Para um pensamento do sul : diálogos com Edgar Morin - BVS-Psi

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aludido hegemonismo proveniente del "Norte", ya que es lo-que-debe-
mos-propiciar-que-cambie. y ese hegemonismo no "ha caído del cielo",
como el maná bíblico, sino que ha emergido — retroalimentándolo y
propiciándolo hasta hoy día — de todo un patrón de poder que se fue
erigiendo a partir de la modernidad, concomitantemente con una manera
de producir e intercambiar bienes poseedora de una impresionante
capacidad para generar riquezas materiales y culturales, posibilitantes
de bienestar (para comprobarlo basta con comparar cómo se vivía en
el siglo xvII — o aún en el xIx — y cómo se puede ya vivir ahora); pero al
mismo tiempo, poseedora de una igualmente impresionante incapacidad
para distribuir y consumir de modo justo y ético esa riqueza material
y cultural que produce (para comprobarlo basta con constatar hoy la
treintena de países con significativo desarrollo y los más de ciento cincuenta
países con escaso desarrollo).
Semejante hegemonía a trascender plantea por otra parte, la dificultad
de aprehender nuestras realidades "sureñas" (a partir de esa modernidad),
sin su imbricación con las realidades "norteñas". No para justificarlas,
sino para, desde tal pensamiento complejo y crítico del Sur,
comprender mejor su emerger, su desplegarse y cómo llegaron a ejercer
su dominio sobre nosotros en sus diversas modalidades: la concentración
"en el poder y en los desarrollos materiales", la valoración excesiva
de "la técnica, de la economía, del cálculo, de la racionalización (tergiversadora
de la racionalidad), de la rentabilidad, de la eficacia" (en y
para el mercado), todo lo cuál nos previene Morin como aspectos a
ser trascendidos por ese pensamiento complejo y crítico del Sur para
así poder propiciar-que-cambien hacia ese "mundo mejor que es posible".
Tal pensar nos ayudará a comprender mejor que la historia de
la colonialidad suramericana y caribeña y la de la modernidad eurocentrada,
no son procesos independientes; que uno no ocurrió primero
y el otro después, como su consecuencia, sino que ambos constituyeron
caras de una misma dinámica compleja que marcó el comienzo de un
sistema-mundo que desde su eurocentrismo "tejió los hilos" de nuestro
horizonte de sentido (de la manera cómo pensábamos, de cómo — y
qué — conocíamos, de cómo — y qué — valorábamos y/o sentíamos y
de cómo — y para qué — actuábamos); todo ello a través de ese patrón
de poder que ya necesitamos propiciar-que-cambie.
Patrón de poder y sistema-mundo que nos han conducido a la globalización
no sólo de las comunicaciones, de las transacciones comerciales
y las operaciones financieras, de la información y el conocimiento
(sin olvidar que millones y millones de seres humanos aún no saben ni