C I E N T Í F I C O - Universidad Manuela Beltran

los adultos, al punto que casi cualquier carga por si misma,
desencadena más posibilidades de inestabilidad, que se
materializa en tropezones o caídas más frecuentes [4].
Mientras se desplazan con carga, los niños reducen la
longitud de sus pasos, disminuyen el porcentaje de balanceo
e incrementan el de doble apoyo, mostrando ajustes similares
a los realizados por adultos [4, 11]. Por el contrario, un
hallazgo que diferenció el desempeño de los infantes ante
posicionamiento asimétrico de la carga, fue una reducción
mayor del balanceo del miembro inferior ipsilateral a la misma,
evidenciada por una marcada cojera. Ante estos resultados,
los investigadores sugieren que los infantes aparentemente se
acomodan a las cargas en lugar de compensarlas como suelen
intentar hacerlo los adultos y niños mayores.
Varios estudios realizados con niños de mayor edad, han
reportado cambios en parámetros espaciotemporales tales
como la velocidad de la marcha, el tiempo del doble apoyo
y el ángulo de inclinación anterior del tronco (ver tabla 4),
indicando que el uso de maletas con carga, puede afectar el
balance durante la marcha [3, 6, 11].
La posición del tronco también ha sido observada mientras
los sujetos caminan llevando una maleta. Para [7], el interés
en este aspecto se centraba en la posible influencia de las
oscilaciones verticales de las maletas sobre las oscilaciones del
tronco. Comparando dos maletas, una con soportes flexibles
y otra con soportes rígidos para el tronco, encontraron que
ante una velocidad de 6 Km/h, la primera se relacionada con
una menor movilidad del tronco como posible compensación
a la excesiva movilidad de este tipo de maleta.
En condición dinámica, los investigadores encontraron que
bajo cargas del 15 y el 20%, se incrementaba de manera
significativa el ángulo de inclinación anterior del tronco, para
niños de 9 años. Comparando los resultados observados bajo
condiciones estáticas (postura de pie) y dinámicas (marcha)
para todas las magnitudes de carga, se identificó un aumento
mayor del ángulo en condiciones dinámicas [11].
Investigar los efectos de las cargas (0, 10, 15 y 20% masa
corporal) y los métodos para transportar la maleta (dos
correas, una sola) en la marcha y fuerza de reacción del
suelo durante el ascenso y descenso de escaleras en niños,
fue el propósito de [32]. Encontraron que una carga del 15%
del peso corporal, excepto cuando se asciende escaleras
llevando la maleta con una sola correa, incrementa de manera
significativa el pico de fuerza de reacción de la superficie.
En el caso de la maleta de una sola correa, fue suficiente una
carga del 10% para identificar resultados semejantes.
Respuestas mecánicas asociadas al tipo de maleta o
posicionamiento de la carga
Atendiendo lo referenciado por Garciaguirre (2007), se
esperaría que cargas posicionadas simétricamente no
desencadenaran mayores alteraciones en los patrones de
marcha de adultos y niños mayores, de acuerdo con los
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hallazgos de varias investigaciones. Sin embargo, al observar
esta misma condición en niños de 14 meses, se identificó que
las alteraciones manifestadas a lo largo de la marcha, eran las
mismas que ante cargas asimétricas [4].
Otro aspecto importante para estos investigadores, era la
manera en que los pequeños caminantes se desempeñaban
ante cargas posicionadas asimétricamente. En este punto
cabe recordar que el total de carga aplicada fue de 15% del
peso corporal. Se encontró en cuanto a su desempeño al
caminar, que los tropezones y caídas fueron las alteraciones
más frecuentes, así como sus pasos más imprecisos. Pero
quizás, de acuerdo con las afirmaciones de estos autores,
los cambios más interesantes fueron los observados para la
postura: así como los adultos, los niños inclinaron su tronco
como respuesta inmediata y persistente a la carga asimétrica
[4].
Contrario a los adultos, que para mantener su estabilidad
inclinaron su tronco en dirección opuesta a la carga aplicada,
los infantes se inclinaron en la misma dirección de la carga,
ajustando sus pasos para evitar la caída [4].
Las cargas posicionadas posteriormente generaron mayor
inestabilidad en los infantes durante la marcha. Esto puede
estar asociado a dos condiciones: la asimetría de la base
de sustentación, más reducida en la parte posterior que
en la anterior, y al aparente imbalance muscular anterior y
posterior de la pierna, que dificulta a los infantes oponerse al
desplazamiento posterior de su cuerpo [4].
Este mismo posicionamiento de la carga examinado en
población adulta, mostró que la aplicación de la carga
frontal genera una postura más erguida durante la marcha,
que una carga localizada posteriormente (maleta), así mismo
se identificó un incremento en la posición adelantada de la
cabeza cuando se llevo la maleta [14].
En el estudio adelantado por Zultowski y Aruin (2008) se
diseñaron 13 condiciones de prueba asociadas al uso por
adultos jóvenes, de maletas, mochilas, maletines y bolsos,
bajo tres magnitudes de carga: 0, 10 y 20% del peso corporal
y dos dimensiones de la base de sustentación: regular (pies
separados) y reducida (pies juntos). Se buscaba identificar el
efecto de estas condiciones sobre el balance postural, medido
a partir del desplazamiento y velocidad del centro de presión,
para ello los sujetos fueron inducidos a mantenerse de pie
sobre una plataforma de fuerza por 45 segundos para cada
condición de prueba establecida [5].
Se encontró que en lo correspondiente al uso de maleta, hubo
desplazamientos del centro de presión tanto anteroposteriores
como laterales. Comparando el uso de la maleta con el
posicionamiento sin carga, no se identificaron mayores
cambios en el balanceo postural típico. Después de revisar
los datos obtenidos para el uso de maleta, mochila, maletín
y bolso, los investigadores identificaron que al tener lugar
un acarreo de carga, la modalidad que guarda mayores
semejanzas con los resultados obtenidos sin carga, es el uso