Descargar N°24 - Sedal

Nuevo taleNto
una copiosa lluvia llegamos a
Bajo destino. Tocamos timbre y la
figura de Diego Larez comienza a vislumbrarse
a medida que la puerta se abre. A pesar del día
gris y melancólico, el entusiasmo con el que nos
recibe y la calidez que envuelve su petit salón,
enclavado en Vicente López, en la provincia de
Buenos Aires, nos hace sentir como en casa.
Aunque los flashes y las modelos no le resultan
ajenos, en esta oportunidad sabe que la sesión
será diferente: el protagonista es él (y su talento,
¡claro!). Tranquilo y ansioso a la vez, no duda
en desplegar todo su ingenio sobre la cabeza de
nuestra modelo. Diego entró en acción.
Con increíble destreza, en menos de 15 minutos
maravilla a todos con dos fantásticas creaciones.
“Esta habilidad viene de familia. Mi mamá tenía
dos salones de belleza y desde que yo tenía 10
años soñaba con ser estilista”, recuerda hoy
Diego, que, cuando tuvo la edad suficiente,
se anotó para hacer un curso de peluquería.
Duró poco tiempo y a sus 16 años lo intentó
Diego Larez
Rebelde
con causa
Con sólo 26 años, este talentoso
estilista ya ReCoRRió un laRgo
Camino, gRaCias a su peRseveRanCia
y Constante Rebeldía. Hoy, la vida
lo enCuentRa atRavesando uno de
sus mejoRes momentos al fRente de
su pRopio salón.
Foto. sol levinas
una vez más, con idéntico resultado: no lo
finalizó. ¿La causa? Su disconformidad con lo
que le enseñaban le hizo notar que sólo con la
práctica aprendería bien el oficio. “Era rebelde
con los profesores. Si me decían que el flequillo
iba para un costado, yo insistía que iba para el
otro”, cuenta.
Pero su vida cambió en un viaje en tren. Allí, Diego
compró unas tijeras a un vendedor ambulante.
No estaba seguro sobre qué haría con ellas, pero
sí sabía que debía seguir a su intuición.
Tijeras De oro
Con aquellas tijeras, nuestro estilista empezó
a ofrecer sus servicios entre las vecinas de su
barrio. “Las vecinas me llamaban a domicilio y
yo les cobraba 5 pesos por el corte”, destaca.
En su incesante búsqueda por su desarrollo
profesional, Diego desembarcó en Sizó Gerard.
“Allí llegué a atender casi a setenta personas por
día, mientras mis compañeros apenas tenían un
par”, destaca. A esas alturas, su carrera no tenía
techo. Las producciones, los catálogos e incluso
su paso por la tele (trabajó en Latin American
Idol peinando) se sumaron a su currículum.
La anTipeLuquería
“Quería ser dueño de mi salón, por eso lo abrí
junto a mi coequiper Lucas Lyall”, comenta.
Así nació “Menos es Más”, pensada como la
antipeluquería. “Queríamos alejarnos de esa
vorágine de atender a las clientas en masa. Y
eso hacemos; la hacemos sentir única”.
Diego define su estilo como relajado y eso
es lo que busca trasladar en sus creaciones.
“Observamos cómo funciona la mujer de hoy.
Por eso queremos que ellas no dependan de
nosotros, que regresen a sus casas y puedan
hacerse ese peinado ellas mismas”.
Este estilista está seguro de que si pudiera volver
a elegir esta profesión, lo haría… ¿O no?
“No, en realidad, sería psicólogo porque me
encanta charlar con mis clientas, escuchar sus
problemas ¡y hasta solucionarlos!”, ríe.//
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