La guerre des Malouines dans les relations internationales

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Annexes de la republica y contribuirá a la observación de los reglamentos concernientes a la pesca de focas y de la ballena en las costas”. En 1823 el gobierno otorgo al ciudadano don Jorge Pacheco “en premio de servicios, treinta leguas cuadradas de terreno en la isla Oriental de Malvinas y el derecho de la pesca. Para realizar la empresa se fletaron tres barcos y se transporto caballada en cuanto era necesaria”. En 1826 partió otra expedición con el mismo destino. En 1826 el comerciante don Luis Vernet, nacido en Hamburgo pero de linaje francés, pidió al gobierno la concesión de todos los presidios que en la Soledad no hubiesen sido concedidos a Pacheco y además la isla de los estados para fundar una colonia. El gobierno aprobó el pedido el 5 de enero de 1928, conservando diez leguas cuadradas en la ensenada San Carlos. A los colonos se los libero de impuestos. El 5 de enero de1828 el Gobernador de Buenos Aires brigadier general Martín Rodríguez confirió a don Luis Vernet “la propiedad de ciertos terrenos en las Malvinas (Soledad) y en la isla de los Estados, bajo la condición de establecer una colonia dentro del termino de tres anos. El concesionario contrato el transporte de familias y adquirió naves apropiadas para la pesca”. Fue designado Comandante político y militar de las Malvinas. Al y a su socio don Jorge Pacheco, se le otorgo a cada uno la mitad de la concesión oficial del Puerto Soledad por veinte anos y formaron una sociedad. Vernet partió con su familia y cuarenta colonos para fundar el establecimiento proyectado. Exploro la isla Soledad dividiéndola en once secciones administrativas. Construyo residencias de piedra. Logro asentar una colonia dos anos después con la colobaracion de Jorge Pacheco, de hombres idóneos en la cría de ganado y algunos extranjeros dedicados a la pesca. Fueron fundadas siete estaciones de industria (loberías). En agostote 1828 una nave transporte “Fiburtina” y un bergantín “Combine” llevaron a Puerto Soledad treinta negros de ambos sexos, el primero y una recua de caballos, el segundo. “El citado capitán ataco la colonia, destruyo las propiedades publicas, arrebato los efectos allí depositados a disposición de nuestros magistrados y acometió a los colonos, quienes huyeron despavoridos al interior de la isla, siendo otros apresados. A su regreso prometía libertarlos, siempre que el gobierno argentino diera una seguridad de que dichos colonos habían procedido bajo su autoridad. Muchos, entre ellos el señor “Brisbane” fueron dados en el buque norteamericano y maltratados. Se los condujo prisioneros a Buenos Aires donde fueron entregados al gobernador (Juan Manuel de Rosas) en el mes de febrero de 1832.” “Las autoridades de nuestro país, señalan Gómez Langenheim, interpusieron una formal reclamación diplomática ante la de los Estados Unidos por el ultraje cometido por el capitán Silas Duncan, y debemos hacer constar que dicho sujeto no tomo posesión de las islas a 735

Annexes nombre de su país, contándose en su extravió con haber así protegido a sus conciudadanos, de modo que la republica Argentina continuo ejerciendo sus derechos de soberanía sobre Malvinas. Los Estados Unidas aprobaron la conducta brutal del capitán Duncan y reclamaron no solo indemnizaciones por el perjuicio causado al comercio de la Unión sino también una reparación ruidosa por los pretendidos danos que los ciudadanos norteamericanos habían sufrido personalmente”. Mientras que los Estados Unidos y Buenos Aires perdían, su tiempo en interminables discusiones, Inglaterra que nunca había dejado de considerarse como única soberana de las Islas Falkland, y que había oficialmente protestado contra la instalación de la colonia republicana ordeno al comandante de su estación naval en América del Sur de enviar buques de guerra a este archipiélago para enarbolar de nuevo sus colores nacionales, confirmar los derechos de su dominio, y hacer desaparecer todo lo que pertenecía al gobierno de Buenos Aires. El cónsul norteamericano Slacum, anota Gómez Langenheim, no quedándole otro arbitrio para desconocer el legitimo derecho de apresamiento efectuado por el gobernador de Malvinas, comenzó por desconocer su autoridad y, ultrapasando sus facultades llego a negar la misma soberanía territorial, ofendiendo al gobierno argentino, ante el cual hacia la reclamación. Era este un contrasentido que en mucho vino a perjudicar al país.” Toda esta ofensa de Estados Unidos sirvió para dar aliento a los designios de Inglaterra, ocupada en aumentar su imperio con la dominación y explotación comercial e industrial de todos los pueblos. El 10 de septiembre de 1982 el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas nombro comandante civil y militar, mientras continuaba la ausencia de Vernet, a José Francisco Mestivier que llego a las Malvinas en la goleta de guerra “Sarandi”, que permaneció en el puerto. La nueva autoridad fue desobedecida por los colonos, el atenido de Duncan había reducido la población por el destierro de cuarenta colonos, y la guarnición se amotino. El comandante de la goleta, José Maria Pinedo restauro el orden. El 2 de enero de 1933 las fragatas de guerra “Clio” a las ordenes del capitán John James Onslow y “Tyne” anclaron una en el abra de Berkeley y la otra en el Puerto Ruiz o Soledad. En esos dos lugares, el 3 de enero arriaron la bandera Argentina (pues Pinedo y sus hombres se negaron a hacerlo) y el pabellón británico fue desplegado al son de salvas de artillería. La pequeña guarnición Argentina con el oficial Pinedo se embarco hacia Buenos Aires en la goleta armada “Sarandi” que se hallaba en la rada. Un informe ingles, anota 25 soldados argentinos. Gómez Langenheim apunta : “Ante la imposibilidad de resistirse, el comandante de la Sarandi” se 736

