Summaries / Resúmenes - Studia Moralia
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LA DEI VERBUM, UNA CONSTITUCIÓN CLAVE PARA LA COMPRENSÓN DEL CONC. VAT. II 223yente (cf. D. Bonhoeffer 27 , W. Pannenberg 28 ) sino orgánica. Si la“palabra” debe ser vista no sólo como signo noético sino como“expresión” (Ausdruck) integral de la persona, que exige una respuestatambién integral (Appell), es evidente su dinamismo efectivoy, por tanto, su nexo intrínseco con el “hecho”. Esto sucediócon la palabra “creadora” (wayyomer ’Elohîm: y e hî ‘ôr, wayy e hî’ôr, Gén 1,3), con la palabra “profética” y, sobre todo, con laPalabra “hecha carne”. Y esto siguió sucediendo cuando, bajo laacción del Espíritu, se pasó del Cristo predicador al Cristo predicado,e.d., a la comunidad apostólica, a la comunidad eclesial.De igual modo, los hechos piden frecuentemente ser explicadosen su valencia salvífica (parenética y moral) o ellos mismos seofrecen como prueba de la palabra enunciada (profecía, afirmaciónsobre el ser o poder del sujeto etc.). Un ejemplo claro loofrece Mt 9,6: “Para que veáis que el Hijo del hombre tiene poderen la tierra para perdonar los pecados, dijo al paralítico: levántate,coge tu camilla y vuelve a casa” (Mc 2,10).A través del prisma del evento de la “palabra definitivaencarnada” (Heb 1,2) la dialéctica “palabras-hechos” no sólo nocrea “contraposición” sino unidad orgánica, que habla de sacramentalidad,de diálogo y comunión, y de anclaje efectivo en lahistoria de cada hombre en el fluir del tiempo 29 . Con ello la DVinvita a considerar la revelación ante todo en la forma activa decomunicación personal continua de Dios con el hombre. Talrevelación-comunicación se dió en la historia anterior a Cristo(de la que Él fue plenitud y cumplimiento), siguió dándose en lahistoria inmediatamente posterior (predicación apostólica yplasmación escrita en la Sagrada Escritura), y sigue dándose enla vida de la Iglesia que, viviendo el evento de Jesús, lo revela através de la historia.27D. BONHOEFFER, Das Wessen der Kirche, GS 5, Kaiser, München 1972,227-275. El a. afirma: “La primera confesión de la fe cristiana ante el mundoes el hecho. Ése se interpreta a sí mismo”, 259.28W. PANNENBERG, “Tesi dogmatiche sulla dottrina della rivelazione”, enIDEM ET ALII (eds.), Rivelazione come Storia, Morcelliana, Bologna 1969, 161-195 ( Tit. orig.: Offenbarung als Geschichte).29Sobre las consecuencias que esta unidad orgánica puede tener para lateología pastoral cf. S. LANZA, “Gestis verbisque. Fecondità di una formula”,en NICOLA CIOLA (ed.), La “Dei Verbum” trenta anni dopo, o.c., 48-78.
224 LORENZO ALVAREZ VERDESb. La comprensión de la tradiciónLa colocación de la revelación en el marco del evento comportauna semejante colocación del proceso de transmisión de lamisma, es decir, de la tradición. Haciendo esto, la DV ha queridomanifestar que lo que le preocupaba realmente no era tantoofrecer una síntesis doctrinal sobre el tema sino ofrecer unavisión “pastoral” que permitiera ver la unidad vital que une latríada Escritura, Tradición, Magisterio.Los Padres del Concilio conocían bien cómo, tras las discusionesteológicas sobre el argumento, la cuestión fundamentalera si la tradición debe ser considerada ante todo como “un objeto”transmitido (traditum) del pasado, sobre el que la Iglesia,como estructura, tiene la exclusiva de imponerlo autoritariamentea los fieles, siendo esta imposición “autoritaria” lo queconstituye “formalmente” la tradición 30 .La necesidad del recurso a la “auctoritas” de la Iglesia sehizo particularmente presente en el Medioevo 31 desde elmomento en que Dios, el verdadero “auctor” (con autoridadabsoluta), comenzó a ser contemplado en clave de voluntad(scotismo, nominalismo), más que de inteligencia. Desde esemomento, era difícil seguir entendiendo la verdad de las cosasen clave ontológica, es decir, como desvelamiento del logos deDios a través de las mismas (verdad objetiva). Privado el objetode su capacidad de imponer (auctoritas) al sujeto desde dentrosu verdad (ontológica), se hacía necesario el recurso a la autoridadexterna, incluso cuando se tratara de las verdades contenidasen la S.E. o en la tradición apostólica. Por esta línea, erafácil llegar a la conclusión de que, cuando se trata de verdadestrascendentes, la voluntad autoritativa de Dios se encarna en laautoridad de la Iglesia.La reacción de la Reforma y del racionalismo fue en estesentido radical. No menos fuerte sería la oposición del modernismo,con su proyecto de superación del objeto y de toda tenta-30Así, por ejemplo, L. BILLOT, De immutabilitate traditionis contramodernam heresim evolutionismi, Pont. Ist. Pii IX, Roma 2 1907,19.31Cf. Y. M. J. CONGAR, Le tradition et les traditions. Essai historique;Fayard, Paris 1960, 125ss.
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