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espíritu Santo
Cuando recibimos a Jesús por fe, el Espíritu Santo viene a permanecer
en nuestro espíritu. Las Escrituras declaran: "El Espíritu mismo
testifica con nuestro espíritu que somos hijos de Dios" (Romanos
8:16). Nuestro espíritu se encuentra en nuestro ser más íntimo,
cubierto por el alma, y a su vez, el cuerpo envuelve al alma.
Se toman decisiones en el alma; La tendencia normal de nuestra alma
es volverse hacia afuera para experimentar y ser guiados por nuestros
cinco sentidos físicos: nuestra vista, oído, tacto, gusto y olfato.
Pero si deseamos tener una relación personal con el Espíritu Santo,
debemos aprender a dirigir nuestras almas hacia nuestro espíritu, ya
que ese es el lugar donde Él habita.
Esta comprensión cambia totalmente la forma en que la mayoría de la
gente ve el cristianismo. La mayoría de la gente cree que Dios está en
el cielo, el cual es un lugar a miles de kilómetros de ellos. Creen que
solo lo conocerán personalmente y hablarán cara a cara con él después
de su muerte. La mayoría de la gente agradece que el cristianismo se
trata de orar a un Dios lejano, seguir Sus mandamientos y obtener
conocimiento de las Escrituras.
Sí, hay un lugar llamado cielo, donde nos encontraremos con Dios
cara a cara después de morir; debemos seguir Sus mandamientos, y
debemos orar y conocer las Escrituras. Pero hay un despertar que tiene
lugar en nuestras almas cuando nos damos cuenta de que podemos
tener una relación más íntima con Dios, que no solo nos ama, sino que
también ha llegado a morar literalmente dentro de nuestros cuerpos a
través de Su Espíritu.
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