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La guerre des Malouines dans les relations internationales

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Annexes<br />

han profundizado esas esencias convenientemente, lo cierto es que al declararlo obtienen<br />

adhesiones sinceras y numerosas. Es más, la Argentina en su lucha contra el marxismo<br />

internacional instrumentado en forma en forma de bandas guerrilleas, creyó de buena fe que<br />

estaba haciendo una contribución positiva a la defensa de ese Occidente y que en<br />

consecuencia, más allá de los importantes grupos izquierdistas de opinión, los sectores de<br />

orden, los “establishment” de Gran Bretaña y de los Estados Unidos, simpatizaran con su<br />

posición.<br />

Expectativas falsas. <strong>La</strong> reciente ascensión al poder de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan<br />

pudo alimentar razonablemente esas expectativas, ya que en sus propios países tenían como<br />

adversarios a quienes habían orquestado la violenta campana antiargentina en el exterior. En<br />

el caso de los Estados Unidos, muy particularmente, la explosiva situación de América<br />

Central, a punto de convertirse en un volcán subversivo, reforzó la sensación de que nunca<br />

habíamos estado mejor con la potencia del norte. Si estos cálculos fueron los que alentaron la<br />

esperanza de una neutralidad complaciente de Reagan o de una reacción civilizada de Gran<br />

Bretaña en ocasión de recuperar nuestras Malvinas, nada de eso se confirmo. Por el contrario,<br />

la violenta respuesta de ambas potencias, excediendo las previsiones más pesimistas e<br />

ilógicas, tiene que tener su explicación. Y esa explicación necesita previamente de la<br />

formulación de una premisa que alumbre el panorama y todas las otras razones que puedan<br />

haberlos impulsado a actuar así. Pero esa premisa es dura de aceptar, difícil de digerir, ardua<br />

de comprender, imposible de justificar. Se trata ni más ni menos, que si Gran Bretaña y los<br />

Estados Unidos, y en proporción variable el resto de Occidente, más o menos guiados por<br />

estos timonée<strong>les</strong>, no representan esa garantía contra el comunismo que estamos<br />

acostumbrados a pensar. No solo ya han dado prueba de que su política todo es “negociable”<br />

con la Unión Soviética y con China, sino que y esto es mucho más grave, son profundamente<br />

<strong>des</strong>lea<strong>les</strong> con los aliados que puedan de alguna manera, sugerir<strong>les</strong> siquiera coherencia con<br />

algunos principios básicos y objetivo. Que lo diga si no Taiwán que lo digan no los<br />

sudvietnamitas traicionados que lo digan los rho<strong>des</strong>ianos del sur entregados al régimen de<br />

Mugabe, entre otros muchos casos.<br />

<strong>La</strong> Prensa, 10 de Junio 1982<br />

<strong>La</strong>s valores de nuestra lucha. “Nosotros luchamos por Dios, por la patria, y nuestras familias,<br />

explico (un piloto de un Pucara), ellos luchan porque cumplen ordenes” como me dijo un<br />

piloto británico que teníamos prisionero”. Consultado sobre otros motivos por lo que hacen la<br />

guerra, además de los señalados, contesto “siento lo que siente cualquier persona al terminar<br />

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