Summaries / Resúmenes - Studia Moralia

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LA DEI VERBUM, UNA CONSTITUCIÓN CLAVE PARA LA COMPRENSÓN DEL CONC. VAT. II 219mado de la Constitución estaba condicionado por el conceptoque se diera de revelación. De él dependería la comprensión dela transmisión (tradición), la relación entre los diversos caucesde transmisión (Sda Escritura-tradición), la interpretaciónexposición(trabajo exegético) y la recepción en la Iglesia (liturgia,teología, pastoral).Dos eran los enfoques posibles: el que parte de una concepciónobjetivante, estática y ahistórica y el que se decide por unmodelo de comprensión dinámico y personalístico, que pone enel centro de la revelación la autocomunicación (automanifestación)de Dios en Jesucristo. La opción por el segundo modelo fueclara desde el momento del retiro del primer esquema. De ahí lainsistencia de los Padres conciliares en que ya en el “proemio” seindicase con claridad que el “objeto” de la revelación no es tantola manifestación de las “verdades” divinas sino Dios mismo y susintervenciones en la historia de la salvación 21 . La revelación noes, pues, sólo “ información ” o instrucción que exige sometimientoy obediencia sino ante todo evento en el que Dios se comprometea sí mismo y cambia la naturaleza humana: “ Quiso Dioscon su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y manifestar elmisterio de su voluntad ” (DV 2). Dios capacita a la personahumana para aceptar su comunión y amistad: invitación-respuestalibre 22 . Todo esto se realiza “ por excelencia ” en Cristo.No tratándose propiamente de una “doctrina”, la “naturalezade la revelación” (título del cap. I) no viene presentada en laDV según un esquema conceptual lógico sino más bien en mododescriptivo y circular, de modo que las diversas funciones actancialesse van cruzando y superponiendo: Dios es el sujeto y elobjeto (revelador y revelado); los destinatarios son todos loshombres y el fin es la comunicación de éstos con Dios. El centrode la revelación es Cristo, que es, a su vez, sujeto (mediador) yobjeto, en cuanto él es la concentración del “misterio de la voluntad”de Dios (n. 2).21U. BETTI, “Storia della costituzione dogmatica ‘Dei Verbum’”, AA.VV., Lacostituzione dogmatica sulla divina rivelazione, Torino-Leumann 4 1967. 42.22R. BIERINGER, “Biblical Revelation and Exegetical Interpretationaccording to Dei Verbum 12”, en M. LAMBREGTS & L. KENIS, Vatican II and itsLegacy, o.c., 25-58.

220 LORENZO ALVAREZ VERDESDe esta descripción emerge la dimensión personal (trinitaria)y la dimensión histórica de la revelación: las obras y las palabrascon que Dios se revela, se realizan “en la historia de la salvación”.Hay una etapa primera, de carácter preparatorio (lacreación-naturaleza, el dramatismo del hombre caído y abiertoa la esperanza, la concentración en el pueblo elegido a través demediadores humanos: legisladores y profetas) y una etapasegunda o central (n. 4) y en cierto modo conclusiva: “ahora, enesta etapa final nos ha hablado por el Hijo” (Hb 1.1-2), palabraeterna que se ha hecho hombre, que ha asumido la historiahumana, iluminándola, y que ha contado a los hombres “la intimidadde Dios”. El hombre, viendo a Jesucristo ve a Dios (Jn14,9).La DV evidencia, pues, junto al carácter personal (n. 2) ladimensión histórica de la revelación. Con ello se sitúa en el poloopuesto a la visión negativa que del mundo y de la historia ofrecíala concepción platónica. Pero la inmersión en la historiapuede tener grados diversos: a) la historia puede ser vista simplementecomo marco en el que la revelación se realiza (la revelaciónno es un absoluto atemporal sino que se realiza en lascoordinadas del espacio y del tiempo); b) la historia puede tambiénser contemplada como objeto de la revelación: lo reveladono son solamente verdades abstractas sino también hechos concretos,que pueden ser aducidos por su capacidad apologética de“probar” la veracidad de las palabras previamente pronunciadas;c) la historia puede ser vista a partir de la capacidad intrínsecaque los hechos tienen de “revelar” lo que Dios es y lo queDios quiere (el plan salvífico). Todos estos niveles de “historicidad”se encuentran suficientemente avalados bíblicamente. Notendría, pues, novedad alguna el que fueran reconocidos por laDV. La novedad está en que, frente a una larga tradición, refractariaa la admisión del tercer nivel, es decir, que los hechos sonen sí mismos “reveladores” (porque lo único formalmente reveladorserían las palabras) la DV haya afirmado con extrema claridadque la revelación puede venir sea de las palabras que de loshechos, más aún, ha dado prioridad reveladora a los hechos (cf.la sucesión gestis et verbis). El Vaticano I (frente al racionalismo)había insistido en la dimensión cognoscitivo-intelectual inherentea las afirmaciones (palabras) de la revelación, elementonecesario para poder conocer la verdad de Dios “expedite, firma

LA DEI VERBUM, UNA CONSTITUCIÓN CLAVE PARA LA COMPRENSÓN DEL CONC. VAT. II 219mado de la Constitución estaba condicionado por el conceptoque se diera de revelación. De él dependería la comprensión dela transmisión (tradición), la relación entre los diversos caucesde transmisión (Sda Escritura-tradición), la interpretaciónexposición(trabajo exegético) y la recepción en la Iglesia (liturgia,teología, pastoral).Dos eran los enfoques posibles: el que parte de una concepciónobjetivante, estática y ahistórica y el que se decide por unmodelo de comprensión dinámico y personalístico, que pone enel centro de la revelación la autocomunicación (automanifestación)de Dios en Jesucristo. La opción por el segundo modelo fueclara desde el momento del retiro del primer esquema. De ahí lainsistencia de los Padres conciliares en que ya en el “proemio” seindicase con claridad que el “objeto” de la revelación no es tantola manifestación de las “verdades” divinas sino Dios mismo y susintervenciones en la historia de la salvación 21 . La revelación noes, pues, sólo “ información ” o instrucción que exige sometimientoy obediencia sino ante todo evento en el que Dios se comprometea sí mismo y cambia la naturaleza humana: “ Quiso Dioscon su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y manifestar elmisterio de su voluntad ” (DV 2). Dios capacita a la personahumana para aceptar su comunión y amistad: invitación-respuestalibre 22 . Todo esto se realiza “ por excelencia ” en Cristo.No tratándose propiamente de una “doctrina”, la “naturalezade la revelación” (título del cap. I) no viene presentada en laDV según un esquema conceptual lógico sino más bien en mododescriptivo y circular, de modo que las diversas funciones actancialesse van cruzando y superponiendo: Dios es el sujeto y elobjeto (revelador y revelado); los destinatarios son todos loshombres y el fin es la comunicación de éstos con Dios. El centrode la revelación es Cristo, que es, a su vez, sujeto (mediador) yobjeto, en cuanto él es la concentración del “misterio de la voluntad”de Dios (n. 2).21U. BETTI, “Storia della costituzione dogmatica ‘Dei Verbum’”, AA.VV., Lacostituzione dogmatica sulla divina rivelazione, Torino-Leumann 4 1967. 42.22R. BIERINGER, “Biblical Revelation and Exegetical Interpretationaccording to Dei Verbum 12”, en M. LAMBREGTS & L. KENIS, Vatican II and itsLegacy, o.c., 25-58.

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