22.07.2015 Views

habitat rupestre.pdf - Società Friulana di Archeologia

habitat rupestre.pdf - Società Friulana di Archeologia

habitat rupestre.pdf - Società Friulana di Archeologia

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

J. Llopis Verdú, A. Torres Barchino, J. Serra Lluch, A. García Codoñer, J. L. Higón Calvetcarencia de material. En con<strong>di</strong>ciones de extrema dureza y carenciamaterial casi absoluta, la vuelta al troglo<strong>di</strong>tismo era, más que unasolución de conveniencia, casi la única solución.Pero también se producía un movimiento migratorio contrario y confluyente,el de poblaciones mozárabes que bajo la presión religiosasufrida en sus poblaciones de origen se trasladaban al norte y seasentaban en los límites entre ambos reinos. Se desplazaban con suspropios sacerdotes y erigían sus templos y comunidades a partir desus propias formas culturales y arquitectónicas. De la herencia comúnvisigoda y musulmana se derivará el empleo de arcos de herradurade una forma generalizada, no tan solo en la arquitectura e<strong>di</strong>ficada,sino también en la excavada. Todo esto dará unidad formal alconjunto de intervenciones <strong>rupestre</strong> o semi<strong>rupestre</strong>s de la península.En ambos casos las sociedades que se asentaban erigían tanto espaciosresidenciales como espacios de carácter religioso. En una épocaen la que la religión era casi el único consuelo y se encontrabapresente en todos los aspectos de la existencia y la vida <strong>di</strong>aria, lasnuevas poblaciones erigieron sus templos y excavaron sus necrópolis.Carentes de documentación histórica que nos permita conocery entender su modo de vida, es esta modesta arquitectura excavadacasi el único testimonio que nos han dejado. Una forma de vida que,conforme avance la Conquista desaparecerá, tanto por el progresivoreparto de las tierras entre Nobleza e Iglesia, como por el desplazamientode la línea de frontera progresivamente hacia el sur.La población mozárabeOtro aspecto que inci<strong>di</strong>rá fuertemente en la problemática de la erecciónde ermitas y templos <strong>rupestre</strong>s en la Península será la existenciade una población cristiana en los reinos de taifas musulmanes, losmozárabes, cuya religión fue tolerada pero bajo estrictos controlesen lo relativo a la construcción de nuevas iglesias. Por lo generalla religiosidad mozárabe se ejercerá en los viejos templos visigodosque perduraron en los territorios de dominio musulmán, pero en paralelo,y generalmente en el me<strong>di</strong>o rural y con escasos me<strong>di</strong>os, sedesarrollará una arquitectura propia, modesta y <strong>di</strong>screta.Parte de esta escasa construcción de iglesias de nueva planta llevaráesta modestia al límite y adquirirá un carácter <strong>rupestre</strong>. Más allá delcarácter simbólico que siempre ha ligado a la gruta con la religiosida<strong>di</strong>ntrospectiva, las arquitecturas mozárabes excavadas en la Andalucíamusulmana permitían desarrollar una religiosidad <strong>di</strong>scretaen un me<strong>di</strong>o relativamente adverso, si bien esa escasez de me<strong>di</strong>osno impe<strong>di</strong>rá que sea precisamente una e<strong>di</strong>ficación semi<strong>rupestre</strong>, laiglesia de Bobastro, el e<strong>di</strong>ficio más característicamente mozárabe detodos los erigidos en la provincia.2. Dos religiosidades y una asimétrica <strong>di</strong>stribución territorialEsta realidad sociocultural está en la base de la <strong>di</strong>stribución dual deeste tipo de espacios religiosos en el conjunto de la Península. Loseremitorios e iglesias <strong>rupestre</strong>s de España no tienen una <strong>di</strong>stribuciónuniforme, y de hecho tan solo coinciden parcialmente con los asentamientoshabitacionales excavados. Se concentran en dos núcleosprincipales: uno al Norte, con especial densidad en el entorno delantiguo Reino Astur-Leonés y otro al Sur, con una mayoría de iglesias<strong>rupestre</strong>s conservadas en el entorno de la provincia de Málaga.El primero de estos núcleos tiene su origen en la anteriormente mencionadareligiosidad de frontera, mientras que los segundos van <strong>di</strong>rectamenteligados a la existencia de una comunidad cristiana enel seno de Al-Andalus: los moriscos. Son varios los tipos de estareligiosidad que se encuentran ligados, en mayor o menor me<strong>di</strong>da alos hábitats <strong>rupestre</strong>s religiosos conservados.En primer lugar, cabe mencionar a los religiosos que se desplazabanal límite de los territorios cristianos para llevar una vida ascéticay de me<strong>di</strong>tación. En su búsqueda de la purificación renunciaban almundo y se retiraban a grutas naturales o a pequeñas