Reflexiones sobre «El peregrino» de José de Valdivielso

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150 RICARDO ARIAS Criticón, 56, 1992 de los sentidos; y de fe y esperanza en la meta deseada. El peregrinar físico es a veces símbolo y medio del progreso hacia Dios. Pero en la espiritualidad cristiana el énfasis recae con más frecuencia en la transformación espiritual interior del individuo, cuya meta es la unión con Dios, ya sea en el éxtasis encendido del místico en esta vida, o en la total incorporación del cristiano a la Iglesia militante aquí y a la Jersualén celestial en la otra vida. Esta transformación no es sólo asunto individual sino también de toda la comunidad -la Iglesia- a que pertenece y de la que recibe doctrina, alimento y fe. I. El comienzo del camino, versos 1 al 100 El auto se abre con una escena de amarga y dolorosa despedida. Peregrino trata de librarse del abrazo de Tierra para ponerse en camino. La iniciativa es de él. La relación entre ambos es sumamente problemática y tensa. Se le llama madre cinco veces (versos 1, 5, 15, 75, 82), pero también enemigo: "No me puedo dessasir / de ti, madre y enemigo; / ni puedo viuir contigo, /ni sin ti puedo viuir" (81-84). "Madre y enemigo": madre porque de la tierra fue formado y con sus frutos lo sustenta (45-60); enemigo, pues le impide el fin más alto para que fue creado. Entre ellos no hay armonía, sino penas y dolores. Valdivielso evoca la situación de Adán y Eva después de la caída, haciéndose fiel eco del leguaje violento del Génesis 10 : "los surcos... / me abren el pecho" (27-28), "rotas las entrañas (29), "sangrar mis venas" (35), "pan de dolor / entre espinas y entre abrojos, / comprado a precio de enojos / y gotas de mi sudor:" (49-52), "muy buen trabajo me cuesta, / muy buenos dolores passo" (59-60). Peregrino es a la vez representante de la humanidad en general y de cada individuo en particular. El auto es un resumen de la historia de la salvación en general, y también de la historia espiritual del individuo concreto, que bajo la tutela de Verdad descubre y se resuelve a alcanzar su verdadero destino. Peregrino quiere irse porque busca un fin más noble. Como hijo de la tierra, Peregrino es tierra también, y tiene clara conciencia de que lleva dentro de sí a su propio enemigo: "Y assí peregrino parto / de mí mismo peregrino, / que el mismo con quien camino / viene a ser de quien me aparto" (97-100) 11 . Su peregrinación es una alienación de sí mismo, un exilio interior. El viaje tiene lugar en la geografía espiritual del propio hombre. La despedida es deliberada y resuelta (6) sin mórbida conmiseración alguna. Busca su vida eterna (13,15) "que es vida en Dios escondida" (16); quiere ir a Tierra Santa "que es tierra de los vibientes" (7,8), pues aquí abajo no hay cosa segura ni ciudad permanente (9-10). En resolución, le dice: "Déxame que busque el cielo, / pues que fui para él criado" (3-4). La inspiración es de arriba y proviene tanto de la naturaleza ("si el cielo hermoso me guiña / con ojos de sus estrellas" 85-86) como directamente de Dios ("Mas si es que el cielo me llama / y me ofrece su fauor" 93-94). Peregrino acepta la invitación movido del amor (95). 10 El peregrino, lo mismo que todos los autos de Valdivielso, está lleno de referencias a textos bíblicos que hemos identificado en la edición de su Teatro Completo, en las notas al auto. Véase también el capítulo VI, "José de Valdivielso y la popularización bíblica" del estudio de J. M. Aguirre, José de Valdivielso y la poesía religiosa tradicional, Toledo, Diputación Provincial, 1965, pp. 165-172. 11 Esta sección presenta una fuerte dicotomía, profunda e irreconciliable, entre el alma y el cuerpo, el espíritu y la carne, y las aspiraciones de uno y otra. Valdivielso, que cita la Biblia con tanta frecuencia y acierto, está en este punto dentro de la tradición platónica y agustiniana, más que dentre de la tradición bíblica, según la cual esta carne y espíritu forman un todo bueno e indisoluble, elevado a la más alta dignidad por la encarnación de Cristo. Véase el inigualable estudio de Cipriano Vagaggini, O.S.B., The Flesh Instrument of Salvation. A Theology of the Human Body, translated by Rev. Charles Underhill Quinn, Staten Island, N.Y., Alba House, 1969.

