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CAPÍTULO 89<br />

EL PECADO, EL SACRIFICIO Y LA EXPIACIÓN<br />

EL HOMBRE primitivo se consi<strong>de</strong>raba <strong>de</strong>udor <strong>de</strong> los espíritus, necesitado<br />

<strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción. Según los salvajes los espíritus tenían todo <strong>el</strong> <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

mandarles aún más mala suerte. A medida que pasó <strong>el</strong> tiempo, este<br />

concepto se <strong>de</strong>sarrolló en la doctrina d<strong>el</strong> pecado y <strong>de</strong> la salvación. El alma se<br />

consi<strong>de</strong>ró como llegada al mundo con una prenda —<strong>el</strong> pecado original. El alma<br />

<strong>de</strong>bía ser rescatada; era necesario proveer un chivo expiatorio. El cazador <strong>de</strong><br />

cabezas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> practicar <strong>el</strong> culto <strong>de</strong> la adoración a la calavera, podía proveer<br />

un sustituto <strong>de</strong> su propia vida, un hombre expiatorio.<br />

El salvaje muy pronto se obsesionó con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que los espíritus <strong>de</strong>rivaban<br />

gran satisfacción <strong>de</strong> la vista d<strong>el</strong> sufrimiento, la pena y la humillación humanos. Al<br />

principio, <strong>el</strong> hombre tan sólo se preocupó por los pecados <strong>de</strong> comisión, pero más<br />

ad<strong>el</strong>ante le inquietaron también los pecados <strong>de</strong> omisión. Y <strong>el</strong> entero sistema<br />

subsiguiente <strong>de</strong> sacrificios surgió <strong>de</strong> estas dos i<strong>de</strong>as. Este nuevo rito tenía que ver<br />

con la observancia <strong>de</strong> las ceremonias <strong>de</strong> propiciación representadas por los<br />

sacrificios. El hombre primitivo creía que se <strong>de</strong>bía hacer algo especial para ganar<br />

<strong>el</strong> favor <strong>de</strong> los dioses; tan sólo la civilización avanzada reconoce a un Dios<br />

uniformemente benevolente y <strong>de</strong> temperamento invariable. La propiciación era<br />

un seguro contra la mala suerte inmediata más bien que una inversión en la<br />

f<strong>el</strong>icidad futura. Y los ritos <strong>de</strong> evitación, exorcismo, coerción y propiciación se<br />

combinan los unos con los otros.<br />

1. EL TABÚ<br />

La observancia d<strong>el</strong> tabú fue <strong>el</strong> esfuerzo d<strong>el</strong> hombre por evitar la mala suerte,<br />

por no ofen<strong>de</strong>r a los espíritus fantasmales mediante <strong>el</strong> acto <strong>de</strong> evitar algo. Los<br />

tabúes al principio no fueron r<strong>el</strong>igiosos, pero muy pronto adquirieron la sanción<br />

fantasmal o espiritual, y cuando fueron reforzados <strong>de</strong> esta manera, se volvieron<br />

los promulgadores <strong>de</strong> la ley y los constructores <strong>de</strong> las instituciones. El tabú es la<br />

fuente <strong>de</strong> las normas ceremoniales y <strong>el</strong> antepasado d<strong>el</strong> autocontrol primitivo. Fue<br />

la forma más primitiva <strong>de</strong> reglamentación social y por mucho tiempo la única;<br />

todavía es un ente básico en la estructura social reglamentada.<br />

El respeto que estas prohibiciones inspiraban a la mente d<strong>el</strong> salvaje equivalía<br />

exactamente a su temor <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res que supuestamente las imponían. Los<br />

tabúes surgieron primero como consecuencia <strong>de</strong> experiencias azarosas <strong>de</strong> la mala<br />

suerte. Más ad<strong>el</strong>ante fueron propuestos por caciques y shamanes —hombres<br />

fetiches que, según se pensaba, estaban dirigidos por un espíritu fantasmal, o aun<br />

por un dios. El temor <strong>de</strong> la retribución <strong>de</strong> los espíritus es tan intenso en la mente<br />

d<strong>el</strong> hombre primitivo, que a veces llega a morir <strong>de</strong> miedo por haber violado un<br />

tabú, y este episodio dramático a su vez refuerza enormemente <strong>el</strong> po<strong>de</strong>r d<strong>el</strong> tabú<br />

en la mente <strong>de</strong> los sobrevivientes.<br />

Entre las prohibiciones más primitivas existieron las restricciones sobre la<br />

apropiación <strong>de</strong> las mujeres y <strong>de</strong> otras posesiones. A medida que la r<strong>el</strong>igión empezó<br />

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