DORNBRACHT - Butterfly Trading
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<strong>DORNBRACHT</strong> the SPIRITof WATER A new view on food<br />
A NEW<br />
VIEW<br />
ON FOOD<br />
nezza, in cui l’uomo si ritrova protetto come figlio<br />
della natura. Già nel XVIII secolo il filosofo illuminista<br />
ginevrino Jean-Jacques Rousseau esprimeva<br />
il suo scetticismo rispetto a una cultura volta<br />
al “retour à la nature”, sottolineando che l’uomo<br />
con il suo stile di vita tende sempre più ad allontanarsi<br />
dall’ordine stabilito dalla natura e quindi<br />
da se stesso.<br />
I bisogni essenziali come il desiderio di contatti<br />
interpersonali, il rito del pasto consumato con gli<br />
altri e l’aspirazione al piacere accompagneranno<br />
sempre l’uomo, indipendentemente dal livello di<br />
sviluppo tecnologico della società. La cucina<br />
rimarrà sempre il punto di fusione di tali desideri.<br />
In un futuro tecnicizzato è il cibo a svolgere più di<br />
qualsiasi altra cosa la funzione di un’ancora che<br />
salva le origini dell’uomo e la sua stessa umanità.<br />
El estado del desarrollo de una sociedad marca<br />
el universo de la experiencia humana. El significado<br />
y la percepción del tiempo, el trabajo, la<br />
salud, las relaciones interpersonales y también la<br />
cultura gastronómica cambian.<br />
Estos cambios dependen de las condiciones<br />
sociales y de las posibilidades tecnológicas. Hoy en<br />
día apenas hay ámbitos de la vida que no se vean<br />
afectados por los avances tecnológicos. La locomoción,<br />
la comunicación, la curación de enfermedades<br />
son casi inimaginables sin recursos técnicos.<br />
En esta interacción entre el hombre y la tecnología,<br />
la comida juega un papel especial. Si bien un<br />
número cada vez mayor de alimentos de alta tecnología<br />
caracteriza la variedad de productos del<br />
supermercado, los alimentos tienen a la vez una<br />
fuerte carga emocional por su verdadera función<br />
como “medio de vida”. Lo que comemos influye<br />
en nuestra salud y en nuestro estado de ánimo. La<br />
ingesta de alimentos pertenece a los elementos<br />
centrales del metabolismo; los alimentos proporcionan<br />
los componentes que el organismo necesita<br />
para mantener las funciones vitales. La comida<br />
penetra hasta lo más recóndito de nuestro ser, nos<br />
proporciona la energía y las materias básicas para<br />
vivir. La ingesta de alimentos es indispensable para<br />
que podamos mantenernos vivos. Sin embargo, va<br />
más allá de la mera función fisiológica.<br />
054<br />
Este significado “metafísico” de los alimentos<br />
corresponde al valor simbólico de la cocina.<br />
La cocina como lugar de almacenamiento y preparación<br />
de alimentos, y como el lugar donde se<br />
come en comunidad, juega un papel especial.<br />
Si, en otros tiempos, la cocina era el centro natural<br />
de la vida familiar, en la posmodernidad se<br />
diversificaron las posibilidades. Como signo de<br />
retorno a lo auténtico, la cocina se ha revalorizado:<br />
como lugar donde se puede vivir la preparación<br />
de alimentos como algo sensorial y donde la<br />
estética del manjar casa con la belleza de la forma<br />
y del material. De este modo, la cocina reconquista<br />
su magia.<br />
La comida es la base emocional y cultural de la<br />
existencia humana y, más allá de fronteras étnicas<br />
y políticas, posee un inmenso significado. La<br />
comida determina al hombre no sólo como individuo;<br />
la alimentación es a la vez un espejo de la<br />
sociedad, sus principios, sus sueños y sus miedos.<br />
A lo largo de la historia de la cultura del hombre,<br />
la comida y la bebida han tenido siempre un papel<br />
destacado. El ritual de la toma de alimentos sirve<br />
para la sociabilidad y marca las estaciones cruciales<br />
de la trayectoria de la vida: bautizos, bodas o<br />
entierros sucumben a un simbolismo mitológicoculinario<br />
que subrayan la extraordinaria importancia<br />
