S35MZ

RE
SE
ÑA
CLAUDIO MAGRIS
El infinito viajar
Barcelona: Anagrama, 2005. 296 p.
Traducción de Pilar Colmenarejo.
JuDITH DE DIEgo MuÑoZ
Doctoranda en Humanidades. Facultat d’Humanitats. Universitat Pompeu Fabra.
Barcelona. España.
jddiegom@gmail.com
Cuando uno deja los bultos en el
maletero y se acomoda, por fin, en su asiento,
descansando del peso del asa aún en la mano,
el traqueteo del viaje le adormece. Una serie de
imágenes daguerrotipias, oníricas, estereotipadas
a veces, atacan el subconsciente. ¿Qué esperas
de esto? ¿Por qué aquí y no allí? ¿Qué y a quién
acabarás recordando la próxima vez que te
veas dormitando en un viejo vagón que gusanea
el mapa hasta tu casa? Y así, entre estos
devaneos propios del viajero que todo hombre
lleva consigo en la espalda, uno llega al destino.
Si tiene suerte y esta especie de status viagitoris
con papel y lápiz ha sabido embaucarle
debidamente, el viajero se detendrá a pensar
y plasmar sobre su cuaderno de bitácora personal
esa superposición de
imágenes; ese laberinto de
Tiempos en el Espacio; esas
perspectivas insospechadas
que parecen entrarle por los
sentidos y salírsele por la punta
del carboncillo.
Éste seguramente sea el
origen que promueve la escritura
de los libros de viajes
–tal y como la mayoría de los
lectores– viajero lo reconoceríamos.
Y éste, también, será
la base de la que Claudio Magris
(Trieste, 1939) se sirvió
para compilar en su Infinito
viaggare las treintainueve crónicas de viaje
que realizó entre 1981 y 2004. Publicadas, en
origen, como artículos periodísticos acabaron
dando forma a esta obra de género literario a
caballo entre lo ensayístico y el diario de a bordo.
Ordenadas por recorrido geográfico, juega
un especial papel el concepto de Mittleuropa,
compañera íntima y esencial en la obra total
del autor italiano.
El infinito viajar, como se ha traducido al español,
ha supuesto un viaje en sí. Concebido
como cómputo total de una serie de escritos
realizados durante los altos en el camino de
Magris –de aquí la consideración de ‘libro de
destinos’ más que de ‘recorrido’ (Julià: 2008,
8-11)– fue publicado, primeramente, el año
2002 en traducción francesa
por Françoise Brun (2003).
Hasta 2005 no vio la luz el
original italiano; en 2008 Anagrama
lo trajo al español y
meses después, al catalán.
Vemos, pues, que el viaje
es imprescindible para concebir
y comprender bien esta
obra. Viajar, casi, como obligatoriedad
y premisa innegable
del ser humano, que recorre
caminos siempre detrás
del conocimiento, de la formación
–ese status viagitoris que
decíamos antes; la necesidad
Esdrújula. Revista de filología 167