AAS 74 - Vaticano

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31.05.2013 Views

772 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale società; con una stretta collaborazione del Seminario con il presbi­ terio diocesano. Sono certo che non mancherete ad un appuntamento tanto atteso, che non consente ritardi. È un atto di fiducia che intendo fare nella vostra capacità, nella vostra volontà, nel vostro senso di responsabilità. Con questi sentimenti imparto di cuore la mia Benedizione Aposto­ lica a voi, ai vostri collaboratori ed a tutti i vostri seminaristi, ai quali vi prego di portare l'attestazione del mio affetto e l'assicurazione del costante ricordo nella preghiera. II Ad quosdam Hispaniae episcopos occasione oblata « ad Limina » visi­ tationis coram admissos.* Amadísimos Hermanos en el episcopado de las provincias eclesiásticas de Burgos y Pamplona: 1. Sean las palabras del Apóstol Pablo las que os expresen mi cordial saludo en este encuentro fraterno, en el que os deseo (( la gracia, la misericordia, la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor x». 1 En el nombre del mismo Cristo, Señor de la historia, Redentor de los hombres, fundamento de la misión de los Pastores del pueblo fiel, 2 Fundador de la Iglesia, nos hemos reunido, individual y cole- gialmente, en el curso de esta vuestra visita « ad Limina », para estre­ char cada yez más nuestros vínculos de comunión eclesial y escuchar, en un espíritu de profunda docilidad a su voz, lo que el Espíritu dice hoy a las Iglesias. 3 2. Os recibo con sumo placer, y al estar con vosotros no puedo menos de pensar con gran afecto en las queridas comunidades ecle­ siales de las que sois Pastores, y que a lo largo de su historia han ido dando un ejemplo tan elocuente de profunda fidelidad a la fe, de arrai­ gada conciencia eclesial y de vitalidad cristiana. Si, en efecto, la plena madurez de una Iglesia particular se de- * Die 17 m. Aprilis a. 1982. 1 2 3 1 Tim 1, 2. Of. Lumen gentium, 24. Cf. Ap 3, 13.

Acta Ioannis Pauli Pp. II 773 muestra en el florecimiento de vocaciones dedicadas a la causa dei Evan­ gelio, dentro y fuera de la misma, ¿cómo no hacer mención aquí de las numerosas vocaciones de especial consagración que brotaron en vuestras tierras de Castilla, de la Rio ja, de Vasconia y de Navarra? 3. Un hondo sentido de Iglesia y una gran apertura eclesial es la que hizo que, siguiendo el ejemplo, entre otros, de esas admirables figuras universales como Santo Domingo de Guzmán, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, tantos hombres y mujeres de vuestras diócesis se esparcieran por tierras de América, y también de Africa o de Asia, movidos por el ideal de la fe y del amor a Cristo. ¿Cuántas no son aún las familias que en vuestras ciudades y pue­ blos han tenido, y siguen teniendo, uno o diversos miembros —en más de un caso todos los hermanos— que siguieron la llamada de Dios, para consagrarse a El, y por El al servicio de los demás, de todo hombre, de cualquier lugar o continente? Sé bien que el actual momento ha cambiado mucho, por desgracia, la realidad precedente. No ignoro que son diversas las causas que influyen en ese complejo fenómeno. Pero quizá habrá que examinar a fondo algo que depende exclusivamente de nosotros : los criterios intraeclesiales que empleamos y que han de orientarnos, para ver lo que puede hacerse en ese importantísimo campo. A fin de devolverle la alta valoración que merece, y para tratar de evitar que energías de generosidad disponibles queden estériles, se distraigan en direcciones opuestas por falta de adecuado encauzamiento o se malogren por de­ fecto de cultivo en un ambiente propicio y bien cuidado. Ese es el papel que han de cumplir los seminarios o centros de formación de las vo­ caciones, ajusfando sus orientaciones prácticas a las normas estable­ cidas en la Ratio fundamentalis. Es claro, por lo demás, que en dichos centros deberá fomentarse con esmero la plena fidelidad a las indica­ ciones del Magisterio. 4. Entre tanto quiero aprovechar esta oportunidad para enviar a vuestros numerosos misioneros y misioneras, así como a los de las otras regiones de España, mi especial recuerdo y agradecimiento en nombre de la Iglesia por su generosa entrega a la causa del Evangelio. Por ellos pido al Señor, y les aliento a ser fieles en su meritoria vo­ cación humana y eclesial. Estos sentimientos de viva estima y reconocimiento los extiendo a

772 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale<br />

società; con una stretta collaborazione del Seminario con il presbi­<br />

terio diocesano.<br />

Sono certo che non mancherete ad un appuntamento tanto atteso,<br />

che non consente ritardi. È un atto di fiducia che intendo fare nella<br />

vostra capacità, nella vostra volontà, nel vostro senso di responsabilità.<br />

Con questi sentimenti imparto di cuore la mia Benedizione Aposto­<br />

lica a voi, ai vostri collaboratori ed a tutti i vostri seminaristi, ai<br />

quali vi prego di portare l'attestazione del mio affetto e l'assicurazione<br />

del costante ricordo nella preghiera.<br />

II<br />

Ad quosdam Hispaniae episcopos occasione oblata « ad Limina » visi­<br />

tationis coram admissos.*<br />

Amadísimos Hermanos en el episcopado de las provincias<br />

eclesiásticas de Burgos y Pamplona:<br />

1. Sean las palabras del Apóstol Pablo las que os expresen mi<br />

cordial saludo en este encuentro fraterno, en el que os deseo (( la gracia,<br />

la misericordia, la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús,<br />

nuestro Señor x». 1<br />

En el nombre del mismo Cristo, Señor de la historia, Redentor<br />

de los hombres, fundamento de la misión de los Pastores del pueblo<br />

fiel, 2<br />

Fundador de la Iglesia, nos hemos reunido, individual y cole-<br />

gialmente, en el curso de esta vuestra visita « ad Limina », para estre­<br />

char cada yez más nuestros vínculos de comunión eclesial y escuchar,<br />

en un espíritu de profunda docilidad a su voz, lo que el Espíritu dice<br />

hoy a las Iglesias. 3<br />

2. Os recibo con sumo placer, y al estar con vosotros no puedo<br />

menos de pensar con gran afecto en las queridas comunidades ecle­<br />

siales de las que sois Pastores, y que a lo largo de su historia han ido<br />

dando un ejemplo tan elocuente de profunda fidelidad a la fe, de arrai­<br />

gada conciencia eclesial y de vitalidad cristiana.<br />

Si, en efecto, la plena madurez de una Iglesia particular se de-<br />

* Die 17 m. Aprilis a. 1982.<br />

1<br />

2<br />

3<br />

1 Tim 1, 2.<br />

Of. Lumen gentium, 24.<br />

Cf. Ap 3, 13.

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