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18 de Marzo 2011 - La Palabra Israelita

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WWW.LAPALABRAISRAELITA.CL<br />

El fin <strong>de</strong> una infi<strong>de</strong>lidad<br />

<strong>La</strong> relación adúltera parte erróneamente, según<br />

Philip Roth, <strong>de</strong> la engañosa i<strong>de</strong>a «que pue<strong>de</strong> albergarse<br />

en la esquina <strong>de</strong>l corazón, <strong>de</strong> que el matrimonio<br />

es una aventura romántica». Es lo que lleva a los<br />

personajes <strong>de</strong> la novela «El engaño» (en inglés el título<br />

es más apropiado: «Deception») a iniciar una<br />

relación adúltera que supla esta supuesta<br />

falta. El mayor engaño, según Roth, no radica<br />

en la infi<strong>de</strong>lidad o en la simulación<br />

<strong>de</strong> un matrimonio feliz sino en creer que<br />

el amor perfecto existe y que se pue<strong>de</strong><br />

alcanzar. Es el autoengaño.<br />

Con la precisión característica <strong>de</strong> su<br />

pluma mordaz, Roth ironiza sobre una<br />

pareja <strong>de</strong> adúlteros en su fase final,<br />

cuando la necesidad <strong>de</strong> afecto y <strong>de</strong><br />

sexo que la convocó da paso a un vacío<br />

existencial que la va mellando. Y<br />

sin embargo se mantienen juntos<br />

como si fueran un matrimonio <strong>de</strong>sgastado,<br />

tal vez para aferrarse a<br />

algo, como si fuera la última oportunidad.<br />

«El engaño» arranca con un<br />

diálogo que parece sacado <strong>de</strong> alguna<br />

conversación real. En una<br />

habitación inhóspita en Londres,<br />

un profesor <strong>de</strong> literatura<br />

y una ex alumna han <strong>de</strong>cidido<br />

pasar la mayor cantidad <strong>de</strong> horas posible<br />

porque han encontrado la satisfacción <strong>de</strong> sacar a la<br />

luz sus emociones crudas, sin represión. En especial ella<br />

porque él se auto<strong>de</strong>nomina un audiófilo y cree que sólo<br />

uno <strong>de</strong> los dos pue<strong>de</strong> contar sus problemas, <strong>de</strong> lo contrario<br />

no habría tiempo para el sexo. Entonces es ella la<br />

que habla <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>saveniencias matrimoniales. Allí<br />

pasan <strong>de</strong>l sueño irrealizable <strong>de</strong> escaparse juntos a aclarar<br />

dudas <strong>de</strong> corte egoísta y psicóticas tan propias <strong>de</strong><br />

los amantes: «¿Cuánto tiempo pasará antes <strong>de</strong> que te<br />

sientas atraído por otra mujer?... ¿Acostumbras a mentir?,<br />

¿me has mentido ya?, ¿crees que mentir es algo<br />

normal o te parece censurable?».<br />

Roth, como buen observador, intenta llegar a la<br />

médula <strong>de</strong> todas las dudas y misterios <strong>de</strong> una relación<br />

prohibida. Concluye, por ejemplo, que dos<br />

adúlteros jamás podrán estar seguros el uno <strong>de</strong>l otro.<br />

<strong>La</strong> peor tortura <strong>de</strong>l hombre, su más severa aprensión<br />

y constante inquietud, es saber qué clase <strong>de</strong> intimidad<br />

tiene la amante con el marido. Duda que ella no<br />

CULTURA<br />

aclara porque sabe que no es soportable para los hombres<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> compartir a una mujer.<br />

Y en el caso <strong>de</strong> la mujer, clave para enten<strong>de</strong>r sus<br />

fantasmas es el momento en que ella le pregunta: «Por<br />

qué no eres feliz con tu mujer?, ¿por qué no te basta?»,<br />

y él «es que me haces una pregunta errónea...<br />

porque me he <strong>de</strong>jado conducir por la tentación». <strong>La</strong><br />

mujer no se tortura porque el hombre siga<br />

durmiendo con su esposa, eso<br />

pue<strong>de</strong> aceptarlo. <strong>La</strong> mujer<br />

se inquieta porque no sabe<br />

si es solamente un blanco<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo sexual masculino<br />

cuyo dardo pudo caer en<br />

cualquier otra que hubiese estado<br />

dispuesta y al alcance.<br />

Si la habitación es el pequeño<br />

paraíso <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento,<br />

la vida afuera, con la pareja real,<br />

pasa a ser un infierno, un mundo<br />

don<strong>de</strong> <strong>de</strong>ben batirse con la<br />

mentira constante. <strong>La</strong> protagonista<br />

no pue<strong>de</strong> escuchar el disco que<br />

el amante le ha regalado porque no<br />

es propio <strong>de</strong> ella escuchar música y<br />

no quiere <strong>de</strong>spertar sospechas.<br />

Como no sabe mentir, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estar<br />

con el amante, trata <strong>de</strong> cumplir<br />

con la agenda <strong>de</strong> excusas que dio.<br />

Roth va formando un cuadro que<br />

intenta abarcarlo todo pero brevemente.<br />

Con líneas ligeras, evoca la sensación <strong>de</strong> sorpresa,<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>scolocamiento; la extrañeza repentina <strong>de</strong>l adúltero<br />

