Mulheres_na_Antiguidade

MULHERES NA ANTIGUIDADE - NEA/UERJ
acostumbrada a conducir no sólo los tránsitos necesarios, sino también
la guerra, la batalla, lugar propicio de un posible triunfo de la desmesura;
conductora del parto y por ende, de la vida misma, Artemisa parece
conjugar como buena olímpica las dimensiones del verbo ago: conduce la
batalla para cuidar sus límites humanos, lleva de una orilla a otra, produce
el pasaje de un estado a otro, por ejemplo, de la niñez a la adultez, dirige
la transición de una categoría a otra, traza las condiciones de los rituales
que el propio tránsito exige, educa a las niñas en vista de su formación de
esposas, celebra los pasajes aludidos como corresponde a semejante
momento, guarda las fronteras entre lo Mismo y lo Otro, observa que se
cumplan sus regulaciones. Artemisa conductora.
D.1. El escenario de la caza
―En las fronteras de dos mundos, señalando sus límites y asegurando con su
presencia su justa articulación, Artemisa preside la caza‖ 306. La caza es una
actividad fundamental al interior de la constitución de la subjetividad
griega. Es el espacio de consolidación de la virilidad, ya que está
atravesada por un marco sobrecargado de reglas y valores que ponen a
prueba la integridad del varón. Es el escenario propicio para una
demostración de destreza y tekhne que posiciona al varón en el lugar
privilegiado del vencedor del pequeño agon que la pieza opone. Es una
justa entre hombre y bestia, entre lo humano y lo no humano, lo
estrictamente antropológico y lo Otro en tanto bestia, que obedece a
cierta legalidad porque es también el lugar propicio para la desmesura,
para transgredir la frontera humana y mimetizarse con la presa. Como
otras tantas actividades que la vida social propone, es el kairos, el
momento oportuno, la coyuntura favorable, la oportunidad, para medir
la conducta del varón prudente, quien se ve obligado a desplegar la
estilística que la caza supone como actividad pautada. El peligro de caer
en el salvajismo es directamente proporcional al peligro de caer presa de
la desmesura, de convertirse él mismo en presa, cuando el imperativo es
conducir con arte y mesura la caza de la presa deseada.
Aretemisa es la gran conductora; es ella la que advierte los peligros
que tamaña empresa entraña. Si la actividad se inscribe en el horizonte
306 Vernant, J.P. La muerte en los ojos. p. 24.
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