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Xiaojie Cai<br />
banle Anderea. Él mismo tallaba sus muñecos,<br />
él mismo trenzaba sus historias. Amor y odio<br />
vivían, bajo la noche azul con estrellas de estaño,<br />
su pequeña vida de mentira” (Matute, 1954:<br />
12). Es decir, esta figura es como el creador o<br />
iniciador, que desempeña el papel de controlador<br />
en vez de ser controlado, y el que manipula<br />
en vez de ser manipulado; por otra parte, frente<br />
a las pasiones, angustias e ilusiones que muestran<br />
los otros protagonistas, Anderea mantiene<br />
una actitud ajena a los sucesos de su entorno.<br />
Toma una postura misteriosa, como un meditador<br />
o sabio, que se vincula con el modelo del<br />
“anciano sabio”, una de las figuras más típicas<br />
del arquetipo del “sí-mismo” junguiano: “Anderea<br />
pasaba el pincel sobre la cara del muñeco,<br />
en silencio, con una leve sonrisa” (op.cit., p.<br />
48); y además expresa una visión ideológica de<br />
carácter agnóstico que persistirá en los otros<br />
protagonistas matutianos de la “trilogía medieval”<br />
que pertenecen al mismo arquetipo:<br />
–¡Oh, no puedo opinar! –dijo Anderea–. Yo<br />
también soy un muñeco.<br />
[…]<br />
–La vida tendrá el sentido que cada uno desee<br />
darle –dijo el anciano, sonriendo–. Pero<br />
mi opinión carece de valor. Tampoco interrogo<br />
a los demás. Soy un pobre viejo que vive<br />
aquí debajo, trabajando para comer. Esta<br />
es la única verdad. (op.cit., pp. 107-108)<br />
A pesar del espíritu agnóstico transmitido<br />
por medio del personaje, en el texto se insinúa<br />
al mismo tiempo la existencia de una especie<br />
de sabiduría profunda que reside en el<br />
anciano, ya que con su observación acierta en<br />
desentrañar la trampa y la manipulación del<br />
misterioso forastero Marco, aunque mantiene<br />
una actitud observadora y callada ante todo el<br />
proceso:<br />
–Sí, sí. Ya sé por qué. Descuida. Ya sé que<br />
se lleva los fondos de la gran colecta; ya<br />
sé que se lleva el cursi pendentif de oro y<br />
148 Esdrújula. Revista de filología<br />
esmeraldas de la señorita Mirentxu; ya sé<br />
que se lleva deudas a montones. Pero descuida,<br />
yo no diré nada. Yo nunca digo nada,<br />
Ilé Eroriak. Aquí solamente hablan los muñecos<br />
(op.cit., p. 272).<br />
Por último, la similitud entre Anderea y el<br />
arquetipo junguiano que toma la forma del<br />
“anciano sabio”, se evidencia en la relación<br />
entre Anderea y el protagonista adolescente<br />
Ilé Eroriak. La estrecha relación entre los dos<br />
personajes reside más bien en el nivel espiritual.<br />
Como el único amigo de Ilé, Anderea es<br />
la persona que puede mantener una comunicación<br />
eficaz con el joven: “Pero de todas estas<br />
pequeñas cosas de su alma, solamente un<br />
hombre sabía y comprendía. Era éste un anciano,<br />
dueño de un mundo mágico: un teatro<br />
de marionetas” (op.cit., p. 12). Si el adolescente<br />
representa la pura ignorancia y el desconocimiento<br />
sobre la vida, Anderea, por el contrario,<br />
ofrece un aspecto antitético, caracterizado<br />
por la sabiduría mítica que posee; el personaje<br />
infantil le tiene confianza, y recibe del anciano<br />
una especie de apoyo u orientación espiritual:<br />
En tanto, libre y feliz con su exigua paga, Ilé<br />
Eroriak se dirigió al camino del faro ruinoso.<br />
En cierta ocasión, Anderea le dijo que el<br />
faro antiguo y derruido se parecía a él, porque<br />
también estaba en medio de las olas<br />
furiosas y acariciantes. Desde entonces, el<br />
muchacho hablaba a menudo con las ruinas,<br />
con un lenguaje especial que sólo él<br />
entendía (op.cit., p. 23).<br />
Ahora bien, en las citas anteriores observamos<br />
la técnica que ha utilizado Matute para<br />
expresar metafóricamente la existencia de una<br />
especie de sabiduría o lógica esencial por medio<br />
de la figura del anciano sabio. En realidad,<br />
el modelo de figuración mítica de Anderea es<br />
bastante excepcional en el marco literario del<br />
primer periodo matutiano; y además, muy pocos<br />
personajes de la autora presentan simili-