Summaries / Resúmenes - Studia Moralia

150 SILVIO BOTERO2. EL TEÓLOGO MORALISTA HOY: CUAL ES SUMISIÓN?“El servicio que los teólogos moralistas están llamados aofrecer en la hora presente es de importancia primordial, nosólo para la vida y la misión de la iglesia, sino también para lasociedad y la cultura humana”, afirmaba Juan Pablo II en laVeritatis splendor (111).Espigando en los diversos pronunciamientos del Magisteriode Juan Pablo II acerca de la figura del teólogo en la iglesia, esposible rastrear algunos elementos o criterios que conforman lamisión del teólogo moralista:- “el teólogo tiene la función especial de lograr, en comunióncon el Magisterio, una compresión cada vez más profunda de laPalabra de Dios contenida en la Escritura...” (VS. 109).- “los teólogos moralistas están llamados a profundizar lasrazones de las enseñanzas fundamentales (del Magisterio), de suspreceptos y de su obligatoriedad, mostrando su mutua conexión yrelación con el fin último del hombre” (VS. 110).- “compete a ellos, en conexión íntima y vital con la teologíabíblica y dogmática, subrayar en la reflexión científica el aspectodinámico que ayuda a resaltar la respuesta que el hombre debedar a la llamada divina en el proceso de su crecimiento en elamor, en el seno de una comunidad salvífica” (VS. 111).- “los teólogos moralistas, que aceptan la función de enseñarla doctrina de la iglesia, tienen el grave deber de educar a los fielesen el discernimiento moral, en el compromiso por el verdaderobien y en el recurrir confiadamente a la gracia divina” (VS. 113).Juan Pablo II ha condensado, prácticamente, en cuatro elementosla tarea del teólogo moralista: una reflexión sobre laPalabra de Dios, en estrecha relación con el Magisterio Eclesial,al servicio del pueblo de Dios y de sus ministros, como una participaciónal ‘munus docendi’ de la iglesia.Estas cuatro perspectivas están en sintonía con la Instrucciónsobre la vocación eclesial del teólogo de Ratzinger que concebía lamisión del teólogo como “la adquisición, en comunión con elMagisterio, de una inteligencia o comprensión cada vez más profundade la Palabra de Dios, contenida en la s. Escritura y transmitidaa través de la tradición viva de la iglesia” (6).