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El pensamiento urbano en lascrónicas de Pedro LemebelPaula SiganevichTo<strong>da</strong>s estas formas hacen la exteriori<strong>da</strong>d, la excentrici<strong>da</strong>d, la dislocación del discursotanto en el nivel epistémico (la ver<strong>da</strong>d sólo puede decirse a medias y decirse desoslayo), como en el nivel antropológico: discurso fuera de la Ciu<strong>da</strong>d y del Centropero también desalojado de la Periferia, extrañado, extranjero en su propia ciu<strong>da</strong>dcomo Antígona, y en el nivel político discurso fuera de las Asambleas y de losEscenarios, discurso disolvente de las fuerzas cívicas y energía que destituye lasformas de la representación tanto estética como política, la exigencia de la economíapulsional no puede organizar una feligresía o una iglesia: su patrón es la herejía,su destino es la excomunión.Nicolás Rosa, La lengua del ausenteDe escrituras urbanas y grafías corpóreas que en su agitado desplazamientodiscurren su manuscrito. La ciu<strong>da</strong>d testifica estos recorridos en el apunte peatonalque altera las rutas con la pulsión dionisiaca del desvío. La ciu<strong>da</strong>d redobla suimaginario civil en el culebreo alocado que hurga en los rincones del deseo proscrito.La ciu<strong>da</strong>d estática se duplica móvil en la voltereta cola del ritmo paseante que alhomosexual aventurero convoca. La calle su<strong>da</strong>ca y sus relumbros arrivistas deneón neoyorkino se hermana en la fiebre homoerótica que en su zigzagueovoluptuoso replantea el destino de su continuo gueviar. La marica<strong>da</strong> gitanea lavere<strong>da</strong> y deviene gesto, deviene beso, deviene ave, aletear de pestaña, ojea<strong>da</strong>nerviosa por el causeo de cuerpos masculinos, expuestos, marmolados por larigidez del sexo en la mezclilla que contiene sus presas. La ciu<strong>da</strong>d, si no existe,la inventa el bambolear homosexuado que en el flirteo del amor erecto amapolasu vicio. El plano de la city puede ser su página, su bitácora ardiente que en elcallejear acezante se hace texto, testimonio documental, apunte iletrado queel tráfago consume. Más bien lo plagia, y lo despide en el disparate coliza deir quebrando mundos como huevos, en el plateado asfalto del entumidoanochecer.Pedro Lemebel en Loco afán,“Homoeróticas urbanas (o apuntes prófugos de un pétalo coliflor)”Cronos y fotografíaPedro Lemebel nació en los años cincuenta en Santiago de Chile. En su obrase destacan de manera especial los libros de crónicas: La esquina es micorazón de 1995, Loco Afán de 1996 y De perlas y cicatrices escrita en 1997.También sus novelas: Incontables del 86 y Tengo miedo torero del 2002.Además de escritor es artista visual, como tal integrante, en la déca<strong>da</strong> delos 80, junto a Francisco Casas, del colectivo de arte conocido como “Lasyeguas del Apocalipsis” quienes trabajaron en fotografía, video e instalaciones,protagonizando recor<strong>da</strong>dos performances como el paseo a caballo, desnudos,que terminó en la Facultad de Artes de Santiago o la irrupción en el Congresopara exigir a los políticos por los derechos de las minorías.Las crónicas de Loco afán construyen una contra ética del si<strong>da</strong> ycaracterizan un tiempo: los setenta de la caí<strong>da</strong> de la Uni<strong>da</strong>d Popular, ladictadura y la transición de la dictadura a la democracia, de los ochenta alos noventa; comienzan en los setenta y coinciden con los momentos enque “los vaivenes políticos fracturaban la estabili<strong>da</strong>d de la joven Uni<strong>da</strong>dPopular”. La primera crónica del libro, “La noche de los visones”, relatala última fiesta de la Uni<strong>da</strong>d Popular. De esa fiesta, se dice, sólo quedóuna foto. Y la fiesta, entonces, se describe a partir de la pose de esa foto:“la foto no es buena, pero salta a la vista la militancia sexual del grupo quela compone”. La foto que “no se sabe si es en blanco o negro”, de la quese ve solamente “un aura de color amarillo”no es una presencia irrelevante:dispositivo técnico que instala una mira<strong>da</strong>, nueva memoria antropológicadel hombre, inconsciente óptico, la moderni<strong>da</strong>d en Latinoamérica estárepresenta<strong>da</strong> en este caso por una foto de un grupo de locas “casi to<strong>da</strong>snubla<strong>da</strong>s por la pose rápi<strong>da</strong> y el loco afán por saltar al futuro”. Así la fotoes un vestigio: “tal vez la foto de la fiesta es quizá el único vestigio deaquella época de utopías sociales, donde las locas entrevieron aleteos de sufutura emancipación”. En esa época en la que aparecen las muchedumbresen las calles Lemebel las imagina entreteji<strong>da</strong>s en ellas, tanto a la derecha18 ~ ~ 6.2 | 2007

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