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Untitled - Revista Pensamiento Penal

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DERECHO COMÚN Y LITERATURA 115<br />

El método es citado en otro pasaje posterior cuando Rabelais confiesa su<br />

deseo de escribir en el futuro sobre un tema tan apasionante como los colores<br />

que existen en la naturaleza, basándose en argumentos filosóficos y en<br />

argumentos de autoridad. 92<br />

El conocimiento del mundo del derecho es acreditado por algunas aisladas<br />

reflexiones al derecho de gentes y al derecho natural, por ejemplo, a<br />

propósito de las leyes del luto. 93 Pero la crítica a los letrados no cesa. Los<br />

habitantes de París son considerados como buenos juristas, a la par que<br />

buenos juradores y algo presuntuosos. 94 Los abogados se caracterizan por<br />

su apetito desmesurado por la riqueza y por el comer, como se afirma en<br />

otro pasaje. En una de las múltiples cenas que se suceden en la novela, el<br />

monje Juan des Entommeures, honrado por Gargantúa, afirma que “yo ya<br />

he cenado, pero por esto no comeré un punto menos; tengo el estómago cubierto<br />

de tachuelas como las botas de San Benito y siempre abierto como la<br />

bolsa de un abogado”. 95 En un momento en que los protagonistas se dedican<br />

a hablar sin tomar las medidas urgentes que la situación requería, nuevamente<br />

el monje Juan afirma, parodiando ahora a los canonistas, “¿es este<br />

momento de burlas? Os parecéis a los predicadores decretalistas …”. 96<br />

En el segundo libro, dedicado a las aventuras de Pantagruel, la presencia<br />

de lo jurídico es mayor, entre otros motivos, porque el protagonista, hijo de<br />

Gargantúa, realizará estudios de derecho en varias universidades france-<br />

92 Ibidem, Libro I, capítulo IX, p. 21: “Sin embargo, tengo esperanza de escribir algún<br />

día sobre esto más extensamente y demostrar, tanto por razones filosóficas, como por autoridades<br />

reconocidas y probadas, de gran antigüedad, cuáles y cuántos colores hay en la naturaleza<br />

y lo que por cada uno de ellos puede ser representado, si Dios me conserva la médula<br />

del bonete, esto es, el jarro del vino, como le llamaba mi abuela”.<br />

93 Ibidem, Libro I, capítulo X, p. 21: “Y no se debe esta significación a una imposición<br />

humana, instituida o promulgada, sino que nace del consentimiento de todo el mundo, como<br />

lo que los filósofos llaman jus gentium, vigente en todas las comarcas, pues demasiado sabéis<br />

que todos los pueblos, todas las naciones (excepto los antiguos siracusano y algunos argivos<br />

que tenían el alma al revés), cuando quieren demostrar exteriormente su tristeza, llevan<br />

ropas negras y todos los duelos se representan por el color negro. El consentimiento<br />

universal, que no es hijo de un acuerdo y para el que la naturaleza no da argumento ni razón,<br />

pero que cada uno de pronto puede comprenderlo por sí mismo, sin ser instruido en ello por<br />

tercera persona, lo llamamos derecho natural”.<br />

94 Puede que esos epítetos sean intrínsecos a todos los juristas. Véase Gargantúa y<br />

Pantagruel… cit., Libro I, capítulo XVII, p. 32: “Los parisienses que se componen de gentes<br />

de todos los países, y están hechos de piezas de todas las procedencias, son por naturaleza<br />

buenos juradores, buenos juristas y un poco despreocupados”.<br />

95 Gargantúa y Pantagruel… cit., Libro I, capítulo XXXIX, p. 64.<br />

96 Ibidem, Libro I, capítulo XLII, p. 69.

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