REFLEXIONES SOBRE EL PEREGRINO DE VALDMELSO 151 Este primer apartado es de rico contenido psicológico: se acepta la invitación de arriba, se rompen las amarras terrenas y se da comienzo a un largo viaje. Se sientan los términos de la jornada: comienza en la tierra; termina en el cielo. Se busca una tierra nueva y un mundo nuevo, una ciudad permanente, la vida eterna. Tierra es madre, pero es también enemigo; al final encontrará una madre verdadera -la Iglesia. Se habla del pan de dolor (49) y de que nada le deja satisfecho ("nada me harta" 79), motivos que, siquiera de una forma negativa, son una primera referencia al tema eucarístico que tanta importancia cobrará al final. II. Primera encrucijada: la lección del sueño, versos 101-300 Apenas separado de Tierra, Peregrino cae dormido. Si el camino es una metáfora de la vida, las bifurcaciones y encrucijadas son, a su vez, metáforas apropiadas de las disyuntivas que el caminante debe resolver para llegar a la meta. Una tradición antiquísima así lo venía repitiendo. Dos elementos, ambos de origen clásico, le dan forma definitiva. El filósofo Pitágoras (ca. 582 a. de C.-507 a. de C.) representó el decurso de la vida como una i griega (Y), cuyos trazos superiores indican los caminos del bien y del mal. El apologista cristiano Lactancio (ca. 260-340) fue el primero que acomodó la Y pitagórica a un uso cristiano en su De divinis institutionibus (ca. Hesiodo, en su Erga 290 y siguientes, habla de la elección entre dos caminos, uno que lleva a la arete (virtud) y otro a la kakia (vicio). Pero la popularidad del tema se debe al filósofo sofista Pródico (ca. 460 a. de C.-ca. 399 a. de C). Jenofonte, en sus Memorias de Sócrates, II, 1.21-34, pone en boca de éste la historia que Pródico solía contar a grupos de oyentes: El joven Hércules, cercano a la primera madurez, se sentó a meditar, en un lugar retirado, qué rumbo de vida tomaría. Le pareció entonces que veía a dos mujeres que se le acercaban, ofreciéndose a guiarlo por sus respectivos caminos cuyas propiedades describen con detalle. Una representa el vicio, la otra la virtud. El camino de aquélla es fácil y agradable; el de ésta es largo y difícil 13 . Lo que aseguró al tema un uso continuo en la tradición cristiana fue el haberlo usado Cristo en sus sermones (Mateo 7,13-14; véase el texto en la nota 4 más arriba). Tema y contenido quedan así cristianizados: el peregrinar humano se convierte en una imitación de Cristo; aún más, para llegar a él, hay que ir por él, pues afirmó que él mismo es el camino y la meta 14 . Por otra parte, escritores cristianos posteriores se seguirán aprovechando de muchos detalles de la tradición clásica. En el auto de Valdivielso, Peregrino cae dormido al momento mismo de comenzar el camino. En el relato de Sócrates, el encuentro de Hércules con las damas tiene algo de sueño o aparición (le pareció que veía a dos mujeres). La fábula de Hércules, desconocida durante la Edad Media, reapareció primero entre los humanistas alemanes del siglo XV, y luego en el resto de Europa. 12 W. Harms, Homo viator..., p. 49. 13 Además de la obra de Jenofonte, véanse el eruditísimo estudio de W. Harms, Homo viator..., con abundante bibliografía, y el de Gothard K. Galinski, The Herakles Thème. The Adaptations ofthe H ero in L'tierature from Horner to the Twentieth Century, Totowa, N. J., Rowman & Littlefield, 1972. 14 La ejemplaridad de Cristo se subraya en varios momentos: "Pues con cruz, juncos y acotes, / Christo este camino anduuo" (211-212); "Dios le anduuo, Peregrino, / y con una cruz cargado. / Y pues él delante va, / sigúele, la tuya a cuesta" (195-198). Se oyen ecos claros de la invitación de Cristo: "El que quiera venir en pos de mí, niegúese a sí mismo y tome su cruz y sígame" (Mateo 16, 24). En el evangelio de san Juan dice Cristo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (14, 6). Consúltese a Jesús Castellano Cervera, "Cristo imagen y camino del hombre nuevo", Seminarium 21, 1981, pp. 700-721.

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<strong>de</strong> los sentidos; y <strong>de</strong> fe y esperanza en la meta <strong>de</strong>seada. El peregrinar físico es a veces símbolo y<br />

medio <strong>de</strong>l progreso hacia Dios. Pero en la espiritualidad cristiana el énfasis recae con más<br />

frecuencia en la transformación espiritual interior <strong>de</strong>l individuo, cuya meta es la unión con Dios,<br />

ya sea en el éxtasis encendido <strong>de</strong>l místico en esta vida, o en la total incorporación <strong>de</strong>l cristiano a la<br />