que tiene el acto de reunirse alrededor de una<br />
mesa. Comer es un valor cultural en el que se presta<br />
por lo menos tanta atención a la preparación de<br />
los manjares como a su presentación. La selección<br />
de los alimentos y la forma en que se consumen<br />
definen el estilo de vida personal.<br />
El aspecto de los alimentos en el siglo XXI no<br />
está orientado como antes principalmente hacia el<br />
contenido simbólico y el significado espiritual,<br />
sino hacia los nuevos valores esenciales como la<br />
estética, la actividad o la salud. Los alimentos se<br />
convierten en accesorios de un “estilo de vida”.<br />
En un entorno en el que están saciadas todas las<br />
necesidades básicas, en el que se trata cada vez<br />
más del hombre como individuo, la comida sirve<br />
también cada vez más para la autorrealización<br />
personal. Las necesidades derivadas de carencias<br />
quedan substituidas por necesidades de desarrollo,<br />
de una “economy of needs” se pasa a una “economy<br />
of desire”. El disfrute ya no es concebible sin<br />
la alimentación.<br />
En este nuevo contexto, el significado del aspecto<br />
visual es más importante que nunca, lo que se<br />
expresa muy acertadamente en el dicho “comer<br />
por los ojos”. La erotización de la vida cotidiana<br />
se ha intensificado en últimos años y ha influido<br />
en lo que el hombre espera de la vida. La seducción<br />
sensual y la promesa de placer son omnipresentes<br />
y nos acompañan tanto en la vida privada<br />
como en la profesional. La disposición a la renuncia<br />
pertenece al pasado; el pensamiento hedonista,<br />
alcanzar el “placer” por medio del “no placer”,<br />
han hecho sitio a la máxima de una obtención de<br />
placer permanente. El bienestar masivo, conse-<br />
cuencia de la industrialización, ha llevado a una<br />
intensificación de las expectativas de placer y a<br />
una felicidad permanente de muchos consumidores.<br />
Como consecuencia de la creciente complejidad<br />
de la vida privada y profesional, uno ambiciona<br />
cada vez con más frecuencia la simplicidad y la<br />
orientación. Los llamados productos rápidos,<br />
comidas preparadas, disfrutan por tanto de una<br />
demanda cada vez mayor. Los consumidores desean<br />
al mismo tiempo autenticidad, frescura, salud y<br />
productos más duraderos. En resumen, se pueden<br />
comprobar tres tendencias: funcionalidad en la que<br />
es habitual la “carga” de los alimentos con propiedades<br />
añadidas como son la salud, la autenticidad<br />
y la comodidad. La síntesis de estas tendencias<br />
desemboca en un nuevo concepto global de alimentación.<br />
Por eso, en los últimos años las innovaciones<br />
en el mercado alimenticio han consistido<br />
a menudo en la creación de productos que reúnen<br />
características como la salud, el disfrute, la vivencia<br />
o una postura ética determinada. Eso responde<br />
a la creciente necesidad de los consumidores de<br />
crear armonía en su alimentación.<br />
Dadas las exigencias cada vez mayores de un<br />
equilibrio entre vida y trabajo (work-life-balance)<br />
y de la gestión de tiempo individual, se deben unir<br />
en armonía la salud, el disfrute, la mente y el<br />
entorno. Por ejemplo, los alimentos del futuro son<br />
la comida preparada rápida, pequeña y fácil; el<br />
producto biológico que pone énfasis en el aspecto<br />
de salud; o la “functional food” en un práctico formato<br />
“convenience”. Como signo de una relación<br />
pragmática con la comida, los diferentes conceptos<br />
como alimentos naturales o “functional food”<br />
ya no se descartan mutuamente. Los elementos de<br />
alta tecnología se integran de forma consciente en<br />
los alimentos tradicionales. Todo se puede combinar<br />
mientras ofrezca más valor para los consumidores.<br />
En busca de la alimentación del mañana se plantea<br />
la pregunta sobre las necesidades alimenticias<br />
del hombre. En el mercado se pueden distribuir<br />
