</strong> la muerte, la figura <strong>de</strong>l <strong>de</strong>saparecido seconstituye en un fantasma, en un muerto – vivo. No esposible el duelo mientras haya una débil esperanza <strong>de</strong> queel otro, el ser querido haya sobrevivido.Al apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> los cuerpos, vivos o muertos, losrepresores sumen a los familiares en una confusiónemocional entre el duelo y la esperanza perpetua. Peroaún más, restituyen una fantasía dolorosa <strong>de</strong> la quemuchos ya se habían liberado: el infierno. “A principios<strong>de</strong>l siglo XIX, era cosa hecha en las culturas tantocatólicas como puritanas: el temor al infierno habíacesado. Ya no era pensable que los queridos<strong>de</strong>saparecidos pudieran correr tal riesgo.” (Aries: 1999,506).La fantasía ahora volvía revesti<strong>da</strong> <strong>de</strong> mayorreali<strong>da</strong>d, el ser querido había estado o aún estaba en elinfierno <strong>de</strong> la cárcel y la tortura.103

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