Gonzalo de Céspedes y Meneses narratore - Digitum

F-56 Jole Scudiem' Ruggieri
rienze, né allontana lo sguardo prima di aver puntualizzato ogni panice
lare con precisione perfino importuna. Sensibile al paesaggio, al giuoco
dei colori e delle luci-interese nuovo e garbato-(71) guarda con in-
sistenza il panorama di Granada (p. 207): ((preside a la ciudad ilustre de
Granada con superior grandeza, un alto cerro que tiene a caballero su
grandiosa máquina, ya en partes vestido de frondosos álamos y ya ceñido
de tajadas peñas, ásperos y peinados riscos, cuyas arcillosas plantas baña
el Dauro.. .» ; poche linee sono dedicate a Siviglia (p. 18 1 a); la descri-
zione di Algeri (72) acquista vita per la precisione matematica dei molti
particolari attinti senza dubbio a qualche opera erudita, ma che danno
d a pagina sapore di cose viste. Con uno sguardo affettuoso il narratore
si sofferma un'altra volta di fronte al trepido affacciarsi della primave-
ra (73), mentre l'attenzione al paesaggio drammatico 'si manifesta nella
elaborata descrizione iniziale in cui un critico avvertito quale il Valbue-
na Prat scorge l'apertura tipica di un racconto baiocco (74): fra arbusti
e tronchi scossi da1 tuono, in un riflesso di sangue, i pastori scoprono alla
luce tremula delle fiaccole il giovane protagonista svenuto, mentre ((bra-
maba el aire y con nublados negros a trechos matizaba el celestial color))
di un cielo lacerato dai lampi; e il contrasto pittorico fra la massa delle
nubi trasportate da1 vento e l'azzurro carico del cielo senza sole, & una
delle notazioni paesisriche pih felici, ove si compendia l'essenza del
paesaggio secentesco. Poche parole di buon gusto dicono altra volta la
profonda calma notturna (p. 135 a): ((hacía la noche más serena y apaci-
ble que vieron los humanos, y con tan sordo y general silencio, que él
solo parece que causaba en mi alterado pecho aun más segura confianza))
o il salire delle ombre al tramontare del sole: «de Alpujarras v riscos,
cubriendo,el sol su luz, nació la noche, anticipándola de los vecinos mon-
tes las sombras pardas)) (p. 222 b). Tuttavia non sempre la nota paesistica,
(71) Una noviti di fronte alla concezione classica del paesagio condivisa da¡ nrnggiori contemporanei
di CQspedes, messa in evidenza da A. Castro (cfr. p. 33. n. 1).
(72) P. 229 b: «la ciudad de Argel ... tendri de vecindad trece mil cas;is a qiiirri :ihrasa
una fuerte miiralla, cuya forma y modo es de un arco de ballrsta con su ciierda. Su frente
a t,rarnont.ana ... Las espaldak ... estan arrimadas a iina cuesta áspera en partes, si bien poco fragosa
en otras muchas; pero en forma que, como van subiendo por el crrro las casas, así van
levantándose unas sobre otras, de siierte que las primeras, aiinqiir grandes y altas, no impiden
a las últimas la vista...)).
(73) P. 257 b: nera en esta sazón pasado el más riguroso tienipo tlel invierno, si bien aun
en los principios de marzo, retrocediendo el temporal sus accidentes, volvierop a verse coronados
de escarcha los tieninos pimpollos de las yerbas, co~iio de ~iir\-r tieladn las c.rizadas puntas
de los montesii.
(74) P. 121 a : «Bramaba el aire y con nublados negros a lrectios nializaba el celestial color;
y entre espesos relámpagos y temerosos truenos, muriendo en los ardientes cuernos del do~
rado Toro, las Hídas anunciabiin las futuras aguas. y salieiido la nocturna Prosepina de su
escura y tenebrosa cuera, embozada con su triste manto, apenas del hurtado resplandor hacía
alarde, cuando entre el sordo retumbar de las hojosas ramas y lajadas peñas de una montafia
espesa, hirió en las orejas de tres pastores rúslicos ... una lastimosa y penetrable voz ... >B.