Untitled - Revista Pensamiento Penal

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29.01.2013 Views

DERECHO COMÚN Y LITERATURA 119 mo otras disciplinas con un perfil más práctico, como la equitación o las armas, para convertirse así en “un pozo de ciencia”, que no debe olvidar el componente religioso expresado en la frase “servir, amar y temer a Dios” y en el ejercicio de las correspondientes virtudes teologales, recomendación con la que concluye la epístola mencionada. Una nueva formación conceptual es consolidada y, con ella, la nueva percepción de la realidad, por cuanto que son los conceptos los elementos intelectuales de los que se vale para nombrar aquélla y desmenuzarla. Gargantúa se ha servido de su experiencia y de las nuevas corrientes para tratar de imbuir el espíritu nuevo a su hijo Pantagruel. Éste cumplirá con las recomendaciones que el progenitor le ha dado y su formación se pliega al ideario humanista. Llego así al capítulo X, el más interesante desde la perspectiva jurídica, cuyo título hace honor a ese interés despertado de modo paulatino: “Pantagruel, en una controversia oscura y difícil, resuelve equitativamente y prueba con ello que su juicio es admirable”. Siguiendo los consejos de su padre, Pantagruel adopta la prudencia, la sabiduría y la justicia como guías de su conducta, interviniendo en múltiples disputas doctrinales con gran juicio y excelente visión de los problemas debatidos, problemas que se extienden a todas las ramas del saber. 108 No es extraño que fuese llamado para poner fin a un litigio casi eterno: Por entonces había pendiente en la corte un pleito seguido entre dos grandes señores, uno de los cuales era el señor Baiscul, como demandante, y en representación de la otra parte del señor Humeuesne. La controversia, desde el punto de vista del derecho, era difícil y ardua, y el parlamento tanto entendía de esto como de los dialectos alemanes. Dispuso el rey que se reunieran en rante algunas horas del día, examina también los santos libros primero, en griego, el Nuevo Testamento y las Cartas de los Apóstoles; después, en hebreo, el Antiguo Testamento”. 108 Ibidem, Libro II, capítulo X, p. 115: “Pantagruel, atento a los encargos y admoniciones de su padre, quiso un día probar su saber; al efecto en todas las encrucijadas de la villa anunció conclusiones de todos los ramos del saber en número de mil setecientas sesenta y cuatro, tocando en ellas las más intrincadas dudas de todas las ciencias. En la calle de Teusse discutió con todos los profesores, maestros de arte y oradores, y los sentó a todos de culo. En la Sorbona, con los teólogos, por espacio de seis semanas durante cuatro horas, desde las doce hasta las seis de la tarde, con dos horas de intervalo para descansar y comer, pues no quiso privar a dichos teólogos sorbonistas de beber y repantigarse conforme a su costumbre. A estas sesiones asistían la mayor parte de los señores de la Corte, maestros de respuestas, presidentes, consejeros, matemáticos, secretarios, abogados y otros más, con los regidores, médicos y canonistas; hombres en suma, a quienes no era fácil quitarles la carne de los dientes; pero no obstante sus ergos y sus falacias, a todos les puso el dedo en los labios y les probó palmariamente que no eran sino vanos enmucetados”.

120 FAUSTINO MARTÍNEZ MARTÍNEZ asamblea los cuatro hombres más sabios y más elocuentes de todos los parlamentos de Francia, con el Gran Consejo y los Rectores de las principales Universidades no sólo del reino, sino también de Italia y de Inglaterra, como Iaso, Pilippe Dece, Petrus de Petronibus y muchos otros portavalonas. Reunidos por espacio de cuarenta y seis semanas, no habían acertado a morder en el asunto para ajustarlo a derecho de ningún modo y estaban tan despechados y tan vencidos que se llenaban de vergüenza. 109 El objeto del juicio y la defensa de las partes es lo de menos porque roza el absurdo en muchos caracteres, con citas inventadas, menciones a leyes inexistentes, etcétera, parodiando con acidez, sarcasmo e ironía el estilo de la curia impuesto por los juristas italianos. El lector puede hallar estas posturas en los capítulos XI y XII. El breve fragmento reproducido arriba ofrece algunos datos de interés respecto a la organización judicial francesa del siglo XVI, con el Gran Consejo, el Parlamento de París o los parlamentos regionales, 110 y las referencias a algunos juristas como Jasón de Maino, Felipe Decio y Pedro de Petronibus, 111 quienes se ven incapaces de resolver el litigio. A través de ese caso concreto, se ve como el sistema jurídico ha fracasado y es necesario renovarlo. El camino iniciado por Pantagruel previamente, ese “rito iniciático” al que aludí, llega a su máxima expresión. El sacerdote jurídico alcanza la cúspide de su carrera en la magistratura. Aspiración del jurista es llegar a ese templo en el que surge la máxima expresión del derecho, esto es, su aplicación en la praxis a través de todo un conjunto de ritos, 109 Ibidem, Libro II, capítulo X, p. 116. 110 Véase Mousnier, R., Les institutions de la France sous la monarchie absolue, 1598-1789, París, Presses Universitaires de France, 1974, t. II, pp. 85 y ss. (para los consejos) y (para los parlamentos), pp. 253 y ss. 111 Juristas todos ellos de procedencia bartolista. Se trata de civilistas del siglo XV, pertenecientes a la corriente itálica de corte dogmático, lo que explica la crítica que el autor formula. Véase Calasso, F., Medio Evo del Diritto. I. Le fonti... cit., p. 369; Jasón del Maino (1435-1519) escribió comentarios al Digesto yalCódigo; es tachado por Calasso de volgarizzatore, al mismo tiempo que se le califica de jurista claro en cuanto al latín empleado, lo que será elogiado por Alciato, en Medio Evo del Diritto. I. Le fonti… cit., p. 583; y Filippo Decio (1454-1535) fue civilista y canonista. Además de gozar de la protección de los Médici, dejó importantes y conocidos discípulos como el papa León X, César Borgia o Francesco Guicciardini, en Medio Evo del Diritto. I. Le fonti… cit., p. 584. Ignoro a quién se refiere Rabelais al aludir a Pedro de Petronibus, pues no tengo constancia de ningún jurista coetáneo a los anteriores con este nombre. Pudiera ser una tal Pietro Antonio de Pietra (1512-1608), pero las fechas de su vida concuerdan poco con las de la obra de Rabelais y hacen difícil pensar que el autor se refiriese a él.

