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1844<br />

La vida <strong>de</strong> Jesús — Capítulo 168<br />

hermanas afligidas, lloró. Cuando los judíos amistosos que los seguían vieron sus<br />

lágrimas, uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los dijo: “Mirad cómo lo amaba. El que abrió los ojos d<strong>el</strong> ciego,<br />

¿no podría haber impedido la muerte <strong>de</strong> este hombre?” Para entonces ya se<br />

encontraban d<strong>el</strong>ante d<strong>el</strong> sepulcro familiar, que era una pequeña cueva natural, o<br />

<strong>de</strong>clive, en <strong>el</strong> saliente <strong>de</strong> una roca <strong>de</strong> unos diez metros <strong>de</strong> altura, situada en <strong>el</strong><br />

extremo más alejado d<strong>el</strong> jardín.<br />

Es difícil explicar a la mente humana por qué exactamente lloró Jesús.<br />

Aunque tenemos acceso al registro <strong>de</strong> las emociones humanas y <strong>de</strong> los<br />

pensamientos divinos conjuntos <strong>de</strong> Jesús, tal como constan en la mente d<strong>el</strong><br />

Ajustador Personalizado, no estamos totalmente seguros <strong>de</strong> la causa real <strong>de</strong> estas<br />

manifestaciones emocionales. Ten<strong>de</strong>mos a creer que Jesús lloró <strong>de</strong>bido a una<br />

cantidad <strong>de</strong> pensamientos y sentimientos que atravesaban su mente en aqu<strong>el</strong><br />

momento, tales como:<br />

1. Sentía una compasión sincera y dolorosa por Marta y María; tenía un afecto<br />

humano real y profundo por estas hermanas que habían perdido a su hermano.<br />

2. Se sentía mentalmente agitado por la presencia <strong>de</strong> la multitud <strong>de</strong><br />

acompañantes, algunos sinceros y otros simplemente hipócritas. Siempre le molestaban<br />

estas manifestaciones exteriores <strong>de</strong> du<strong>el</strong>o. Sabía que las hermanas amaban a su<br />

hermano y tenían fe en la supervivencia <strong>de</strong> los creyentes. Estas emociones<br />

contradictorias quizás explican por qué lloró cuando se acercaban a la tumba.<br />

3. Dudaba sinceramente en <strong>de</strong>volverle a Lázaro la vida mortal. Sus<br />

hermanas lo necesitaban realmente, pero Jesús lamentaba tener que llamar a su<br />

amigo, para que luego tuviera que experimentar una cru<strong>el</strong> persecución; sabía muy<br />

bien que Lázaro tendría que sufrirla por haber sido <strong>el</strong> objeto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mostración<br />

más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r divino d<strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre.<br />

Y ahora po<strong>de</strong>mos contar un hecho interesante e instructivo: Aunque este<br />

r<strong>el</strong>ato se <strong>de</strong>sarrolla como un acontecimiento aparentemente natural y normal <strong>de</strong><br />

los asuntos humanos, tiene algunos aspectos indirectos muy interesantes. Aunque<br />

<strong>el</strong> mensajero fue a ver a Jesús <strong>el</strong> domingo para informarle <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong><br />

Lázaro, y aunque Jesús envió un mensaje indicando que “no le llevaría a la<br />

muerte”, sin embargo fue personalmente hasta Betania, e incluso preguntó a las<br />

hermanas: “¿Dón<strong>de</strong> lo habéis puesto?” Todo esto parece indicar que <strong>el</strong> Maestro<br />

actuaba a la manera <strong>de</strong> esta vida y <strong>de</strong> acuerdo con los conocimientos limitados <strong>de</strong><br />

la mente humana. Sin embargo, los archivos d<strong>el</strong> universo rev<strong>el</strong>an que <strong>el</strong><br />

Ajustador Personalizado <strong>de</strong> Jesús emitió unas ór<strong>de</strong>nes para que se retuviera<br />

in<strong>de</strong>finidamente en <strong>el</strong> planeta al Ajustador d<strong>el</strong> Pensamiento <strong>de</strong> Lázaro, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> su muerte, y que esta or<strong>de</strong>n se registró apenas quince minutos antes <strong>de</strong> que<br />

Lázaro exhalara su último suspiro.<br />

¿Sabía la mente divina <strong>de</strong> Jesús, incluso antes <strong>de</strong> que Lázaro muriera, que lo<br />

resucitaría <strong>de</strong> entre los muertos? No lo sabemos. Sólo sabemos lo que indicamos<br />

aquí.<br />

Muchos enemigos <strong>de</strong> Jesús tendían a mofarse <strong>de</strong> sus manifestaciones <strong>de</strong><br />

afecto, y <strong>de</strong>cían entre <strong>el</strong>los: “Si tanto apreciaba a este hombre, ¿por qué esperó<br />

tanto para venir a Betania? Si él es lo que <strong>el</strong>los preten<strong>de</strong>n, ¿por qué no ha salvado<br />

a su querido amigo? ¿Para qué sirve curar a los <strong>de</strong>sconocidos en Galilea, si no<br />

pue<strong>de</strong> salvar a los que ama?” Y, <strong>de</strong> muchas otras maneras, se burlaron y le<br />

restaron importancia a las obras y enseñanzas <strong>de</strong> Jesús.<br />

Y así, hacia las dos y media <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> este jueves, todo <strong>el</strong> escenario estaba<br />

preparado en esta pequeña al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Betania para la representación <strong>de</strong> la obra<br />

más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> todas las r<strong>el</strong>acionadas con <strong>el</strong> ministerio terrenal <strong>de</strong> Migu<strong>el</strong> <strong>de</strong>

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