Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
¿ L lU . .í~ ¿
surgían dos palabras: “ Espíritu Santo;” cada uno de ellos había
experimentado un encuentro personal con el Espíritu de Dios.
Durante aquellos días, sentí como si un velo había sido quitado
de mis ojos, y me di cuenta que el Espíritu Santo era la
respuesta. El Espíritu Santo era el único responsable del
avivamiento; El fue quien había revelado a Jesús de una manera
tan profunda y personal a tantas personas.
Un ferviente deseo de conocer al Espíritu de Dios se
encendió dentro de mí, y me propuse estudiar lo que la Biblia
enseñaba acerca de Su persona.
M e di cuenta que Jesús no
había realizado ningún milagro durante los primeros treinta
años de su vida. Su ministerio sobrenatural comenzó después
de tener un encuentro con el Espíritu Santo en el Río Jordán:
“Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también
Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el
Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma”
(Lucas 3:21-22).
En ese momento, Jesús fue lleno del Espíritu Santo:
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán” (Lucas 4:1).
El Espíritu Santo fue quien lo invisdó de poder para sanar a los
enfermos, resucitar a los muertos, y echar fuera a los demonios
(Lucas 4:14-18).
Me asombré cuando descubrí que a través del poder del
Espíritu Santo, nosotros también podríamos hacer en Su
nombre, las obras que Jesús hizo (Juan 14:12). Además, pude
comprobar en las Escrituras que todas las personas que fueron
usadas por Dios, también habían tenido un encuentro personal
con el Espíritu Santo (Deuteronomio 34:9, 1 Samuel 16:13, 2
Reyes 2:9, Hechos 2:4, Hechos 9:17). A través de la lectura de
la Biblia, también pude ver que el Espíritu Santo es quien revela
el propósito de Dios para nuestras vidas (1 Corintios 2:9-10).
15