Mulheres_na_Antiguidade

MULHERES NA ANTIGUIDADE - NEA/UERJ
disciplinar que evita las mezclas y las confusiones a-cósmicas 304. Nada
más peligroso que las intersecciones indeseables; nada más
imprescindible que una divinidad capaz de conducir los tránsitos de un
espacio a otro y de territorializar los elementos heterogéneos. Se trata de
una acción cosmificante, guardiana del orden. El horizonte del verbo
kosmeo se reactualiza en esta Artemisa funcional a la gesta civilizatoria.
Ordenar, arreglar, disponer, preparar, gobernar, celebrar. Escogemos
algunos sentidos porque impactan directamente en el escenario de
configuración de una divinidad que, desde cierto lugar marginal, prepara
el pasaje al meson. Artemisa ordena el espacio, configurando sus límites,
arregla las condiciones del tránsito, allí donde se trata de traspasar las
fronteras de lo salvaje para penetrar en el espacio de lo civilizado, dispone
la ritualización que todo pasaje implica cuando el desplazamiento está
subtenido por las regulaciones que la divinidad exige, gobierna y manda
sobre todos los espacios, los mismos y los otros, celebra el pasaje porque
de él depende la consolidación del espacio cívico.
D. Artemisa: Las exigencias de la ciudad.
La ciudad es un espacio reglado, que exige orden para su
constitución y organización. Lejos de ser un territorio improvisado, que
responde a la anarquía del azar, la ciudad es un kosmos, un microcosmos
que refleja en su organización la misma regulación que el kosmos. Se trata
entonces de una geografía sobrecargada de marcas culturales que la
convierten en un escenario textil: allí se despliega el tejido de la urdimbre
cultural, convirtiendo a la ciudad en un espacio común, en un topos
donde se coloca lo que es de todos.
La ciudad tiene sus exigencias. El tránsito de lo salvaje a lo
civilizado, rasgo instituyente de la polis en su configuración políticoantropológica,
implica la observancia de ciertos enclaves que deben ser
considerados con esmero: la guerra, la batalla, el matrimonio, el parto,
304 El relato referido al dispositivo ordenador supone la interpretación de Michel
Foucault sobre las exigencias del orden y de la disciplina en la constitución de lo
Mismo y de lo Otro. No hay topos de inscripción de las palabras y las cosas, de lo
que se ve y de lo que se nombra sin esa planicie que el control delinea en su
gesta instituyente.
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