Iglesia militante aquí y a la Jersualén celestial en la otra vida. Esta transformación no es sólo<br />

asunto individual sino también <strong>de</strong> toda la comunidad -la Iglesia- a que pertenece y <strong>de</strong> la que recibe<br />

doctrina, alimento y fe.<br />

I. El comienzo <strong>de</strong>l camino, versos 1 al 100<br />

El auto se abre con una escena <strong>de</strong> amarga y dolorosa <strong>de</strong>spedida. Peregrino trata <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong>l<br />

abrazo <strong>de</strong> Tierra para ponerse en camino. La iniciativa es <strong>de</strong> él. La relación entre ambos es<br />

sumamente problemática y tensa. Se le llama madre cinco veces (versos 1, 5, 15, 75, 82), pero<br />

también enemigo: "No me puedo <strong>de</strong>ssasir / <strong>de</strong> ti, madre y enemigo; / ni puedo viuir contigo, /ni<br />

sin ti puedo viuir" (81-84). "Madre y enemigo": madre porque <strong>de</strong> la tierra fue formado y con sus<br />

frutos lo sustenta (45-60); enemigo, pues le impi<strong>de</strong> el fin más alto para que fue creado. Entre ellos<br />

no hay armonía, sino penas y dolores. <strong>Valdivielso</strong> evoca la situación <strong>de</strong> Adán y Eva <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

caída, haciéndose fiel eco <strong>de</strong>l leguaje violento <strong>de</strong>l Génesis 10 : "los surcos... / me abren el pecho"<br />

(27-28), "rotas las entrañas (29), "sangrar mis venas" (35), "pan <strong>de</strong> dolor / entre espinas y entre<br />

abrojos, / comprado a precio <strong>de</strong> enojos / y gotas <strong>de</strong> mi sudor:" (49-52), "muy buen trabajo me<br />

cuesta, / muy buenos dolores passo" (59-60).<br />

Peregrino es a la vez representante <strong>de</strong> la humanidad en general y <strong>de</strong> cada individuo en particular.<br />

El auto es un resumen <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la salvación en general, y también <strong>de</strong> la historia espiritual<br />

<strong>de</strong>l individuo concreto, que bajo la tutela <strong>de</strong> Verdad <strong>de</strong>scubre y se resuelve a alcanzar su verda<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong>stino. Peregrino quiere irse porque busca un fin más noble. Como hijo <strong>de</strong> la tierra, Peregrino es<br />

tierra también, y tiene clara conciencia <strong>de</strong> que lleva <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí a su propio enemigo: "Y assí<br />

peregrino parto / <strong>de</strong> mí mismo peregrino, / que el mismo con quien camino / viene a ser <strong>de</strong> quien<br />

me aparto" (97-100) 11 . Su peregrinación es una alienación <strong>de</strong> sí mismo, un exilio interior. El viaje<br />

tiene lugar en la geografía espiritual <strong>de</strong>l propio hombre.<br />

La <strong>de</strong>spedida es <strong>de</strong>liberada y resuelta (6) sin mórbida conmiseración alguna. Busca su vida<br />

eterna (13,15) "que es vida en Dios escondida" (16); quiere ir a Tierra Santa "que es tierra <strong>de</strong> los<br />

vibientes" (7,8), pues aquí abajo no hay cosa segura ni ciudad permanente (9-10). En resolución, le<br />

dice: "Déxame que busque el cielo, / pues que fui para él criado" (3-4). La inspiración es <strong>de</strong> arriba<br />

y proviene tanto <strong>de</strong> la naturaleza ("si el cielo hermoso me guiña / con ojos <strong>de</strong> sus estrellas" 85-86)<br />

como directamente <strong>de</strong> Dios ("Mas si es que el cielo me llama / y me ofrece su fauor" 93-94).<br />

Peregrino acepta la invitación movido <strong>de</strong>l amor (95).<br />

10 El peregrino, lo mismo que todos los autos <strong>de</strong> <strong>Valdivielso</strong>, está lleno <strong>de</strong> referencias a textos bíblicos<br />

que hemos i<strong>de</strong>ntificado en la edición <strong>de</strong> su Teatro Completo, en las notas al auto. Véase también el<br />

capítulo VI, "<strong>José</strong> <strong>de</strong> <strong>Valdivielso</strong> y la popularización bíblica" <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> J. M. Aguirre, <strong>José</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>Valdivielso</strong> y la poesía religiosa tradicional, Toledo, Diputación Provincial, 1965, pp. 165-172.<br />

11 Esta sección presenta una fuerte dicotomía, profunda e irreconciliable, entre el alma y el cuerpo, el<br />

espíritu y la carne, y las aspiraciones <strong>de</strong> uno y otra. <strong>Valdivielso</strong>, que cita la Biblia con tanta frecuencia y<br />

acierto, está en este punto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tradición platónica y agustiniana, más que <strong>de</strong>ntre <strong>de</strong> la tradición<br />

bíblica, según la cual esta carne y espíritu forman un todo bueno e indisoluble, elevado a la más alta<br />

dignidad por la encarnación <strong>de</strong> Cristo. Véase el inigualable estudio <strong>de</strong> Cipriano Vagaggini, O.S.B., The<br />

Flesh Instrument of Salvation. A Theology of the Human Body, translated by Rev. Charles Un<strong>de</strong>rhill<br />

Quinn, Staten Island, N.Y., Alba House, 1969.

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