Annexes<br />

nombre de su país, contándose en su extravió con haber así protegido a sus conciudadanos, de<br />

modo que la republica Argentina continuo ejerciendo sus derechos de soberanía sobre<br />

Malvinas. Los Estados Unidas aprobaron la conducta brutal del capitán Duncan y reclamaron<br />

no solo indemnizaciones por el perjuicio causado al comercio de la Unión sino también una<br />

reparación ruidosa por los pretendidos danos que los ciudadanos norteamericanos habían<br />

sufrido personalmente”.<br />

Mientras que los Estados Unidos y Buenos Aires perdían, su tiempo en interminab<strong>les</strong><br />

discusiones, Inglaterra que nunca había dejado de considerarse como única soberana de las<br />

Islas Falkland, y que había oficialmente protestado contra la instalación de la colonia<br />

republicana ordeno al comandante de su estación naval en América del Sur de enviar buques<br />

de guerra a este archipiélago para enarbolar de nuevo sus colores naciona<strong>les</strong>, confirmar los<br />

derechos de su dominio, y hacer <strong>des</strong>aparecer todo lo que pertenecía al gobierno de Buenos<br />

Aires.<br />

El cónsul norteamericano Slacum, anota Gómez <strong>La</strong>ngenheim, no quedándole otro arbitrio<br />

para <strong>des</strong>conocer el legitimo derecho de apresamiento efectuado por el gobernador de<br />

Malvinas, comenzó por <strong>des</strong>conocer su autoridad y, ultrapasando sus faculta<strong>des</strong> llego a negar<br />

la misma soberanía territorial, ofendiendo al gobierno argentino, ante el cual hacia la<br />

reclamación. Era este un contrasentido que en mucho vino a perjudicar al país.” Toda esta<br />

ofensa de Estados Unidos sirvió para dar aliento a los <strong>des</strong>ignios de Inglaterra, ocupada en<br />

aumentar su imperio con la dominación y explotación comercial e industrial de todos los<br />

pueblos.<br />

El 10 de septiembre de 1982 el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas nombro<br />

comandante civil y militar, mientras continuaba la ausencia de Vernet, a José Francisco<br />

Mestivier que llego a las Malvinas en la goleta de guerra “Sarandi”, que permaneció en el<br />

puerto. <strong>La</strong> nueva autoridad fue <strong>des</strong>obedecida por los colonos, el atenido de Duncan había<br />

reducido la población por el <strong>des</strong>tierro de cuarenta colonos, y la guarnición se amotino. El<br />

comandante de la goleta, José Maria Pinedo restauro el orden. El 2 de enero de 1933 las<br />

fragatas de guerra “Clio” a las ordenes del capitán John James Onslow y “Tyne” anclaron una<br />

en el abra de Berkeley y la otra en el Puerto Ruiz o Soledad. En esos dos lugares, el 3 de<br />

enero arriaron la bandera Argentina (pues Pinedo y sus hombres se negaron a hacerlo) y el<br />

pabellón británico fue <strong>des</strong>plegado al son de salvas de artillería. <strong>La</strong> pequeña guarnición<br />

Argentina con el oficial Pinedo se embarco hacia Buenos Aires en la goleta armada “Sarandi”<br />

que se hallaba en la rada. Un informe ing<strong>les</strong>, anota 25 soldados argentinos. Gómez<br />

<strong>La</strong>ngenheim apunta : “Ante la imposibilidad de resistirse, el comandante de la Sarandi” se<br />

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