Francisco Garay - Bizkaiko Batzar Nagusiak
Francisco Garay - Bizkaiko Batzar Nagusiak
Francisco Garay - Bizkaiko Batzar Nagusiak
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
CAPÍTULO VIII<br />
<strong>Francisco</strong> de <strong>Garay</strong> El primer gran explorador vasco 79<br />
Las armadas de <strong>Francisco</strong> de <strong>Garay</strong><br />
A mediados de julio del año 1519 Hernán Cortés envió a España una carabela cargada de<br />
oro y objetos preciosos obtenidos en México para que, en su nombre, se entregasen al rey<br />
Fernando y sirviesen, además, para comprar entre los cortesanos las voluntades necesarias<br />
que le permitiesen salir indenme de su rebelión. Mandó el navío con un rumbo distinto al<br />
acostumbrado hasta entonces, tratando que pasase desapercibido y evitar así que el gobernador<br />
Diego Velázquez tuviese ocasión de detenerlo. Sin embargo, la necesidad de proveerse<br />
de víveres para tan largo viaje, obligó al piloto a hacer una pequeña escala en la isla<br />
de Cuba, y allí, por algunas indiscreciones, llegó a hacerse público lo que transportaba y el<br />
objeto del viaje, de manera que en poco tiempo se extendió la nueva del éxito de Cortés y<br />
de las ingentes riquezas que aguardaban en Tierra Firme.<br />
Seguramente la noticia no tardó mucho en llegar a oídos de <strong>Garay</strong>, lo que le obligaría a<br />
acelerar sus preparativos. Fuese esta u otra cualquiera la razón, asombra la celeridad con la<br />
que actuó y la energía que fue capaz de desplegar considerando la ardua tarea que supone<br />
organizar una expedición. Inmediatamente, el año 1520, envió una armada compuesta por<br />
tres barcos y 157 hombres bajo el mando de Diego de Camargo con la misión de reforzar a<br />
Álvarez de Pineda, cuyo desgraciado fi nal desconocía.<br />
El rey había concedido a <strong>Garay</strong> el título de gobernador de la primera fortaleza que se levantase<br />
en aquel territorio, y Camargo transportaba todos los materiales y los operarios necesarios<br />
para construir un fuerte en la desembocadura del río de Las Palmas. Estaba previsto, además,<br />
que desde este baluarte saliesen los misioneros encargados de evangelizar a los indígenas.<br />
Acerca de los acontecimientos de esta expedición existen dos versiones. Ambas coinciden en<br />
que el capitán Diego de Camargo corrió la misma suerte que su antecesor, que sostuvo enfrentamientos<br />
con los indios y que salió malparado, viéndose obligado a hacer frente a una<br />
climatología adversa, al hambre y a las enfermedades, hasta que fi nalmente, incapaz de mantenerse<br />
y tras perder dos de sus barcos, determinó dirigirse a Villa Rica. La tierra que Álvarez de<br />
Pineda había descrito como maravillosa fue un infi erno para la gente de Camargo. La diferencia<br />
era que el primero llegó en el apacible octubre y el segundo en el insoportable verano.<br />
Bernal Díaz del Castillo escribió en referencia a esta expedición que el tercer barco de Camargo<br />
se hundió cuando llegaba a puerto y que los supervivientes -unos sesenta-, enfermos y