DERECHO COMÚN Y LITERATURA 119<br />

mo otras disciplinas con un perfil más práctico, como la equitación o las<br />

armas, para convertirse así en “un pozo de ciencia”, que no debe olvidar el<br />

componente religioso expresado en la frase “servir, amar y temer a Dios” y<br />

en el ejercicio de las correspondientes virtudes teologales, recomendación<br />

con la que concluye la epístola mencionada. Una nueva formación conceptual<br />

es consolidada y, con ella, la nueva percepción de la realidad, por<br />

cuanto que son los conceptos los elementos intelectuales de los que se vale<br />

para nombrar aquélla y desmenuzarla. Gargantúa se ha servido de su experiencia<br />

y de las nuevas corrientes para tratar de imbuir el espíritu nuevo a su<br />

hijo Pantagruel. Éste cumplirá con las recomendaciones que el progenitor<br />

le ha dado y su formación se pliega al ideario humanista.<br />

Llego así al capítulo X, el más interesante desde la perspectiva jurídica,<br />

cuyo título hace honor a ese interés despertado de modo paulatino: “Pantagruel,<br />

en una controversia oscura y difícil, resuelve equitativamente y<br />

prueba con ello que su juicio es admirable”. Siguiendo los consejos de su<br />

padre, Pantagruel adopta la prudencia, la sabiduría y la justicia como guías<br />

de su conducta, interviniendo en múltiples disputas doctrinales con gran<br />

juicio y excelente visión de los problemas debatidos, problemas que se extienden<br />

a todas las ramas del saber. 108 No es extraño que fuese llamado para<br />

poner fin a un litigio casi eterno:<br />

Por entonces había pendiente en la corte un pleito seguido entre dos grandes<br />

señores, uno de los cuales era el señor Baiscul, como demandante, y en representación<br />

de la otra parte del señor Humeuesne. La controversia, desde el<br />

punto de vista del derecho, era difícil y ardua, y el parlamento tanto entendía<br />

de esto como de los dialectos alemanes. Dispuso el rey que se reunieran en<br />

rante algunas horas del día, examina también los santos libros primero, en griego, el Nuevo<br />

Testamento y las Cartas de los Apóstoles; después, en hebreo, el Antiguo Testamento”.<br />

108 Ibidem, Libro II, capítulo X, p. 115: “Pantagruel, atento a los encargos y admoniciones<br />

de su padre, quiso un día probar su saber; al efecto en todas las encrucijadas de la villa<br />

anunció conclusiones de todos los ramos del saber en número de mil setecientas sesenta y<br />

cuatro, tocando en ellas las más intrincadas dudas de todas las ciencias. En la calle de Teusse<br />

discutió con todos los profesores, maestros de arte y oradores, y los sentó a todos de culo.<br />

En la Sorbona, con los teólogos, por espacio de seis semanas durante cuatro horas, desde las<br />

doce hasta las seis de la tarde, con dos horas de intervalo para descansar y comer, pues no<br />

quiso privar a dichos teólogos sorbonistas de beber y repantigarse conforme a su costumbre.<br />

A estas sesiones asistían la mayor parte de los señores de la Corte, maestros de respuestas,<br />

presidentes, consejeros, matemáticos, secretarios, abogados y otros más, con los regidores,<br />

médicos y canonistas; hombres en suma, a quienes no era fácil quitarles la carne de los dientes;<br />

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