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Creo que después que Jesús ascendió al cielo, ella
también encontró a Aquél a quien su corazón había estado
buscando durante toda su vida. Podemos leer en las Escrituras:
“ Cuando los apóstoles que estaban en jerusalén oyeron que
Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro
y a Juan los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que
recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido
sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido
bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las
manos, y recibían el Espíritu Santo” (Hechos 8:14-17).
N o fue una coincidencia que esta mujer se encontrara
con Jesús; El la estaba esperando junto al pozo de agua.
había visto su sed, y quería presentarle al Espíritu Santo.
Tampoco es una coincidencia que tú estés leyendo este capítulo.
Jesús ha visto tu sed, y quiere presentarte a Su Espíritu. Jesús
anhela darte el don de Dios! Su promesa también es para ti!
(Hechos 2:39)
El
Su invitación sigue abierta aún hoy en día: “Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. El que creyere en mí, como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Las
Escrituras continúan explicando que es lo que Jesús quiso decir
con ríos de agua viva: “ Esto dijo del Espíritu que habían de
recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37-39).
Mi deseo es que a través de estas páginas, no solamente
puedas recibir un mayor conocimiento sobre la realidad del
Espíritu de Dios y Su poder, sino que también nazca en tu
corazón una sincera pasión por buscar y pedir al Señor por un
encuentro personal con el Espíritu Santo. Y cuando Dios
derrame Su Espíritu sobre tu vida, mi oración es que puedas
experimentar la profundidad de su incomparable amor por ti.
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