excavacionesrealizadas en la roca, bien en su totalidad bien parcialmente. De hecho,los primeros espacios santificados de los reinos cristianos estántotal o parcialmente excavados, y un ejemplo de los mismos sería eldel Santuario de Covadonga como mito fundacional de la resistenciacristiana a la invasión musulmana. La presencia de un santo eremita“santificaba” el espacio y este espacio sacralizado perpetuaba su usomás allá de la muerte de este santo fundador monacal. De esta manerase acababa fundando una ermita cuyo uso podía ir ligado a unanecrópolis generalmente también excavada.Son muchos los ejemplos de este tipo de espacios <strong>di</strong>recta o in<strong>di</strong>rectamenteligados a la presencia de un santo o eremita, si bien enocasiones su ulterior transformación en templo parroquial complicansu identificación. Un ejemplo de los mismos serían la Ermita de SanUrbez en Nerín, los Eremitorios de las Gobas de Laño en Burgos, elEremitorio de Cueva Andrés en Quintanar de la Sierra. Todos ellosse caracterizan por su tosquedad constructiva, y en ocasiones combinanarquitectura excavada y construida, conformando estructurassemi<strong>rupestre</strong>s que han llegado hasta nosotros solo parcialmente.Otro tipo de espacios son los <strong>di</strong>rectamente ligados al asentamientode un nuevo grupo poblacional. Los colonos de las tierras desocupadasiban frecuentemente acompañados de religiosos que les dabanservicio o que se desplazaban para cristianizar los nuevos territorios.Nuevas parroquias surgían en estos nuevos territorios, y bien reaprovechabanantiguas ermitas visigodas, bien se excavaban ad hoc dadala escasez de me<strong>di</strong>os. A esta misma tipología habría que adscribir lasermitas mozárabes del Sur de España, erigidas, tal como vimos, paracubrir de forma <strong>di</strong>screta las necesidades de culto de los cristianosresidentes en tierras islámicas.Este tipo de espacios excavados son de muy <strong>di</strong>stinta escala y gradode complejidad, ya que van desde sencillas ermitas formadas por unespacio de muy reducidas <strong>di</strong>mensiones y si cabe una pequeña cabecera,hasta complejos eclesiásticos con más de una nave, cabecerasen cada nave y espacios separados para el coro y la pila bautismal.Del primer grupo son ejemplos para<strong>di</strong>gmáticos las Cuevas de losMoros de Corro (Alava), San Juan en Socueva (Cantabria), SanPelayo en Villacibio (Palencia), Santa Eulalia en Campo de Ebro(Cantabria), la Ermita de la Virgen de la Peña en Faido (Alava), o laIglesia <strong>rupestre</strong> de Alozaina (Málaga).Finalmente los monasterios, ya que frecuentemente los espacios sacralizadospor la presencia de un eremita considerado santo acababanprovocando la erección de un monasterio en torno a su cueva.Este es el origen de grandes monasterios como San Juan de la Peña(Huesca) o San Millán de la Cogolla de Suso (La Rioja), pero tambiénpodría serlo de pequeños monasterios <strong>rupestre</strong>s como el Monasterio<strong>rupestre</strong> de las Cercas (Burgos), la Virgen de la Cabeza(Málaga), o el conjunto formado por la Iglesia <strong>rupestre</strong> de San Pedroen Tartales de Cilla (Burgos), que junto al complejo de las Cuevasde los Portugueses situadas al pie de la misma pudo constituir unacomunidad cenobítica a la que la iglesia daría servicio.En ninguno de estos subgrupos hay una tipología única, pero sí agrupacionessignificativas en entornos que por las características sociológicasde las poblaciones que las ocupaban o por las favorables con<strong>di</strong>cionesgeológicas, presentan significativas concentraciones de estetipo de espacios. Así, será lógico que la mayor parte de los espaciosreligiosos <strong>rupestre</strong>s de la Península se concentren en su tercio Norte,ya que será aquí donde los primitivos reinos cristianos inicien el procesode Reconquista, a cuya <strong>di</strong>námica irán ligadas tanto la <strong>di</strong>sponibilidadde tierras para nuevos asentamientos, como las necesidades deevangelización de los territorios fronterizos conforme vayan siendoconquistados. Todo este conjunto quedará posteriormente vertebradopor el Camino de Santiago, que desde el finales del siglo VIII enque se produce el “descubrimiento” de la tumba del Apóstol, generarádurante toda la Edad Me<strong>di</strong>a un intenso flujo de peregrinos y,consecuentemente, la necesidad de espacios religiosos que les <strong>di</strong>esenservicio, al tiempo que se desarrollaba una mística del camino quefavoreció el sentimiento de eremitas y la aparición de una místicaque santificaba su presencia.Pero en todo este espacio del Norte peninsular habría que destacar113volumeRicerca_OK_2012-11-15.indd 113 16/11/2012 15:02:05

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!