La morale alfonsiana: una risposta alle sfide di ieri ... - Studia Moralia

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no las trata el autor en monólogo abstracto sino en diálogo con las
más conspicuas propuestas de ética bíblica que existen actualmente.
También en este aspecto el moralista sistemático recibe una notable
aportación, ya que puede contrastar y acrecentar su propia información
con la valoración de un experto en estudios bíblicos. Es, sobre
todo, en el capítulo primero (pp. 25-60) donde el autor ofrece un
vasto panorama de las producciones actuales sobre ética bíblica. Para
hacer la presentación de las obras, el autor utiliza dos tipos de parrilla:
el criterio de la organización del material ético de la Biblia y el
criterio de la hermenéutica utilizada para leer ese contenido ético; la
segunda metodología es más valiosa, ya que baraja claves hermenéuticas
tan importantes como: la capacidad de actualización del
mensaje bíblico, la propuesta de la especificidad de la ética neotestamentaria,
su dimensión cristológico-escatológica. La valoración
que el autor hace de las principales obras dedicadas a la exposición
de la ética neotestamentaria es iluminadora. Por ejemplo, es crítico
ante la estructuración sistemática de C. Spicq y de K. H. Schelke y
ante la forma de entender la posible (o imposible) actualización del
mensaje bíblico propuesta por L. A. Marshall, J. L. Holden, y J. T.
Sanders; sabe descubrir lo valioso de las propuestas de W. Marxen y
de R. B. Hays aunque no comparte del todo el modo de comprender
la ética bíblica en su conjunto; se muestra receptivo ante estudios
como los de H. Halter y R. Dillmann, que se concentran sobre el análisis
de la especificidad cristiana de la ética neotestamentaria; con
reservas desde la perspectiva del método y de la hermenéutica, valora
positivamente las obras de S. Schulz y de E. Lohse. La valoración
más positiva -no podía ser de otro modo- la reciben las síntesis del
protestante W. Schrage y del católico R. Schnackenburg. En la primera
critica el empleo “del material de los evangelios sinópticos sin
una adecuada atención a la crítica histórica” así como la debilidad
hermenéutica de la ética joanea; pero “a pesar de todo, es justo reconocer
que la obra de Schrage, por la densidad de contenido, la claridad
de exposición y el equilibrio de sus juicios, es en la actualidad el
manual más completo y mejor estructurado de la ética bíblica” (p.
49). Parecidas “debilidades” ve en el manual de R. Schnackenburg y
similar alabanza le tributa en su conjunto: “nos encontramos ante
una ‘ética del N. T.’ que es sin duda la más completa en el campo
católico y que legítimamente se puede parangonar con la de W.
Schrage. Hay en ella un inmenso material y un esfuerzo hermenéutico
grande por combinar la pluralidad (de ahí el recurso al método