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caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...»
(Poema CXIII, Campos de Soria)
Centenario de Campos de Castilla
El poeta nos muestra todo lo que su mirada puede apreciar, no solamente una selección
de la belleza de la realidad. Recrea la impresión que le causa un momento, un instante:
«Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
buscando los recodos de sombra, lentamente.
A trechos me paraba para enjuagar mi frente
y dar algún respiro al pecho jadeante;...»
(Poema XCVIII, A orillas del Duero)
El 1 de agosto de 1912 Leonor fallece de tuberculosis. En estos poemas dedicados
a ella se encuentra todo el proceso espiritual de un alma: desesperación, resignación,
esperanza y desarraigo («se canta lo que se pierde»):
«Allá en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando en sueños...
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.»
(Poema CXXI)
También podemos encontrar en este libro la reflexión personal del poeta sobre cuestiones
esenciales en torno al ser humano:
http://www.youtube.com/watch?v=PiocjkWQA84
(Poema CXXXVI, Proverbios y cantares)
Esdrújula. Revista de filología 129