You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Este viaje comienza en oración y adoración. Mientras buscamos al
Señor a través de la oración, y cuando nos acercamos a Él con gratitud
y alabanza en nuestros corazones, el Espíritu Santo dentro de nosotros
comenzará a atraernos a Su presencia. Es por eso que tendemos a
cerrar los ojos cuando adoramos al Señor. El mundo exterior
comienza a desvanecerse, y nos damos cuenta de su presencia dentro.
Esta etapa de adoración y oración puede involucrar palabras, y
también puede involucrar acciones, como levantar nuestras manos,
caminar o arrodillarse. Todavía estamos en los patios exteriores, pero
podemos sentir su presencia.
La mayoría de las personas se detienen cuando se quedan sin cosas
que decirle al Señor, pero podemos continuar buscándolo con nuestras
emociones. Encontramos que nuestras palabras y acciones no son
suficientes para expresar nuestros anhelos más profundos; es entonces
cuando comenzamos a desearlo con nuestras emociones, que también
son parte de nuestra alma. Es posible buscarlo con nuestro amor. El
Espíritu Santo no es solo una persona, es Dios, su mayor deseo es el
toro de amarlo.
El primer y más grande mandamiento es amar al Señor nuestro Dios
con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y
todas nuestras fuerzas (Marcos 12:30). Jesús dijo que si lo amamos, Él
se manifestaría a nosotros (Juan 14:21). Demostramos nuestro amor
por el Señor al obedecer Sus mandamientos, pero también podemos
derramar nuestro amor sobre Él al abrazar Su Espíritu dentro de
nosotros. No solo debemos amar al Señor con nuestra mente y fuerza,
sino también con nuestro corazón.
41