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1694<br />

La vida <strong>de</strong> Jesús — Capítulo 151<br />

cuando está maduro, se convierte en la hierba más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> todas y se parece a<br />

un árbol, <strong>de</strong> manera que los pájaros d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o pue<strong>de</strong>n venir y reposar en sus<br />

ramas.”<br />

“El reino <strong>de</strong> los ci<strong>el</strong>os se parece también a la levadura que una mujer cogió<br />

para escon<strong>de</strong>rla en tres medidas <strong>de</strong> harina, y sucedió <strong>de</strong> esta manera que toda la<br />

masa fermentó.”<br />

“El reino <strong>de</strong> los ci<strong>el</strong>os se parece también a un tesoro escondido en un campo,<br />

que un hombre <strong>de</strong>scubrió. En su alegría, salió a ven<strong>de</strong>r todo lo que poseía a fin <strong>de</strong><br />

tener <strong>el</strong> dinero para comprar <strong>el</strong> campo.”<br />

“El reino <strong>de</strong> los ci<strong>el</strong>os se parece también a un comerciante que busca perlas<br />

finas; y habiendo encontrado una perla <strong>de</strong> gran valor, salió a ven<strong>de</strong>r todo lo que<br />

poseía para po<strong>de</strong>r comprar la perla extraordinaria.”<br />

“Y a<strong>de</strong>más, <strong>el</strong> reino <strong>de</strong> los ci<strong>el</strong>os se parece a una red barre<strong>de</strong>ra que fue<br />

arrojada al mar y recogió todo tipo <strong>de</strong> peces. Cuando la red estuvo llena, los<br />

pescadores la sacaron a la playa, don<strong>de</strong> se sentaron para distribuir <strong>el</strong> pescado;<br />

recogieron los buenos en unos recipientes y arrojaron los malos.”<br />

Jesús contó a las multitu<strong>de</strong>s otras muchas parábolas. De hecho, a partir <strong>de</strong> esta<br />

época, rara vez empleó otro método para enseñar a las masas. Después <strong>de</strong> hablar<br />

en parábolas a un auditorio público, explicaba sus enseñanzas a los apóstoles y a<br />

los evang<strong>el</strong>istas con más plenitud y claridad durante las clases vespertinas.<br />

5. LA VISITA A JERESA<br />

La multitud continuó aumentando durante toda la semana. El sábado, Jesús<br />

se apresuró a partir hacia las colinas, pero cuando llegó <strong>el</strong> domingo por la<br />

mañana, la muchedumbre volvió. Jesús les habló a primera hora <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong> Pedro, y cuando hubo terminado, dijo a sus<br />

apóstoles: “Estoy cansado <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s; crucemos a la otra orilla para po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>scansar un día.”<br />

Durante la travesía d<strong>el</strong> lago, se encontraron con una <strong>de</strong> esas violentas y<br />

repentinas tempesta<strong>de</strong>s que son características d<strong>el</strong> mar <strong>de</strong> Galilea, sobre todo en<br />

esta época d<strong>el</strong> año. Esta extensión <strong>de</strong> agua se encuentra a unos doscientos metros<br />

por <strong>de</strong>bajo d<strong>el</strong> niv<strong>el</strong> d<strong>el</strong> mar, y está ro<strong>de</strong>ada por unos altos márgenes,<br />

especialmente al oeste. Hay gargantas escarpadas que van <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> lago hasta las<br />

colinas; durante <strong>el</strong> día, una bolsa <strong>de</strong> aire caliente se <strong>el</strong>eva por encima d<strong>el</strong> lago, y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la puesta d<strong>el</strong> sol, <strong>el</strong> aire frío <strong>de</strong> las gargantas tiene ten<strong>de</strong>ncia a<br />

precipitarse sobre <strong>el</strong> lago. Estos vendavales llegan con rapi<strong>de</strong>z y a veces se<br />

<strong>de</strong>svanecen <strong>de</strong> la misma forma repentina.<br />

Uno <strong>de</strong> estos vendavales vespertinos fue precísamente <strong>el</strong> que sorprendió a la<br />

barca que llevaba a Jesús a la otra orilla este domingo por la tar<strong>de</strong>. Otras tres<br />

barcas con algunos <strong>de</strong> los evang<strong>el</strong>istas más jóvenes seguían <strong>de</strong>trás. La tempestad<br />

era violenta, aunque limitada a esta región d<strong>el</strong> lago, pues no había signos <strong>de</strong><br />

tormenta en la orilla occi<strong>de</strong>ntal. El viento era tan fuerte que las olas empezaron a<br />

inundar la barca. El fuerte viento había arrancado la v<strong>el</strong>a antes <strong>de</strong> que los<br />

apóstoles pudieran recogerla, y ahora <strong>de</strong>pendían totalmente <strong>de</strong> sus remos<br />

mientras bogaban penosamente hacia la costa, a unos dos kilómetros y medio <strong>de</strong><br />

distancia.<br />

Mientras tanto, Jesús permanecía dormido en la popa <strong>de</strong> la barca <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />

un pequeño cobertizo. El Maestro estaba cansado cuando partieron <strong>de</strong> Betsaida,<br />

y para conseguir <strong>de</strong>scansar, les había or<strong>de</strong>nado que lo llevaran en una<br />

embarcación hasta la otra orilla. Estos antiguos pescadores eran unos remeros

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