sólo productos que identifiquen una necesidad<br />
real para el cliente y que, mediante la innovación<br />
técnica o emocional, se diferencian de la competencia.<br />
Pero quien quiera comprender el futuro no<br />
sólo debe conocer las tendencias más importantes<br />
del momento, sino también las fuerzas que se oponen<br />
a ellas. Cada tendencia tiene una contratendencia.<br />
El “boom” de la salud nos lleva a una<br />
demanda creciente de dulces. En último término<br />
los productos biológicos deben su éxito a la delimitación<br />
de la producción alimenticia globalizada.<br />
En último término, el futuro de la alimentación<br />
se puede comprender e interpretar sólo mediante<br />
un sistema de red de tendencias y sus polos opuestos.<br />
La tecnificación de la producción alimenticia<br />
tiene su contrapartida en el ansia de algunos consumidores<br />
de simplicidad, sencillez y esencia.<br />
Ningún elemento encarna estas cualidades tanto<br />
como el agua. Desde el aspecto hasta el sabor, no<br />
ofrece nada espectacular y es, sin embargo, el<br />
ingrediente fundamental de la vida. En su forma<br />
natural de algo puro y claro, se convierte en sinónimo<br />
de salud. La cocina, como lugar que reúne<br />
los primitivos elementos de agua y fuego, se convierte<br />
en el espacio de proyección para la nostalgia<br />
del hombre de una autenticidad y una terrenalidad.<br />
La experiencia de la interacción de los elementos<br />
y el disfrute sensual del producto de este proceso<br />
llevan a una vivencia integral en la que el hombre<br />
se reencuentra a sí mismo, a salvo, como hijo de<br />
la naturaleza. Ya en el siglo XVIII, el explorador<br />
originario de Ginebra Jean-Jacques Rousseau, con<br />
su escepticismo cultural como signo del “retour à<br />
la nature”, quería mostrar que con su estilo de vida<br />
el hombre se alejaba cada vez más del orden natural<br />
y, por tanto, de sí mismo.<br />
Las necesidades elementales como el ansia de<br />
contacto interpersonal, el ritual de la comida en<br />
comunidad y el deseo de placer acompañan al<br />
hombre sea cual sea el nivel de desarrollo tecnológico<br />
de la sociedad. La cocina sigue siendo el<br />
punto de unión de estos deseos. A la comida le<br />
corresponde más que nunca, en un futuro tecnificado,<br />
la función de ancla que amarre al hombre a<br />
sus orígenes y que salvaguarde lo que le caracteriza<br />
como ser humano.<br />
<strong>DORNBRACHT</strong> the SPIRITof WATER A new view on food<br />
“As a mark of the return to the authentic, the kitchen has been re-valued” // “In un periodo caratterizzato da un ritorno alle cose autentiche si assiste a<br />
una rivalutazione della cucina come ambiente da vivere” // “Como signo del retorno de lo auténtico, la cocina se ha revalorizado”<br />
Stephan Sigrist is senior<br />
researcher at the Gottlieb<br />
Duttweiler Institut, one of<br />
Europe’s leading think tanks,<br />
who has been investigating<br />
the subjects of consumption,<br />
trade and society for more<br />
than 40 years. As an author<br />
he wrote the research<br />
studies “Food Fiction” und<br />
“The new eating Normalcy”.<br />
www.gdi.ch<br />
Stephan Sigrist è Senior<br />
Researcher al Gottlieb<br />
Duttweiler Institut, uno dei<br />
“think tanks” leader a livello<br />
europeo, che da oltre 40 anni<br />
analizza tematiche quali il<br />
consumo, il commercio e la<br />
società. È autore degli studi<br />
di ricerca “Food Fiction” e<br />
“The new eating Normalcy”.<br />
www.gdi.ch<br />
Stephan Sigrist es Senior<br />
Researcher en el Gottlieb<br />
Duttweiler Institut, uno de<br />
los principales “think tanks”<br />
europeos que desde hace<br />
más de 40 años, investiga<br />
los sectores de consumo,<br />
comercio y sociedad. Como<br />
autor ha redactado los estudios<br />
de investigación<br />
“Food Fiction” y “The new<br />
eating Normalcy”.<br />
www.gdi.ch<br />
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