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Natalia López Cortés
Murakami nos presenta un humorismo repleto
de ambigüedades, en las que reside la
tradición pero, también, la ruptura de la misma.
Castany Prado (2005) opina que “a Murakami le
bastan tres frases para hacernos sentir lo absurdo
de nuestras categorías”. Los presupuestos
de nuestra sociedad, tradicionales, asumidos
por todos sin duda alguna, se presentan absurdos
para Murakami. Al más estilo kantiano, han
de ser llevados al tribunal de la razón. ¿O al de
la no-razón? ¿Qué hace Murakami? ¿Tergiversa
nuestros principios últimos con algún objetivo final?
Para Castany Prado, la literatura fantástica
de Murakami no busca esa evasión comentada
antes, sino que pretende sumergirnos más en
la realidad caótica en la que vivimos, “pretende
hacernos recordar que vivimos en el vacío”.
Este mismo autor presenta en su artículo una
cita de un relato de Murakami, Las granjas incendiadas
4 , donde un personaje que “practica
la pela de mandarinas imaginarias”, afirma: “el
truco no es imaginar que tienes una mandarina
entre las manos sino olvidar que no la tienes”.
Murakami no quiere dejarnos olvidar el
mundo en el que vivimos. Y nuestro mundo
está repleto de ambigüedades. Pero, ¿acaso
alguien nos las explica? Por tanto, si la literatura
se alimenta de la realidad y ha de
ser verosímil, ¿por qué todo habría de tener
sentido? Murakami es capaz de ser fiel a la
realidad rompiendo con la realidad literaria
tradicional, caracterizada por una historia redonda,
unos personajes definidos, un nudo
y un cierre lógico y coherente. Murakami nos
presenta una literatura ambigua, sin solución:
hemos de aprender a vivir con lo ambiguo
en lo literario, igual que vivimos con las contradicciones
y los sinsentidos de nuestra era.
En definitiva, no podemos hacer de la Literatura
una apología de un orden establecido que no
existe –ni jamás existirá– en nuestra realidad.
4 Traducción del título por Castany Prado; el relato
original, “Barn Burning”, se encuentra incluido en la
antología The Elephant Vanishes, no disponible hasta la
fecha en castellano.
144 Esdrújula. Revista de filología
Conclusión: una mirada crítica
La literatura de Haruki Murakami contiene, en
resumidas cuentas, un alto contenido simbólico
y mágico pero, también, una base real y cotidiana
que hace de sus novelas un fenómeno íntimo
y global al mismo tiempo. Murakami rompe
nuestra rutina a través de la fantasía, la magia y
la risa. Sin embargo, no es una ruptura negativa,
sin contenido ni finalidad: este punto de inflexión,
tan radical en esta literatura, no es sino
un llamamiento a un nuevo enfoque. Murakami
construye una realidad y, a través de la contaminación
mágica, la destruye total e irremediablemente:
como consecuencia, sus personajes
han de reconsiderar todo aquello que creían
válido e irrefutable y buscar nuevos caminos,
nuevas metas, nuevas formas de sobrevivir.
¿Por qué no aplicar esta técnica a nuestro
día a día? Vivimos en un mundo que se basa
en unos principios aceptados sin queja por
todos. ¿Por qué no probamos a ser un poco
personajes de Murakami y a no dar nada por
supuesto? Así, la literatura de Haruki Murakami
supone una suerte de “anti-guía” frente a nuestra
realidad: nos enseña a olvidarnos de todo
lo preconcebido, a destruir todas las guías que
nos han movido hasta el momento.
Lo que Murakami pretende, en definitiva,
es hacernos ver que nosotros mismos deberíamos
ser quienes contaminásemos mágicamente
nuestra rutina y, en este nuevo entorno,
aprendiésemos a pensar por nuestros propios
medios.
Bibliografía
Beltrán, L. (2002). La imaginación literaria. La seriedad
y la risa en la literatura occidental. Barcelona:
Montesinos.
Bolaño Sandoval, A. (2010). Paraíso perdido y contracultura
de la imaginación de Haruki Murakami.
Espéculo. Revista de estudios literarios, 44.
Castany Prado, B. (2005). Literatura fantástica japonesa.
El otro mensual, 34.
Cortázar, J. (2009). Historias de cronopios y de famas.
Barcelona: Edhasa.