<strong>de</strong> estar frente al nuevo otro, al que no correspon<strong>de</strong>;<br />

impresión que, cuando se digiere, va seguida<br />

<strong>de</strong> la gratitud infinita basada en la ilusoria creencia<br />

<strong>de</strong> que <strong>de</strong> ese modo se pue<strong>de</strong> encontrar la felicidad.<br />

<strong>La</strong> novela pue<strong>de</strong> percibirse floja; no hay trama y<br />

los personajes, apenas esbozados, resultan medio<br />

confusos. No obstante reboza <strong>de</strong> un sentido vital y<br />

<strong>de</strong> una inmediatez que la hace perentoria. El hecho<br />

<strong>de</strong> que todo sea diálogo <strong>de</strong>sligado da para pensar<br />

que es allí don<strong>de</strong> mejor se pue<strong>de</strong> ocultar el pensamiento<br />

cínico <strong>de</strong> Roth acerca <strong>de</strong>l amor, que si se<br />

hurga con calma, pue<strong>de</strong> entregar luces acerca <strong>de</strong> su<br />

compleja relación con el matrimonio y la pareja en<br />

general.<br />

Joyce Ventura Nudman<br />

VIERNES <strong>18</strong> DE MARZO DE <strong>2011</strong> 13<br />

Apren<strong>de</strong>r a leer sin<br />

experiencia visual<br />

Investigadores <strong>de</strong> la<br />

Universidad Hebrea<br />

<strong>de</strong> Jerusalem y franceses<br />

<strong>de</strong>scubrieron,<br />

a través <strong>de</strong> estudios<br />

<strong>de</strong> imagen cerebral,<br />

que las personas ciegas,<br />

cuando leen en<br />

'Braille', muestran<br />

actividad en la misma<br />

parte <strong>de</strong>l cerebro<br />

que se activa cuando los vi<strong>de</strong>ntes leen.<br />

Este hallazgo, publicado en 'Biology', cuestiona<br />

la i<strong>de</strong>a que el cerebro está dividido en dos regiones<br />

especializadas en procesar información y<br />

muestra que la zona <strong>de</strong>l cerebro responsable <strong>de</strong> la<br />

lectura visual no requieren <strong>de</strong> experiencia visual<br />

previa.<br />

Según Amir Amedi, investigador <strong>de</strong> la Universidad<br />

Hebrea, «el cerebro no es una máquina sensorial,<br />

aunque lo parezca, sino que es «una máquina<br />

<strong>de</strong> tareas». «Un área particular completa<br />

una única función (por ejemplo, leer), con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> la modalidad <strong>de</strong> aporte sensorial»,<br />

señala Amedi. A diferencia <strong>de</strong> otras tareas que<br />

realiza el cerebro, la lectura es una actividad <strong>de</strong><br />

reciente invención (c.5.400 años). El 'Braille' lleva<br />

usándose menos <strong>de</strong> 200 años. «No es suficiente<br />

tiempo para que la evolución haya dado forma a<br />

un módulo cerebral <strong>de</strong>dicado a la lectura».<br />

No obstante, el escáner cerebral <strong>de</strong>mostró que<br />

una específica parte <strong>de</strong>l cerebro –área <strong>de</strong> formación<br />

<strong>de</strong>l mundo visual– <strong>de</strong>scubierta primero en<br />

vi<strong>de</strong>ntes por el investigador <strong>de</strong> París, <strong>La</strong>urent<br />

Cohen, coautor <strong>de</strong>l artículo, fue elegida para este<br />

propósito. Sin embargo, nadie sabía qué pasaba<br />

en el cerebro <strong>de</strong> los ciegos que aprendían a leer a<br />

pesar <strong>de</strong> no contar con ninguna experiencia visual.<br />

El equipo <strong>de</strong> Amedi utilizó imágenes funcionales<br />

<strong>de</strong> resonancia magnética para medir la actividad<br />

neural en ocho personas ciegas <strong>de</strong> nacimiento<br />

mientras leían en 'Braille' palabras o puntos sin<br />

sentido. <strong>La</strong> comparación entre los lectores ciegos<br />

y vi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>mostró que los patrones carecían <strong>de</strong><br />

diferencias entre ambos grupos.<br />

«<strong>La</strong>s principales propieda<strong>de</strong>s funcionales<br />

i<strong>de</strong>ntificadas en vi<strong>de</strong>ntes estaban presentes en personas<br />

ciegas y, por ello, in<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la modalidad<br />

sensorial <strong>de</strong> lectura e incluso más sorpren<strong>de</strong>nte,<br />

no requiere ningún tipo <strong>de</strong> experiencia visual».<br />

[CIDIPAL]

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